Por: Armando Valladares-
Todos saben lo sucedido. Trump se enfrentó a la campaña mediática más sucia de toda la historia política del MUNDO. Pensada, pagada y organizada por el Partido Demócrata y apoyada en algunas ocasiones por el establishment del Partido Republicano, unas veces abiertamente y otras desde las sombras y la intriga, por quienes solo pensaron en su orgullo y en sus ambiciones frustradas, y no en lo que significaba para este país la elección de Hillary Clinton. No tuvieron el valor de definirse, se olvidaron que los líderes tienen que tomar decisiones y correr el riesgo de equivocarse. Decía José Martí que “en épocas de crisis políticas, la neutralidad era una zona reservada a la cobardía.”
Darle las espaldas a Trump fue un acto irresponsable, que puso en peligro los cimientos morales y la seguridad de esta gran Nación, era abrirle las puertas a la corrupción “legalizada”, a la desmoralización de los valores que hicieron grande a este país, ese objetivo que el Presidente Obama inició y que continuaría Hillary Clinton si era electa junto a su esposo, violador de menores, uno de los depredadores sexuales que visitó 26 veces la Isla del magnate del Partido Demácrata, Jeffrey Epstein para las orgias con menores.
Esta pareja de delincuentes, y toda esa pandilla del cartel Clinton iban a convertir esta sociedad en una versión de la Roma decadente, desmoralizada, destruyendo hasta el último de sus cimientos.
Pero no estaban solos en ese empeño. Los respaldó y apoyaron todos los canales de TV, excepto Fox y todos los periódicos, excepto el Wall Street Journal.
Mintieron, le atribuyeron decenas de declaraciones que Trump nunca hizo y ocultaron otras. La misma prensa que convirtió a Fidel Castro en un romántico Robin Hood; la misma prensa que convirtió al Che Guevara en un ídolo a imitar por las juventudes del mundo, esa misma prensa que convirtió a Cuba “en una potencia médica”, convirtió a Trump en una especie de monstruo, como si hubiese sido un asesino en serie, un pedófilo empedernido, el capo Universal de la droga. SI, aunque a muchos periodistas, que honran esa profesión, no les guste, esa es la verdad.
Nunca he podido entender porque a periodistas dignos y decentes, les molesta cuando se señalan a esos otros. Pienso es un exceso de solidaridad, mal entendida. Cuando un periodista utiliza el privilegio de llegar a miles de personas, para engañarlas, para desinformarlas, para manipularlas, se convierte en una amenaza para la sociedad.
Y en esta campaña presidencial se mintió, se desinformó, se manipularon las noticias en contra de Donald Trump. Esos periodistas prostituyeron la profesión, verdaderas hetairas de nombres prestigiosos en la profesión se vendieron como vulgares rameras.
El 91% de la cobertura a Trump fue negativa. La famosa declaración de Trump diciendo que por la frontera entraban mejicanos cargados de drogas, violadores, terroristas etc etc, terminaba agregando “y asumo que también entran buenas personas.” (textual). Esta última frase a los dos días desapareció de la prensa.
Aquí en Miami se organizó una campaña diciendo que Trump se había referido a todos los mejicanos,(cosa esta falsa, solo se refirió a los que entraban ilegalmente) y lanzaron el slogan de “TODOS SOMOS MEJICANOS. Después dijeron que se habían referido a todos los hispanos, mentira también. Se llegó a decir que Trump había declarado que entraban mejicanos terroristas. En programas de radio, se mintió, se manipularon las noticias, se ocultó las que favorecían a Trump y se callaron las verdades de los escándalos y corrupción de la Clinton. Muchos de los que solo escuchaban esos programas, nunca se enteraron de lo que pasaba. Los dos canales de TV hispanos participaron de toda aquella conspiración uniéndose al lema de “PARAR A TRUMP’.
Con el triunfo de Trump se vino abajo toda esa campaña mediática. Llegaron a creerse sus propias mentiras, crearon un círculo artificial, y se mentían unos a los otros. Los cerebros grises de la sociedad, los “analistas políticos” más brillantes, excelsos e iluminados “demostraban” porque Hillary Clinton iba a ganar las elecciones y Trump –como dijo uno de esos gurus políticos- no lograría ni el 20% de los votos.
