El presidente electo propuso dividir los 20.000 millones de dólares de los programas federales para la educación pública en "vales" para pagar escuelas privadas, públicas y autónomas
"Voy a ser el mayor promotor de la Nación para que cada familia elija su escuela", dijo Donald Trump durante su campaña electoral. No fue casual el lugar elegido para hacerlo, la Cleveland Arts and Social Sciences Academy, una escuela chárter con fines de lucro en Cleveland. Ese día, el entonces candidato republicano anunció que al llegar a la presidencia tomaría 20.000 millones de dólares de los programas federales para la educación pública y se los transferirá a los estados para que los conviertan en vales escolares para escuelas privadas, públicas y autónomas.La idea es que las familias dispongan de estos vales o cheques educativos para elegir la escuela de sus hijos, sin que sea obligatorio que la misma se encuentre en el distrito donde reside, en cualquiera de sus ofertas (pública, privada, religiosa, autónoma chárter o en la creciente homeschooling -escuela hogareña-). En la modalidad homeschooling, los padres podrían utilizar esos cheques para contratar profesores particulares que enseñen en sus domicilios.
Ese es el núcleo central de la propuesta educativa de Trump: instaurar la libre elección de colegio para todos los alumnos.
Ausente en el debate de campaña, pero presente en la transición
La educación no estuvo muy presente en el debate de la última campaña presidencial en los Estados Unidos. Muchos contaban con el triunfo de Hillary Clinton, lo que garantizaba la continuidad de la política demócrata, y gran parte de la atención estaba puesta en las promesas de la candidata de bajar los intereses a los préstamos otorgados a estudiantes universitarios para que puedan costear sus carreras de grado y a mejorar la inversión del sistema público de educación. A su vez, la ex secretaria de Estado no está de acuerdo con las escuelas chárter. Cree que si se desfinancia el sistema público las escuelas más pobres, que atienden población más vulnerable, podrían desaparecer.Pero con la victoria de Donald Trump, en las últimas horas la atención de los analistas educativos se posó abruptamente en la propuesta republicana, que parece tener dos ejes centrales en educación básica: descentralización absoluta de la administración de las escuelas, al punto que Trump anunció que cerrará el Departamento Federal de Educación para ahorrarse ese costo burocrático e invertir ese dinero en más vales educativos, y eliminar los estándares básicos educativos, con el objeto de permitir que cada escuela y su comunidad los defina.
El segundo eje es "Educación Superior". Trump pretende alcanzar acuerdos en el Congreso para obligar a las universidades a eliminar gastos superfluos y bajar considerablemente los costos de matrícula. A cambio, les ofrecerá recortes en impuestos federales. Respecto a los préstamos universitarios, cree que deben ser los bancos, y no el Estado, quienes deban otorgarlos a tasas y tiempos más accesibles.
Descentralizar
"No hay política fallida que necesite un cambio más urgente en este país que el monopolio del Gobierno en educación", aseguró Trump en su discurso de cierre de campaña. Toda una definición a la que deberán acostumbrarse los estadounidenses si el excéntrico presidente electo cumple con sus promesas de campaña.Hoy los representantes demócratas, que apenas comienzan a digerir la derrota, tejen estrategias para evitar que en un futuro inmediato el presidente electo meta mano en esos 20.000 millones de dólares de fondos federales. Alertan y recuerdan que parte de ese dinero es invertido por el actual gobierno para ayudar a los 11 millones de niños en edad escolar que viven en la pobreza. Sin embargo, para Trump este argumento es insuficiente. Está convencido de que esos fondos están mal utilizados, pretende que los mismos "sigan al estudiante" e insiste con que cada familia elija qué escuela quiere para sus hijos.
"Nuestras escuelas públicas han crecido en una zona libre de competencia, rodeada por un muro de sindicatos muy alto"Trump reiteró varias veces a lo largo del año que era necesario cambiar el modo de inversión del gasto público en educación. "Si a cada estudiante le diéramos una beca por 12.500 dólares, que es lo que gasta en ellos el Estado, para que seleccionara la escuela de su preferencia, no solo le daríamos poder a las familias, también se crearía un masivo mercado de educación competitivo y con mejores resultados", señaló.Donald Trump
No hay dudas: Trump quiere una mayor autonomía escolar, está persuadido que el sistema educativo y los sindicatos son "muros". Así los llamó reiterando una palabra que suele utilizar para dividir entre lo que él cree es lo correcto y lo perjudicial. Todo parece indicar que crecerán las escuelas "chárter", una modalidad muy utilizada en Estados Unidos, que nació hace 25 años en Minnesota y hoy está presente en 43 Estados de la Unión.
Estas escuelas forman parte de la oferta educativa pública. Sin embargo, aunque su financiación proviene del presupuesto público, la gestión es plenamente autónoma e independiente, a cargo de fundaciones, empresas, universidades y particulares. Existen las escuelas chárter "sin fines de lucro", es decir que subsisten exclusivamente de los vales educativos estatales que las familias les entregan anualmente cuando inscriben a sus hijos y aquellas privadas "con fines de lucro", que recaudan un arancel agregado al cheque estatal entre las familias.
Este formato escolar no es exclusivo de ese país, también se aplica en países como Canadá, el Reino Unido y, en un ejemplo más cercano, en Chile.
Medidas polémicas
A partir del próximo 20 de enero, el presidente Donald Trump deberá enfrentar a la opinión pública que cree que su propuesta educativa es inaplicable e irresponsable. Como así también a los sindicatos docentes, muy cercanos a Hillary Clinton. De hecho, durante la campaña, se pudo ver miles de maestros entrando a trabajar a sus escuelas con un pin en sus solapas con la leyenda "Vote Hillary For President". Evidentemente, la mayoría de ellos no comulga con la propuesta del republicano que incluye "incentivos para docentes a cambio de méritos". Trump se encargó de recordar, cada vez que abordó el tema, que busca "recompensar a los buenos maestros, en vez del fracasado sistema de antigüedad que recompensa a los malos maestros y castiga a los buenos"."Suena extraño un líder nacionalista promoviendo un sistema ultraliberal, sin Estado, cada uno procurando su propio modelo educativo para sus hijos", dice a LA NACION Gustavo Iaies, especialista en educación y presidente de la Fundación CEPP. "Más que un programa, hay un conjunto de iniciativas ultraliberales para que cada uno se ocupe de su educación, con un Estado que ni siquiera regula. La tradición americana es muy liberal, pero nadie se suicida. Al menos a nivel de los condados, la escuela estadounidense de gestión estatal es defendida por los padres", agrega.
La corporación gremial promete dar batalla a los cambios que anunció Trump, al que maltrataron duramente estos meses. Siguiendo con la impronta que marcó su cruzada, Donald Trump los castigó sin piedad y catalogó a los sindicatos de maestros como un obstáculo. "Nuestras escuelas públicas han crecido en una zona libre de competencia, rodeada por un muro de sindicatos muy alto. ¿Por qué nos sorprendemos por los malos resultados educativos sí después de todo los maestros están motivados por esos sindicatos?" interrogó al electorado.
¿Las propuestas de Trump podrían tener eco en la Argentina?
A priori, nuestras costumbres y la convivencia de más de un siglo con un sistema educativo que financia la oferta e incluye todos los bemoles para garantizar la inclusión masiva, nos hace pensar que estamos en las antípodas de las propuestas del electo presidente republicano. Sin embargo, los bajos resultados en términos de calidad educativa y terminalidad de la escuela media, podrían hacer dudar a más de una familia."Si el Estado les diera, como promete Trump, el gasto público educativo en cheques individual
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