/ EVERARDO ELIZONDO
Trump y los impuestos
The Tax Foundation (TF) es una institución de investigación independiente (un think tank, en inglés coloquial). Fundada en Estados Unidos en 1937, su propósito es educar al público en cuestiones tributarias. Como era de esperarse, no todo mundo cree en su autonomía, pero caben pocas dudas de que se trata de un participante formidable en el debate sobre política fiscal.
Recientemente, TF publicó los resultados (2016) de su Índice Internacional de Competitividad Impositiva. De acuerdo con la institución, el índice intenta medir el grado en que el sistema tributario de un país se apega a dos aspectos importantes de la política impositiva: competitividad y neutralidad.
En el "marcador total" (overall score), los primeros cinco lugares (de 35) los ocupan Estonia, Nueva Zelanda, Letonia, Suiza y Suecia; México está en el sitio 24; Estados Unidos en el 31; y, Francia, en el último. En cuanto al subíndice referente al impuesto a la utilidad de las empresas (corporate), Estonia está otra vez en el primer lugar; México en el 28; Francia en el lugar 32; y, Estados Unidos... en la cola.
Así pues, al parecer tiene base uno de los (pocos) aspectos positivos de la agenda económica de Donald Trump, el cual consiste en reducir la tasa del impuesto sobre las utilidades de las empresas. El argumento estándar al respecto es que la tasa en cuestión es una de las más altas entre los países de la OCDE.
Al respecto, J. Stiglitz, un economista "liberal", coincide curiosamente con Trump, en cierto sentido: una de las reformas que sugiere es "... reducir la tasa a las compañías que inviertan y creen empleos en Estados Unidos, y aumentarla a aquellas que no lo hacen". ("What America's Economy Needs from Trump", Project Syndicate, 13/11/16).
En mi opinión, hacer selectiva la baja no sería conveniente: generaría distorsiones adicionales en la economía.
En el mismo ámbito de lo tributario, una de las quejas frecuentes entre los críticos del sistema económico estadunidense es la supuesta "regresividad del sistema impositivo -que alimenta la desigualdad ayudando a los ricos (y a nadie más) a enriquecerse más-", según una afirmación de J. Stiglitz (op. cit.). Digo "supuesta" porque de acuerdo con las cifras de TF (publicadas en noviembre 2015), tomadas de la fuente oficial, el Internal Revenue Service, no es así, al menos en lo que toca al impuesto sobre el ingreso de las personas físicas. Todo lo contrario. Los datos del cuadro que sigue corresponden al año 2013, y son los más recientes disponibles.
La última columna de la izquierda muestra lo más relevante: la tasa del impuesto aumenta significativamente conforme crece el nivel del ingreso, exactamente lo que es la característica distintiva de un gravamen progresivo. Uno puede discutir, si quiere, el grado "justo" de progresividad, pero esa es otra historia.
Otros dos aspectos importantes se derivan del cuadro: 1.- la mitad superior de los receptores de ingreso pagan un poco más de 97 por ciento del total de la recaudación del impuesto sobre el ingreso de las personas físicas; y, 2.- por tanto, el resto de los contribuyentes paga sólo 2.8 por ciento restante.
Vale notar que la recaudación de dicho impuesto representa 9 por ciento del PIB en Estados Unidos, un poco más arriba que el promedio de los países de la OCDE.
Un tema relacionado al anterior, pero no igual, es el de la reducción de la pobreza. A este respecto, quizá lo más sensato sería eliminar la multitud de programas existentes y reemplazarlos con un "impuesto negativo sobre el ingreso".
Se trata de una propuesta avalada por pensadores serios tanto de derecha como de izquierda. Es tan razonable, que la desestiman los políticos.
El autor es profesor de Economía en la EGADE, Business School, ITESM.