Había que ver y escuchar a aquellos comentaristas y analistas demócratas de renombres encumbrados, en la pingorota de la fama y el conocimiento, desde lo alto de sus tronos excelsos, ilustrar a la masa acéfala e inculta sobre las bondades, cualidades y bendiciones que traería a este país la elección de la Clinton. Por los micrófonos y las cámaras desfilaron los doctores, altos funcionarios de otras administraciones demócratas, sabios llenos de estadísticas y argumentos respaldando a la delincuente mayor.
Cuando al Príncipe Saudí, en New York, le preguntaron sobre las elecciones, declaró que le interesaban mucho y que Arabia Saudita estaba financiando el 25% de la campaña de Hillary Clinton. Este Príncipe no sabía que aceptar dinero de otro país para campañas políticas es un delito en EEUU. ¿Qué dijo la prensa complaciente? Nada. ¿Qué dijeron los líderes demácratas? NADA. No les importaba que su candidata aceptara dinero del país que financió a los que dinamitaron las Torres Gemelas.
Llegaron al clímax de la aberración, negando la gravedad del contenido de los correos de Wikileaks, diciendo que eran chismes de aldea…para ellos el enriquecimiento de los Clinton vendiendo información al enemigo, el desacato; la destrucción a martillazos de los teléfonos y computadoras; los escándalos de la Fundación Clinton; la venta a Putin del 20% de la reservas de Uranio de EEUU, a cambio de una comisión de 100 millones de dólares, todo eso no tenía importancia.
La corrupción escandalosa del Director del FBI, de la Fiscal General, Loretta Lynch (Foto de la izquierda) que se acogió a la Quinta Enmienda…lo que se ha visto con esta administración demócrata no tiene precedentes en la Historia de EEUU. Pienso que eso ocurre cuando se tienen los mismos niveles de moral y principios.
Al traficante de cocaína, no le importa compartir con otro traficante, y sentarse a cenar con él, e integrarlo al círculo de sus amistades. Son perros de la misma jauría.
Todo estaba preparado. Ya se habían repartido los cargos futuros. Había puestos importantes para activistas del patio. Ya la direccion de Radio Martí había sido asignada. Que todo se sabe. Y entonces comenzaron a publicarse más cables de Wikileaks. El pueblo tuvo acceso al internet. Se conoció al detalle la podredumbre, la corrupción, las traiciones a sus propios camaradas en el caso de Sanders, la carencia de escrúpulos.
Y ocurrió lo que no podía suceder…se les cayó el mundo encima, de nada sirvieron los TRES millones de votos fraudulentos depositados ilegalmente en California, los cientos de miles en Virginia, en New York, donde hubo quienes votaron siete veces. El fraude en Broward y muchas otras ciudades.
Revolcándose en su propia hiel y amargura, prepotentes y soberbios comenzaron a calificar a los que votamos por Trump como la chusma inculta, los no educados, los que no se bañan ni se lavan la boca, y no tienen dientes, los que no fueron al colegio.
Los Doctores, los Master, los intelectuales, los educados y cultos, los leídos y escribidos, no lograron convencer con sus mentiras a más de 65 millones de norteamericanos. Trump barrió con ellos. El pueblo barrió con ellos. Auguraron que los demócratas ganarían el Congreso, el Senado, las gobernaturas; pero ocurrió TODO LO CONTRARIO.
Amenazaron con todo. Si elegían a Trump, dijeron los sesudos economistas demócratas, se repetiría la crisis del 1929, las bolsas se derrumbarían, habría hambre, miseria, muerte, desolación, desempleo total, el fin del mundo, el Apocalipsis. Compararon a Trump con Hitler, con Chávez, con Maduro, lo acusaron de ser una agente infiltrado de los Clinton.
En la rabieta y el pataleo ordenaron a los empleados de las oficinas de campaña de la candidata demócrata que se trasladaran a más de 50 ciudades ganando 18 dólares la hora y se organizaran para manifestar contra la legítima elección de Trump. Los instruyeron para que crearan disturbios. En Oregon detuvieron a 112 de estos manifestantes; 70 no eran de Oregon. Quemaron automóviles, destruyeron negocios. Las banderas rojas de la hoz y el martillo y los retratos del Che encabezaban las manifestaciones contra el Presidente electo. No hay precedente en la Historia de EEUU de algo como esto.
