Friday, December 9, 2016

El verdadero Estado liberal





“No existe una alternativa viable, inteligente y práctica a las concepciones liberales. Los ataques a un supuesto neoliberalismo de los partidos conservadores y liberales, demuestra una y otra vez un dilema ya muy conocido por todos: la falta de ideas y de creatividad de la izquierda la que, especialmente en México, se sigue manteniendo en ese estado de ofendido bravucón que si no le dan arrebata.”

RICARDO VALENZUELA
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La semana pasada en la ciudad de Madrid, se llevó a cabo la cuarta conferencia de la Fundación Internacional para la Libertad establecida por ese gran humanista, escritor y liberal, Mario Vargas Llosa. Fueron infinidad de temas los analizados en esta convocatoria que congregara a los liberales más prestigiados del mundo, sin embargo, una de las conclusiones más interesantes asentadas es el papel que debe de jugar el estado en una sociedad liberal, resumiéndose en una frase de Harald Klein:

"El liberalismo moderno necesita al Estado, pero no se trata de un Estado cuasimodo como lo conciben los socialistas."

 
No existe otra alternativa viable a las concepciones liberales responsables de la revolución industrial. Ni en los países desarrollados ni en aquellos que están en vía de desarrollo. Los ataques a un supuesto neoliberalismo de los partidos conservadores y liberales, demuestra otra vez un dilema ya conocido: la falta de ideas creatividad de la izquierda.

Después de que protagonistas de las diferentes izquierdas han tratado de dar perfil demoníaco a los partidos liberales culpándolos de todos los males de la humanidad, últimamente se escuchan también, en varias latitudes del mundo, comentarios absurdos acerca de LOS partidos conservadores: Se les acusa de defender el "neoliberalismo"!

Parece muy extraño que los socialdemócratas alemanes clasifiquen de neoliberales a sus aliados en el gobierno – los partidos Demócrata Cristiano y la Unión Social Cristiana. Estos partidos nunca han sido "neoliberales", quizás con la excepción de la persona de Ludwig Erhardt, el verdadero padre de la Alemania moderna quien, a base de sus ideales liberales, levantara al destrozado país de las cenizas de la segunda guerra mundial y ubicarlo como la tercera economía del mundo.

Vale la pena revisar cómo se ha entendido el término neoliberalismo en el pasado, antes de que los globalofóbicos y los enemigos del capitalismo – aquellos que han perdido su propia utopía -lo hayan escogido como un arma contra todo lo que les parece malo y diabólico en el mundo arremetiendo contra ese reflejo de la luna sobre el agua.

La palabra "neoliberalismo" nació en el año 1938 bajo el marco de una conferencia en Paris, en la cual se habían reunido los liberales destacados de la época. Entre ellos estaban el posterior premio Nóbel, Friedrich von Hayek, el "padre" del ordoliberalismo alemán, Walter Eucken y Wilhelm Röpke, un economista y filósofo humanista alemán de los más destacados del mundo.

Ellos pretendían renovar las ideas y valores liberales en un mundo dominado entonces por dictaduras, un mundo que había dejado atrás el libre comercio y que había caído en una crisis económica mundial. Desde su punto de vista, el liberalismo tipo "laissez-faire" de los siglos XVIII y XIX había fracasado por haber admitido la creación de un poder económico a través de monopolios y oligopolios, que a su vez aprovecharon su poder para corromper la política.

Hay que entender que el “laissez-faire” había nacido sin los instrumentos para implementarse de forma justa y, como afirmara Gilberto Valenzuela, era como las piñatas de su niñez en Sahuaripa cuando los niños más grandes se hacían de todas las golosinas. Según los criterios de estos "neoliberales", el Estado no debería limitarse al rol de vigilante sino crear y garantizar las condiciones marco sin las cuales, una comunidad libre no puede convivir en paz y prosperar a largo plazo.

La acusación de la izquierda de que el "neoliberalismo" produce una contradicción artificial entre Estado y libertad, es absurda. Tales ideas a lo mejor son defendidas por unos cuantos atarantados libertarios radicales los cuales confunden "libertad" con "anarquía". En EU, el propietario original de las ideas liberales fue el partido demócrata de Jefferson, sin embargo, su transformación fue tal que hoy día el ser liberal en EU, es equivalente a ser socialista o perredista.

El liberalismo moderno necesita al Estado, pero no se trata de un Estado como lo conciben los socialistas o los socialdemócratas. El Estado liberal se encarga de crear un marco calculable y saludable garantizando la vida, libertad, la seguridad jurídica y la libertad contractual, protegiendo la propiedad privada y la competencia, construyendo un sistema monetario estable que permite y promueve una amplia libertad de mercado.

No se encuentra a ningún representante liberal de importancia que rechace una protección financiera básica para gente que se encuentra en situaciones precarias. Con su concepto de la tributación negativa, Milton Friedman dio un ejemplo de cómo una estructura de esta naturaleza podría funcionar de forma justa y eficiente.

No debemos olvidar de que el Estado liberal no es de ninguna manera una maquina redistributiva. Los que piensan que la solidaridad ciudadana crece cuando se le quita a uno y para darle a otro, están ciegamente equivocados. Al contrario: el Estado liberal respeta los derechos a la libertad dentro de un sistema establecido; no es un Estado que prescribe a sus ciudadanos, en forma paternalista, cómo deberían vivir o desarrollar sus vidas.

Un estado liberal es aquel que sienta el marco para que los individuos se den a la creación de riqueza la que, en la estructura de un mercado libre, de forma automática se distribuye de acuerdo a la aportación que cada actor ejecuta en el proceso productivo. Un verdadero estado liberal no permite monopolios de ninguna naturaleza ni permita la formación de empresarios tipo Barry Bonds, como los ha bautizado Anastasia O’Grady, quienes con los esteroides del estado se convierten en billonarios y los más ricos del mundo, en los países más pobres.

Este tema es brillantemente expuesto por mi admirado amigo y gran escritor, Carlos Alberto Montaner, en su excelente revisión que hace del nuevo libro; Capitalismo Bueno y Malo. Pero es tema que trataremos en la siguiente cita con ustedes.

Estas consideraciones muestran claramente que los partidos conservadores no son representantes del neoliberalismo. En la mayoría de los casos, ellos tienen una alta responsabilidad en la creación de Estados regordetes y altamente endeudados. La sola palabra conservador, claramente nos indica alguien que pretende mantener el statu quo siempre opuesto a cualquier cambio o reforma. ¿Suena familiar señores congresistas mexicanos?

No existe una alternativa viable, inteligente y práctica a las concepciones liberales. Los ataques a un supuesto neoliberalismo de los partidos conservadores y liberales, demuestra una y otra vez un dilema ya muy conocido por todos: la falta de ideas y de creatividad de la izquierda la que, especialmente en México, se sigue manteniendo en ese estado de ofendido bravucón que si no le dan arrebata

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