Recientemente, TF publicó los resultados (2016) de su Índice Internacional de Competitividad Impositiva. De acuerdo con la institución, el índice intenta medir el grado en que el sistema tributario de un país se apega a dos aspectos importantes de la política impositiva: competitividad y neutralidad.
En el "marcador total" (overall score), los primeros cinco lugares (de 35) los ocupan Estonia, Nueva Zelanda, Letonia, Suiza y Suecia; México está en el sitio 24; Estados Unidos en el 31; y, Francia, en el último. En cuanto al subíndice referente al impuesto a la utilidad de las empresas (corporate), Estonia está otra vez en el primer lugar; México en el 28; Francia en el lugar 32; y, Estados Unidos... en la cola.
Así pues, al parecer tiene base uno de los (pocos) aspectos positivos de la agenda económica de Donald Trump, el cual consiste en reducir la tasa del impuesto sobre las utilidades de las empresas. El argumento estándar al respecto es que la tasa en cuestión es una de las más altas entre los países de la OCDE.
Al respecto, J. Stiglitz, un economista "liberal", coincide curiosamente con Trump, en cierto sentido: una de las reformas que sugiere es "... reducir la tasa a las compañías que inviertan y creen empleos en Estados Unidos, y aumentarla a aquellas que no lo hacen". ("What America's Economy Needs from Trump", Project Syndicate, 13/11/16).
En mi opinión, hacer selectiva la baja no sería conveniente: generaría distorsiones adicionales en la economía.
En el mismo ámbito de lo tributario, una de las quejas frecuentes entre los críticos del sistema económico estadunidense es la supuesta "regresividad del sistema impositivo -que alimenta la desigualdad ayudando a los ricos (y a nadie más) a enriquecerse más-", según una afirmación de J. Stiglitz (op. cit.). Digo "supuesta" porque de acuerdo con las cifras de TF (publicadas en noviembre 2015), tomadas de la fuente oficial, el Internal Revenue Service, no es así, al menos en lo que toca al impuesto sobre el ingreso de las personas físicas. Todo lo contrario. Los datos del cuadro que sigue corresponden al año 2013, y son los más recientes disponibles.
La última columna de la izquierda muestra lo más relevante: la tasa del impuesto aumenta significativamente conforme crece el nivel del ingreso, exactamente lo que es la característica distintiva de un gravamen progresivo. Uno puede discutir, si quiere, el grado "justo" de progresividad, pero esa es otra historia.
Otros dos aspectos importantes se derivan del cuadro: 1.- la mitad superior de los receptores de ingreso pagan un poco más de 97 por ciento del total de la recaudación del impuesto sobre el ingreso de las personas físicas; y, 2.- por tanto, el resto de los contribuyentes paga sólo 2.8 por ciento restante.
Vale notar que la recaudación de dicho impuesto representa 9 por ciento del PIB en Estados Unidos, un poco más arriba que el promedio de los países de la OCDE.
Un tema relacionado al anterior, pero no igual, es el de la reducción de la pobreza. A este respecto, quizá lo más sensato sería eliminar la multitud de programas existentes y reemplazarlos con un "impuesto negativo sobre el ingreso".
Se trata de una propuesta avalada por pensadores serios tanto de derecha como de izquierda. Es tan razonable, que la desestiman los políticos.
El autor es profesor de Economía en la EGADE, Business School, ITESM.
Participaciónde cada grupo en el Ingreso Bruto Ajustado, % | Participaciónde cada grupo en el Impuesto sobre el Ingreso, % | Tasade impuesto, % | |
Todos los Contribuyentes | 100 | 100 | |
1% más alto | 19.0 | 37.8 | 27.1 |
5% más alto | 34.4 | 58.6 | 23.2 |
10% más alto | 45.9 | 69.8 | 20.8 |
25% más alto | 68.1 | 86.3 | 17.3 |
50% más alto | 88.5 | 97.2 | 15.0 |
50% más bajo | 11.5 | 2.8 | 3.3 |
Fuente: TF, con datos del IRS
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