La oposición venezolana, Q.E.P.D., escoge suicidarse y el Vaticano sirve de enterrador
ENGLISH¨Tenían que escoger entre la humillación y la guerra. Escogieron la humillación y ahora tendrán la guerra”. Esta famosísima frase de Winston Churchill hacía referencia a una de las mayores y más vergonzosas capitulaciones jamás firmada por político alguno en la historia, el Acuerdo de Munich, en el que Neville Chamberlain aceptó entregarle Europa Central a Hitler en 1938.
La frase de Churchill y la vergonzosa negociación que la provocó me vinieron inmediatamente a la mente al leer los acuerdos anunciados entre el régimen militar de Nicolás Maduro y la representación de la oposición venezolana agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
Más que un acuerdo, es un texto que confirma, ya sin lugar a dudas, la inexplicable debilidad y la evidente mediocridad de quienes hasta ahora fueron los líderes del movimiento unitario de la oposición democrática al régimen dictatorial venezolano.
El documento puede ser resumido de esta manera:
- La oposición reconoce que la crisis económica venezolana es producto del saboteo y la “Guerra Económica” que Estados Unidos lleva a cabo contra Venezuela.
- Aceptan que el “monitoreo y la fiscalización”, en lugar del regreso al libre mercado y libre comercio, pueden mejorar el abastecimiento de productos alimenticios y medicinas en Venezuela.
- Acepta que la Asamblea Nacional está en desacato del Tribunal Supremo de Justicia, órgano al servicio exclusivo del partido de gobierno.
- Acepta la invalidación de la elección de 3 diputados del Estado Amazonas a la Asamblea Nacional, con lo cual reconoce no tener los votos suficientes para destituir a quien ejerce las funciones de presidente de la República.
- El documento no hace ninguna mención a la liberación de los presos políticos, pero Carlos Ocaríz, representante de la MUD en las negociaciones, asegura que “las personas detenidas” serán liberadas… muy pronto.
“Quien tenga ojos que vea”, una de las citas preferidas del finado Hugo Chávez, es ahora una frase apropiada para quien tenga dudas sobre las capacidades de quienes dicen dirigir la oposición venezolana. Han claudicado en los principios y han claudicado en lo esencial.
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Muchos autores en esta publicación han comentado durante los últimos meses sobre la mediocridad y falta de visión estratégica del liderazgo opositor venezolano. La preferencia por posturas en lugar de acciones concretas por parte de Henrique Capriles y sus acólitos en la MUD ha sido evidente para más de un comentarista.
La indomable y valiente líder venezolana María Corina Machado ha señalado que la MUD confundía la resistencia no-violenta con el pacifismo. Ahora vemos como la interpretación del liderazgo en la MUD de la no-violencia llega hasta la claudicación.
Algunos nos extrañamos cuando a principios de este año, luego de obtener una avasallante victoria en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, la oposición no aprovechó el acto mismo de inicio de las sesiones parlamentarias para usar su mayoría constitucional de dos terceras partes para retomar las riendas de los poderes públicos y arrinconar a Nicolás Maduro tanto legalmente como ante la opinión pública internacional.
No entendíamos la pusilanimidad que llevaba a los líderes de los partidos más representativos en la Asamblea a proponer leyes irrelevantes sobre propiedades inmobiliarias y temas económicos antes que dedicar el tiempo a enfrentar el principal problema del país: La incipiente dictadura de Nicolás Maduro y la destrucción económica y social de la nación.
Para mediados de este año ya habíamos advertido que Henrique Capriles había demostrado una y otra vez que no era capaz de enfrentar un enemigo despiadado y sin escrúpulos. Como Chamberlain en 1938, era evidente que su pacifismo podía llegar al entreguismo.
Eso quedó confirmado el 1 de septiembre, cuando la oposición entregó sus últimas armas. El vergonzoso texto anunciado el sábado es sólo la confirmación de lo que buena parte del país esperaba después del fracaso de la “Toma de Caracas” y el tibio entusiasmo de la MUD en su propio llamado a la “Toma de Venezuela”.
La MUD, y sus principales líderes, Henrique Capriles, Carlos Ocariz, Julio Borges y Henry Ramos Allup han perdido toda credibilidad. Son cadáveres políticos insepultos. Su sepultura se concretará cuando Leopoldo López y Antonio Ledezma sean liberados.
No podemos concluir sin mencionar el triste papel que ha jugado el Vaticano en estas últimas semanas en Venezuela. Por primera vez en la historia una dictadura se apuntala y fortalece gracias al apoyo del Vaticano. En el caso venezolano el papa ha conseguido la paz, pero es la paz de los cementerios.
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