¿En qué quedamos, es bueno o malo el
FBI? ¿Es correcto lo que hace con Hillary Clinton o por el contrario la
está hundiendo sin ningún tipo de compasión?
Hillary Clinton | EFE¿En qué quedamos, es bueno o malo el FBI?
¿Es correcto lo que hace con Hillary Clinton o por el contrario la está
hundiendo sin ningún tipo de compasión? Lo cierto es que, cuando en el
pasado dictaminó que el escándalo de los emails extraviados en no sé
cuántas computadoras y correos privados no comportaba ningún peligro
para la campaña de la ex primera dama, situándose a su favor, entonces
el FBI era bueno. Pero ahora que se ha puesto las pilas y comenzado a
preocuparse verdaderamente más por el país, por la primera potencia
mundial, que por una ex primera dama encaprichada en devenir presidenta
con demasiado estiércol en el clóset, ahora el FBI es malo.
Resultan inverosímiles los titulares que he leído en la prensa,
sobre todo en la hispana, del tipo "El FBI asesta un duro golpe a la
campaña de Clinton" y demás lindezas. No, señoras y señores, el FBI no
hace más que su trabajo: evitar que una persona corrupta, descuidada,
irresponsable y, como ya dije antes, con un burujón de heces fecales en el armario asuma la presidencia de los Estados Unidos.
No me voy a referir solamente a los votantes de Donald J. Trump, para que no haya equivocaciones, pues como saben ya he dicho mil veces que no me gusta Trump, pero sí tengo que reconocer que estoy encantada con sus votantes,
porque han querido con sus votos desenmascarar el sistema, un sistema
clasista regido por clanes familiares. Si no eres de los Kennedy, de los
Bush o de los Clinton, no vales para dirigir la alta política, ¡fuera!
Por la misma razón –una de las principales razones que
motivan a los votantes de Trump– es que también estoy de parte de los
votantes de Bernie Sanders, pese al inmenso abismo que nos separa; pero
la gran mayoría no quiere a esta señora, porque cada uno de esos
ciudadanos conoce de la pata que cojean estos Clinton. Un clan familiar
poderoso donde los haya, que se ha enriquecido con la política de la
izquierda, la de despojar a los triunfadores de sus ganancias, y la de barrer para sus bolsillos hasta a costa de desgracias ajenas,
como lo fue el dramático terremoto de Haití, para el que la Fundación
Clinton recaudó miles de millones. Miles de millones que los haitianos
jamás vieron. Varios videos y artículos demuestran
el rencor que con sobrada razón guardan los haitianos a estos
hechiceros malhechores del poder, tan amigos de los Castro, como se pudo
comprobar en una visita de Raúl a Nueva York, donde fue recibido por
Bill Clinton con palabras más que lamebotas. A la pregunta del tirano de
cómo se sentía, Clinton respondió: "Mucho mejor, ahora que lo conozco a usted". ¿Díganme algo?
De modo que, a mi juicio, el FBI está haciendo su trabajo,
el que le ha encomendado el pueblo estadounidense: investigar. Como
investigó si la campaña de Trump estaba siendo financiada por los rusos,
y comprobó que no lo estaba siendo para nada. Bien, ¿no querían
investigaciones y verificaciones sobre el republicano? Ahora le tocó a
ella. A Hillary Clinton. Aunque sus votantes, que no se han cortado a la
hora de apalear públicamente a ancianos, lanzar huevazos como en el
peor estilo castrista, arrancar carteles favorables a Trump, quemar
automóviles e insultar a diario y aterrorizar a los que no piensan como
ellos, no quieran aceptarlo, su candidata también tiene que entrar por
el aro de la ley. Se llama democracia.
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