Hermosillo, Sonora
Diciembre 20, 2016-
Estimados Amigos:
Ante la grave paralización del país y el
extravío de nuestros líderes, más que sentir optimismo, debemos seriamente preocuparnos
por este 2017 que ya nos asecha amenazante. Pienso ha llegado la hora de seriamente
revisar nuestra triste historia…….para cambiarla.
Uno de los hombres que yo más he admirado, fue
mi tío Gilberto Valenzuela, el número dos en la lista de 16 hermanos
sahuaripeños en la cual mi padre era el 15. Siendo unos 20 años mayor que mi
padre, durante toda su vida fungió como el símbolo que forjara sus valores, su
personalidad y su conducta. Ello me afectaría directamente pues la
responsabilidad de ser su hijo, en muchas ocasiones se convirtió en una carga
demasiado pesada la cual, con humildad acepto, a veces no pude sostener.
Recién graduado del Tec de Monterrey, decidí iniciar mi vida profesional en la ciudad de México lo cual me daría la oportunidad de vivir una experiencia que hasta hoy, ya en el camino hacia esa etapa vital de profunda reflexión, realmente la he llegado a entender y apreciar. En los años que estuve en la capital del país, tuve la fortuna de establecer una relación especial con mi tío que me llevó a reunirme con él cada vez que había oportunidad y siendo un hombre generoso, lo fue también con su tiempo para conmigo.
Las reuniones se iniciaron como un especie de
obligación impuesta por mi padre de visitar al tío, cuando también me
aconsejaba algo que el principio me parecía tedioso—el tomar nota de todos los
temas tratados en esos encuentros. Sin embargo, después del primero y a medida
que avanzaban, más increíble me parecía la aventura al escuchar a este hombre
tan sabio. Nos reuníamos en de su casa cada semana y los encuentros se extenderían
por un periodo de casi tres años. Los temas que se exponían iban desde la
propia vida del tío, que se asemejaba a una película, pasando por la historia,
sociología, filosofía, politica y, un tema que mi tío dominaba como el mejor y
a mi me apasionaba; economía.
Dejé la ciudad de México a mediados de los
años 70 cargado con decenas de hojas manuscritas producto de nuestras
reuniones. Pero luego me sumergía en un mundo diferente, el de logros
materiales, los títulos, los aplausos y las hojas con el material del tío
Gilberto quedaban archivadas en algún mueble del rincón de los olvidos. Pero
como dijo el poeta; avive el alma y despierte, hace un par de años inquieto me
di a la búsqueda de las preciadas minutas y al encontrarme con la frustración
de no dar con ellas, llegué a pensar que las había extraviado al igual que muchos
otros tesoros perdidos durante mi azarosa vida.
Hace unos meses creo haberme sentido igual que
Colon cuando descubriera el nuevo mundo. En el almacén de una casa deshabitada y
luego de absorber el polvo de tantos años, encontraba tan preciado tesoro.
Después de casi 30 años de nuevo estaban ante mí las notas emanadas del
pensamiento de Gilberto Valenzuela. Luego de extraer los documentos e iniciar
su lectura, me parecía imposible aceptar que fuera algo producido por mí. A
medida que avanzaba mi rencuentro con Don Gilberto, su contenido producía algo
semejante a bellas notas musicales que me arrullaban, pero también avivaban mi
conciencia y sentía se corría un nebuloso velo de mi vista.
Me ha tomado tiempo de nuevo leer y asimilar los
viejos apuntes pero, hoy puedo entender infinidad de cosas que me han
obsesionado durante toda mi vida, han provocado grandes frustraciones y sobre
todo, me han impedido el hacer aportaciones cuando me inmovilizaban. Entiendo
mejor la historia de México y cómo hemos llegado al destino que hoy día nos
zarandea. Entiendo en qué parte del camino se desrieló la cultura libertaria
que invadía nuestro país en el siglo XIX. Cultura que, promovía Hidalgo fuera lector
de Locke, Rousseau, Montesquieu, Jefferson y demás liberales del pasado. Por
ello, la ejecución de Miguel Hidalgo no solo cegaba su vida, cegaba también la
verdadera independencia de Mexico tanto que, se paría la caricatura de un
imperio y se gestaba nuestro calvario de los últimos casi 200 años.
Entiendo mejor la lucha de conservadores
contra liberales; entiendo cómo se modificó el liberalismo de Porfirio Diaz a
su imagen y semejanza y, sobre todo, por qué. Entiendo donde quedaron tirados
los principios liberales de Madero y Obregón. Entiendo que, aun cuando Zapata
despreciara el ejido, se instalara como el símbolo más insultante de su fallida
y deforme revolución. Pero, sobre todo, ahora con gran claridad veo la infame
telaraña que tejieron los revolucionarios para mantener al país secuestrado y más
entiendo que mi tío Gilberto, habiendo sido el autor del Plan de Agua Prieta,
nunca hubiera aceptado ser miembro del PRI en su colapso con Calles.
Ahora entiendo el que un hombre de la mente,
de los logros y de la limpieza de Gilberto Valenzuela, se le ignore no sólo en
la historia de Mexico, sino en la de su propio estado, que en fin, fue el gran “enemigo
de la revolución” al rebelarse contra Calles en su Plan Hermosillo y, aun
cuando fracasara en su intento de rescatar la patria de la ruta que nos llevó a
ésta encrucijada, con esa visión profética que lo caracterizaba muy claramente
dibujó el futuro de Mexico….que hoy se ha convertido en nuestro devorador presente,
y lo mas triste, no se mira algún mecánico que destrabe la oxidada maquinaria.
Intento compartir estos viejos apuntes con mis
amigos en una serie de escritos que, debelarán el pensamiento de uno de los
grandes liberales sonorenses; Gilberto Valenzuela. Hoy sólo les entrego un
anticipo con la entrada del Plan Hermosillo que, en mis notas aparece como una
de las frases favoritas de Don Gilberto:
“Tengo que exhibir las ruindades, los crímenes que han regido el
programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista en las filas de
quienes propugnamos por una era mejor. Una era sin un agrarismo a lo Calles que
ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán
insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado la industria, sin
una política económica que consista únicamente en reducción de sueldos de
míseros empleados, que permitan amasar fortunas que se convierten a la postre
en posesiones como Soledad de la Mota, y residencias palaciegas para cortesanas
impúdicas en Anzures y en el fraccionamiento Hipódromo.”
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria
que nos hemos impuesto y terminaré anunciando dentro de pocos días, allí en
Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón, traicionado
por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más
leal de sus discípulos, declararé con voz alta a la faz de la nación, cómo el
cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles,
fraguó y llevó a cabo el proditorio
asesinato del jefe de la Revolución.”
¡Abajo el dominio de Plutarco Elías Calles! ¡Abajo la
imposición! Queremos construir un pueblo libre para pensar, libre para obrar
de acuerdo con nuestras leyes conquistadas a costa de tantos sacrificios!
Hermosillo, Son., febrero de 1929.
Por un nuevo año finalmente, en la
libertad
Ricardo Valenzuela
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