Thursday, December 22, 2016

CONVERSACIONES CON GILBERTO VALENZUELA VI

REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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Desde Agua Prieta parte el ejército del norte hacia la toma de la capital del país y Carranza al ver que su gobierno se desintegraba, abandona la capital el 7 de Mayo para que en su huida cobardemente fuera asesinado en la sierra de Puebla. Don Adolfo ya como Presidente interino, me distinguió invitándome a ocupar la Secretaria de Gobernación, pero por contar con solo 29 años de edad y siendo 35 la requerida, pasaba a ocupar la cartera con nombramiento de Sub secretario. Después de 10 años del inicio de la lucha armada, la situación de Mexico era dramática; la economía estaba en ruinas, se habían perdido un millón de vidas.



Como responsable de la politica interna del país, me tocaba enfrentar una situación también caótica en la cual todos los revolucionarios querían parte del poder durante tantos años concentrado en la figura de don Porfirio, ahora desparramado y sin instituciones para darle cauce. El país estaba ahora bajo el control de hombres del norte y nuestra cultura y estructura de valores politicos, eran muy diferentes a los del resto de los mexicanos. Yo como abogado y apóstol del estado de derecho, basaba mi actuación en ello, la aplicación de la ley. Pero en un país en el cual el estado de derecho era producto desconocido, mi estilo desde luego causaba descontento.

En 1917 se había elaborado la nueva Constitución que de forma radical anulaba el sentido liberal individualista de la de 1857, creando un entorno para el desarrollo del corporativismo. Lo interrumpo en ese momento. No entiendo, si todos los líderes de la revolución eran liberales; ¿Por qué es que se elaboró una Constitución que nada tenía de liberal? Buena pregunta me revira. Como ya te había explicado, a principios del siglo se inició algo que vino a generar una capirotada de ideologías, es decir, una revoltura en la cual ya nada era claro. Los hermanos Flores Magón que fueran tal vez los mas fieros opositores del régimen de Diaz, supuestamente eran liberales e inclusive, formaron organizaciones liberales por todo el país. Sin embargo, cuando estaban en el destierro en los EU, su tónica y mensaje cambió de forma radical con ciertos matices comunistas, pero se seguían identificando como liberales.

Jefferson tenía una frase genial que mas o menos decía: “El camino de la historia siempre transitado, es aquel donde la libertad del hombre se encoge mientras el poder del estado crece.” Desde el inicio del siglo el liberalismo era ya atacado por todos los frentes. El origen de la primera guerra mundial fue eso, y cuando los cañones callaban, las sociedades eran menos libres que al inicio. El comunismo avanzaba apoderándose de Rusia y como tal, era música para la infinidad de gente miserable que habitaba todos los países del mundo. Marx había elaborado una nueva teoría del valor que confundía a todos los economistas tradicionales y, la basaba en el trabajo del explotado obrero como el lo describía. Por otra parte, el capitalismo era inclusive un concepto nuevo que había aparecido ya en forma, a principios del siglo XIX.

En Mexico y debo insistir, el empaquetado que se le daba al liberalismo era muy desagradable aunque no fuera el verdadero. Para iniciar, desde la era de Juarez lo habían identificado como anticatólico, luego pro negociante que en mi opinión, era la etiqueta más dañina. El verdadero liberalismo era pro consumidor; es decir, el consumidor en un mercado libre debería tener las diferentes opciones para adquirir los mejores productos, a los precios mas bajos—eso es competencia. En Mexico el liberalismo de don Porfirio aun que toleraba a la iglesia católica, no había hecho nada por una reconciliación y, los esfuerzos de su gobierno eran mas para proteger a los inversionistas, a los empresarios, y si para ello debía ir en contra de algunos principios liberales como la libre competencia, lo hacia protegiéndolos.

En la reunión del Constituyente de 1917 en Querétaro, cuando menos de parte de Carranza no había la intención de darle vida a una carta magna de esa naturaleza. Sin embargo, en esa confusión general reinante, sin que nadie lo anticipara, surgió un grupo legislativo con el pincel y la brocha para darle esa avenida. Ahora el estado era el rector de la economía; surgía el ejido a través del cual el estado se reservaba la propiedad de la tierra, y no los campesinos de Zapata. Prácticamente y de forma velada, se abolía el concepto de propiedad al establecer que solamente se respetaba si no era sujeta del bien común, pues entonces podía ser expropiada. Era tal esa nueva influencia, que se incluía el que la educación pública debería de ser socialista, lo que luego se modificaría.

Una de las semillas que fecundara en la rebelión de quienes luego seriamos conocidos como los “hegemonía sonorense,” era precisamente el que, en especial el Gral. Obregón, no estaba de acuerdo en el contenido de la nueva Constitución puesto que él permanecía como liberal puro. Pero ese era el entorno en el que ahora yo me desarrollaba como encargado del despacho en la Secretaria de Gobernación. Lo interrumpo de nuevo. Pero tío, ¿como alguien de solo 29 años de edad se le daba esa grave responsabilidad en una época tan difícil? Pues mira hijo me revira, en aquellos años difíciles los hombres debíamos madurar a gran velocidad, pues los tiempos lo exigían. El propio Obregón al ocupar la presidencia, solo tenía 40 años de edad y ya cargaba un expediente que pesaba toneladas.

Unos meses después el Presidente de los EU Wilson, convoca a la primera asamblea para constituir la Liga de las Naciones, lo que luego se convertiría en las Naciones Unidas. Aun cuando no se invitó a Mexico argumentando lo caótico de su situación, yo fui comisionado para asistir como observador en la ciudad de Ginebra en Suiza, para lo cual se me dio el titulo de Enviado Extraordinario y Plenipotenciario en misión especial. Fue para mi una gran experiencia y el inicio de mi gran romance con la diplomacia y las relaciones internacionales.

El Presidente de la Huerta luego me permitió trasladarme a la ciudad de Paris en la cual permanecí casi un año. Ahí me inscribí en el Instituto de Derecho Internacional y en la Escuela de Ciencias Económicas y Políticas, lo cual fue para mí un gran despertar. Europa en esos momentos no había sido contaminada con las ideas de Keynes quien en esos momentos, era un economista totalmente desconocido y, el viejo continente a pesar de los estragos de la primera guerra mundial, mantenía una vigorosa corriente liberal. La Escuela de Ciencias Económicas y Políticas era el gran centro intelectual de Europa junto con el London School of Economics and Political Science. Ello cambiaría mi vida de forma radical, puesto que aprendía algo que en Mexico no se le daba importancia; economía.


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