Alberto
Mansueti
“El hielo de los polos se derrite” vocean los
eco-alarmistas del “cambio climático”, que se meten en su casa de Ud., por los tele-canales
History, NatGeo, Discovery, y otras fuentes en esa línea: asustar al público. Pues
resulta que simplemente no hay base científica para semejante declaración. Más
bien los hechos duros, registrados según técnicas rigurosamente científicas,
apuntan en sentido contrario.
En septiembre de 2014, la NASA se vio obligada a
informar los resultados de su medición en la capa de hielo marino de la
Antártida (Polo Sur): 20,14 millones de Km2, la mayor extensión conocida desde
que se hacen mediciones confiables, hace más de tres décadas. Y en 2013 y 2014,
el hielo en el Ártico (Polo Norte) también creció: el mínimo de verano,
septiembre de 2014, fue de 5.02 millones de Km2, o sea 1,6 millones más que en
2012.
“Los osos polares se extinguen”, también nos
amedrentaron los militantes de la “Lista Roja de Especies Amenazadas”, de la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), creada en
1963 para hacer un “inventario” sobre la conservación de todas las especies
animales y vegetales en el planeta. Ahora es uno de los más agresivos batallones
de combate del IPCC, Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático,
establecido por la ONU en 1988.
Pero como ha ocurrido en otros casos, el temor es
infundado. Ante las críticas de grupos, redes y organizaciones de
“eco-escépticos”, la UICN se vio obligada a admitir que “cometió algunos
errores de cálculo”, porque la población de osos polares en el mundo es ahora 4
a 5 veces más grande que hace 50 años: eran unos 5.000, y ahora son unos 25.000.
El Dr. Michell Taylor, biólogo canadiense, que se especializa en osos polares,
informó que los habitantes indígenas de ciertas zonas árticas se ven obligados
a cazarlos, para controlar su crecimiento numérico, una amenaza real para una
especie biológica en particular: la especie humana, las familias residentes en
esas tierras, que a los eco-mentirosos les importa un rábano.
Los programas de la televisión para niños pintan a
nuestros pequeños una imagen idílica y romántica de los osos polares, y de
cuanto animal suelto haya por el mundo, presentándoles como seres inofensivos,
amables y cariñosos. Pero en la realidad no es así. Hay una Agenda oculta, claramente
política: dibujan a los animales como “humanizados”, para avanzar las leyes que
les confieren “derechos”. Y el público infantil es el más fácil de manipular.
En 2008 estalló el “Climategate”: la mentira del “calentamiento
global”, propagandizada ampliamente por el IPCC., quedó al descubierto, cuando
se filtraron unos Emails intercambiados entre “científicos” de EE.UU. y del
Reino Unido, claramente probatorios de fraudes en las cifras, y en muchos casos
de una grosera manipulación de datos, con la finalidad de “proteger” las
hipótesis políticamente útiles, y ponerlas a salvo, aunque de manera fraudulenta,
respecto de comprobaciones realmente científicas, que cuestionaban severamente
o negaban de plano las especulaciones alarmistas.
La conspiración dejó de ser una “teoría paranoica”,
para convertirse en un hecho innegable e indiscutible. Los Emails trajeron a la
luz toda clase de maniobras de descrédito contra los verdaderos científicos “eco-escépticos”, de diversas y variadas disciplinas, para
impedirles publicar en las “revistas arbitradas”, cuya imagen de seriedad
profesional quedó gravemente lesionada. Y para negarles u obstaculizarles asimismo
a estos científicos “disidentes” su merecido acceso a cátedras en Universidades
influyentes, a las nominaciones para premios y reconocimientos, promociones, etc.
Algunos afectados han reconocido la autoría de Emails
sorprendentes pero muy ilustrativos del lote, por ej. algunos que hablan sobre
llamadas telefónicas de tipo inquisitorial a medios “afines” como la BBC,
recriminando agriamente a sus editores haber “permitido” publicarse un informe
algo incómodo para las tesis políticas del IPCC. Otros Emails hablan de algunos
científicos que presionan a empresas como Siemens, Esso y Exxon, a fin de
obtener dinero “para sus investigaciones”. En algunos Emails sus autores
expresan su alegría por la muerte del eco-escéptico australiano John Lawrence Daly
en 2004, o su deseo de "dar una paliza" al también eco-escéptico
Patrick Michaels, del Instituto Cato.
Otros comentan en privado sus dudas sobre las
especulaciones, publicadas y repetidas hasta la saciedad, en apoyo de las
teorías políticas del “cambio climático”. No obstante ello, ofrecen plenas
seguridades de que jamás revelarán en público sus dudas, a fin de no
comprometer la causa que todos defienden en común. Cualquier semejanza con
estilos mafiosos, vale preguntar, ¿es mera coincidencia? Estos “científicos”,
¿no se parecen a “Los Soprano”?
El escándalo estalló fuerte en las redes de
Internet, pero no pudo ser ignorado u ocultado por la “gran prensa mundial”:
New York Times, Washington Post o Die Welt, que presentaron después su versión
maquillada del asunto, muy distorsionada, conforme sus Agendas ideológicas, desinformativas
y adoctrinadoras.
¿Pero qué fines persiguen? ¿Cuáles son sus
trasfondos ideológicos? Además de ir contra la verdad, van contra el
capitalismo y la religión cristiana. Van por un eco-socialismo global, en un
Nuevo Orden Mundial, tras un desarrollo “sostenible”, o sea: mínimo, tan reducido
y restringido como decidan Los Jefes Supremos. Un desarrollo energético, industrial
y económico en grado muy bajo, compatible con “los límites del crecimiento”, como
decía el Club de Roma en los años ’70. Neo-Malthusianismo; no es progresismo,
al contrario: es retrocesismo. Nos retroceden a una próxima Edad de Piedra.
Por ej. repiten que “hoy las imágenes reemplazan a
las palabras”; porque nos quieren des-alfabetizar, para llevarnos a la “nueva Era”
de las pinturas tipo “rupestres” (en rocas), en las cavernas. Quien lee,
cuestiona; eso no quieren. Y van también por un Neo-paganismo global, el “mundo
Post-Cristiano”.
Dios mediante, en próximos artículos seguiremos
con las Eco-mentiras. Porque capitalismo y cristianismo son inseparables. Pero lamentablemente,
los defensores del capitalismo, y la enorme masa de los cristianos en general,
lo ignoran. Lo saben en cambio, y muy bien, sus enemigos declarados: los
enemigos del capitalismo, y los enemigos del cristianismo.
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