REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
Hace algunos años el Consejo para el Desarrollo
Económico de la ciudad de Tucson en EU, produjo un creativo video para promover
el que, las diversas fuerzas del capital internacional arribaran a esa ciudad
del viejo oeste americano. La estrella del video era un clásico vaquero salvaje
y montaráz, quien cansado y sediento llegaba al pueblo pero, en aquella era del
viejo oeste y su salvaje entorno que tan famoso lo haría. En la primera esquina
encuentra a un anciano, al cual interroga donde encontrar un lugar para tomar
un trago, comer algo, y pasar la noche.
Luego de recibir las instrucciones, el vaquero
inicia su camino hacia el sitio indicado pero, al doblar la primera esquina, como
el programa La Dimensión Desconocida, en lugar de encontrar la clásica
cantina—posada tan peculiar del viejo oeste, se topa con uno de los mas bellos
y modernos hoteles con sus campos de golf, discotecas, restaurantes cinco
estrellas, bares de lujo. Espantado el vaquero regresa con el anciano y exclama:
“Este es un pueblo muy raro, yo mejor sigo mi camino. ¿Dónde puedo tomar la
diligencia?” El anciano de nuevo le da las instrucciones las que el vaquero
sigue al pie de la letra pero, al doblar la siguiente esquina, se topa ahora
con el moderno aeropuerto de la ciudad. Espantado de nuevo entonces se roba un
caballo para salir despavorido del pueblo.
La parábola del vaquero y su horripilante encuentro
con un desconocido universo que, lo arropa de confusión cuando la historia le
tiende un puente para cruzar el rió de los tiempos y, trasladarlo sin herramientas
al mundo de la tecnología del microchip pero, sin escalas de su punto de origen.
Me viene a la mente cuando escucho las sesudas explicaciones y reclamos de
multitud de analistas los que, ante este nuevo mundo de la economía del siglo
XXI el cual, al igual que al vaquero, les produce un pánico irracional y los empuja
a regresar a su apacible ambiente del siglo XIX. Pero no sin antes perdidos y confundidos,
tratar de explicar la era moderna utilizando sus anticuadas herramientas.
Puedo entender el que, en los preliminares de
lo que ya será un año de elecciones, demócratas y legionarios hagan gala con
sus erupciones de ignorancia que a veces raya en la estupidez. Más cuando veo
no tienen las armas letales que portaban en la campaña de Clinton cuando, en
medio de una recesión pudieran inventar el grito: “Es la economía entupido”—Entiendo
el que desesperados arrebaten lo que se les venga a la cabeza para; “disparando
desde la cintura,” se den a expresar el mismo pánico y frustración del vaquero,
en este caso balbuceando explicar lo tétrico del ambiente economico del país,
cuando al doblar la esquina, se tropiezan con un mundo que no entienden.
En días recientes, tales erupciones fueron
provocadas cuando el FED decidiera no mover los tipos de interés. Pero lo que
no entiendo es que, los analistas de habla hispana con etiqueta de economistas,
sean los más bárbaros e ignorantes en sus erupciones. En las estaciones de
Galavisión, Telemundo y Univisión, todos ellos emergen exhibiendo las mismas
explicaciones tercermundistas, patulecas y sobre todo muy a su estilo,
alarmistas: “Los intereses se congelan porque, en realidad la economía no
crece. Se mantienen bajos para seguir estimulando la economía.” Pero el mas
popular y cantinflesco: “La economía si crece pero, sin crear empleos.”
Bienvenidos a la cibereconomía. Pero ahora
revisemos tan profundas afirmaciones. “En realidad la economía no está creciendo.”
Me parece que este analista se regresó con el vaquero al siglo XIX y, no le
llegan las noticias de que el PIB en el ultimo trimestre, no creció, explotó a
un ritmo del 8.2%. “Los intereses bajos son para estimular la economía.” En
primer lugar Sr. economista—vaquero, una economía que surge al ritmo del 8.2%,
no requiere de estímulos y, en segundo, la función del FED no es estimular
absolutamente nada, sino mantener estabilidad de precios siguiendo las señales
de ese comportamiento económico.
Pero la afirmación mas popular y la más ignorante
es la de aquellos que, definitivamente arribaron no con el vaquero, los
transplantaron rescatados de otra dimensión que parece se pudiera remontar a
los fisiócratas, tan populares en Francia en el siglo XVII; “la economía si
crece pero sin crear empleos.” Me
gustaría escuchar su explicación para éste fenómeno; “el PIB crece un 8.2% y
el desempleo baja del 6% al 5.8%, pero no hay creación de empleos.” ¿Tendrá
algo que ver el que la productividad del país rugió en un histórico crecimiento
del 9.4%? Me parece que estos modernos fisiócratas ahora miden el nivel de
empleo con una regla de madera.
¿Habrán
revisado el documento que informa del más de medio millón de americanos que
cada año inician sus propios negocios y, son ausentes en las estadísticas del
Buró de Trabajo? ¿Habrán revisado el informe del IRS que nos señala el que, el
ingreso de estos empresarios rápidamente se aproxima a 1 Trillón de dólares al
año? Las profecías de James Dale Davison se están finalmente haciendo realidad
cuando escribió: “La cibereconomía y no China será la historia durante los
siguientes 50 años.” El verdadero mercado libre será el Internet despojando a
los gobiernos de su capacidad de controlar, auditar, gravar, amenazar o tan
siquiera estar informado de productos, negocios, transacciones y actores en ese
novedoso mercado.
La nueva economía digital inicia en los países
ricos y desarrollados, un proceso similar al magistralmente descrito por Hernando de Soto en sus dos joyas de libros; “El
Otro Sendero y, Los Misterios del Capital.” En el tercer mundo la economía
informal cada dia toma mas fuerza pero, destinada a operar desde las catacumbas
para defenderse de la voraz burocracia. El problema es que, como guerrilleros
insurgentes, tienen que permanecer en sus trincheras para sobrevivir, privando
al mundo de esa inmensa capacidad sin utilizar, y su explosivo potencial de
crear nueva riqueza.
En los EU la cibereconomía empieza a cubrir
con un suave manto, a millones de actores quienes a través del espacio
cibernético, crean y acumulan riqueza ante un estado—nación que como la iglesia
medieval, ha envejecido junto con sus tradicionales analistas quienes como el
vaquero, pretenden adivinar la hora mirando la posición de la sombra de los
árboles. La ventaja es que, esta nueva cascada de participantes sin el freno
atravesado y la falsarienda de los gobiernos, en el mismo Internet encuentran
todos los servicios de soporte, legales, contables, bancarios, de asesoría, no
solo para sobrevivir, sino para prosperar sin que el gobierno pueda ni siquiera
incluirlos en sus estadísticas.
Y como decía mi amigo Ernesto Yberri:
“Nosotros seguimos sembrando con bueyes y arados de madera.”---ah, y exigiendo
subsidios.
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