Tres jóvenes afroamericanos sacaron de su automóvil a un anciano simpatizante de Trump y lo patearon, le dieron una paliza brutal. Tres muchachas afroamericanas, le hicieron lo mismo a una estudiante blanca porque dijo simpatizaba con Trump. La chusma demócrata enfurecida, siguió por semanas, en manifestaciones, destruyendo propiedades y están financiadas por la campaña de Hillary Clinton.
Están recogiendo firmas, EN UNA PLATAFORMA DE Soros llamada Change.org para que el 19 de diciembre, el Colegio Electoral, quite a Trump y nombre Presidenta a Hillary Clinton Tenían la semana pasada más de TRES MILLONES de firmas.
Se olvidan que gracias a la Enmienda 2 que los demócratas y sus cúmbilas y compañeros de pachanga, los comunistas, han soñado con eliminar, a los más de TRESCIENTOS MILLONES DE ARMAS que hayen los hogares norteamericanos.
Soros (foto), chivato de los Nazis cuando estuvo en un campo de concentración , y el mayor donante al Partido convocó a una reunión en Washington de tres días con otros billonarios demócratas y dijo públicamente que esa reunión era para discutir cómo utilizar sus fortunas para “aniquilar” a Trump y usó la palabra “aniquilar” contra el Presidente de los EEUU.
Esas manifestaciones han continuado. Esos atropellos de la escoria demócrata ha seguido. Pero ninguno de los periodistas- activistas ha dicho una sola palabra contra toda esa violencia
No se ha escuchado a un solo dirigente del Partido, desde la Clinton hacia abajo, decir una sola palabra de crítica a esas manifestaciones, a esos actos de violencia. No he visto a uno solo de los líderes demócratas locales, abrir la boca para pedir terminen esos métodos antidemocráticos. El que calla otorga- dice el refrán-.
El New York Time y canales de TV y periodistas han dicho ”humildemente” que se equivocaron. MIENTEN, NO SE EQUIVOCARON. La equivocación es un acto inspirado en la buena fe. No hay mala intención en la equivocación.
Cuando CNN le mandaba a escondidas a la Clinton las preguntas que le harían en una entrevista, NO SE EQUIVOCABAN. Cuando los canales de TV le pedían a Podesta que le mandaran una lista de las preguntas que Hillary Clinton quería que le hicieran, NO SE EQUIVOCABAN. Cuando Podesta les ordenaba que en encuestas a mil personas 800 tenían que ser demócratas y lo hacían: NO SE EQUIVOCABAN
Cuando Podesta les pedía que siempre en las encuestas hicieran trampas y agregaran puntos extras a Hillary Clinton y lo hacían NO SE EQUIVOCABAN. Cuando desprestigiaban a Trump atribuyéndole declaraciones que nunca hizo, NO SE EQUIVOCABAN.
Si todos esos periodistas tuvieran un átomo de veuigüenza, un ripio de dignidad—que no tienen—debían de renunciar
a una profesión como el periodismo que debe ser la conciencia de la sociedad. Nada es más aborrecible y despreciable que un periodista cuando miente de forma intencional traicionando una profesión tan hermosa como esa.
Recordarles el pensamiento de Marti: “La palabra se ha hecho para decir la verdad, no para encubrirla,” sería tan inútil como regalarle una orquidea a una vaca, posiblemente se la comería sin descubrir siquiera la exótica belleza de la flor.
Pero están como si nada hubiese pasado, como si nada hubiesen hecho y ahora son ”admiradores” de Trump. !Que desparpajo.! Trump todavía no está gobernando, y ya están criticándolo por la cosas malas que todavía no ha hecho y que ya ellos saben que va a hacer. Son visionarios, pero no pudieron ver la derrota, la paliza monumental que el pueblo les dio. Ya Trump “va a fabricar hoteles en Cuba, campos de golf etc etc… es un espía de Putin” y hasta con su hijo ,un niño de diez años se están ensañando.
Para ellos el desprecio absoluto y el aborrecimiento del pueblo. Tienen un lugar reservado en el estercolero de la Historia. Sus voces, sus imágenes, sus artículos serán un recordatorio de lo que nunca debe hacer un periodista.
“CNN acaba de informar que el fallecido líder de la revolución cubana, Fidel Castro fue un hombre muy humilde, que lo dio todo por su pueblo y que su humildad y sencillez se demostraba en el hecho de que no había en Cuba ni una sola calle que llevara su nombre”.
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