La fuerte caída de la libra esterlina el pasado 7 de
octubre durante la apertura de los mercados asiáticos ─con pérdidas de
más del 6% frente al dólar─ se atribuyó a las operaciones con divisas
realizadas de forma automática por computadoras en medio de una liquidez
baja. El evento se ha convertido en el termómetro más visible de lo
dolorosa que podría ser la inminente salida del Reino Unido de la Unión
Europea.
La primera ministra británica Theresa May hizo hincapié durante una reunión del partido conservador en que la inmigración, por encima de las cuestiones económicas, es el factor principal del Brexit. En esa reunión, ella dijo que las negociaciones para la salida del Reino Unido de la UE deberían activarse en marzo de 2017. Los expertos predicen que el Reino Unido tendrá dificultades en la mesa de negociaciones, y recomiendan a la UE que juegue duro, al menos para evitar que otros Estados miembros consideren la posibilidad de una salida similar.
La manera de que el Brexit se lleve a cabo con un daño mínimo para ambas partes depende de cómo se negocie exactamente y cómo se gestione la transición, dice Mauro Guillén, profesor de Gestión de Wharton y director del Instituto Lauder [The Lauder Institute]. “El Reino Unido es una economía grande, y por supuesto sacarla de la UE significa subvertir años de supuestos que los inversores, las empresas y los consumidores han estado asumiendo”.
Está claro que el Reino Unido va a tratar de seguir el camino menos doloroso en este éxodo, mientras busca proteger el comercio, el capital y los flujos de mano de obra con la UE. De hecho, la reciente declaración del primer ministro francés, François Hollande, predicando la necesidad de una negociación severa aumenta la presión sobre la libra. “La libra sigue perdiendo valor debido a que los mercados están anticipando que la transición va a ser complicada”, dice Guillén. “La caída de hoy es un reflejo del miedo que rodea a la forma en que se negocie el Brexit”.
La incertidumbre es el sentimiento predominante. “La caída acentuada de la libra ha contribuido a mitigar de forma significativa el golpe, pero también muestra que hay una clara falta de confianza en el impacto a largo plazo del Brexit”, dice Olivier Chatain, profesor de Estrategia y Política en la escuela de negocios HEC de París e investigador principal en el Instituto de Gestión de la Innovación Mack [Mack Institute of Innovation Management].
João Gomes, profesor de Finanzas de Wharton, cree que May está cometiendo “un grave error por precipitar que el Reino Unido se siente a la mesa de negociaciones”. En primer lugar, se espera que la UE tenga una postura dura respecto al Brexit antes de las elecciones francesas y alemanas del próximo año. Las elecciones presidenciales francesas se celebrarán en abril y mayo de 2017, mientras que las elecciones federales en Alemania están programadas para el período comprendido entre agosto y septiembre de 2017. “Después de eso, es muy probable que el realismo y una buena dosis de euroescepticismo se instalen en las perspectivas de estos dos gobiernos de importancia fundamental”, dice. Gomes es contrario a la prisa que percibe en May porque “el tiempo permitirá que las partes tengan una posición más objetiva de lo que es simplemente la negociación de un tratado internacional entre partes soberanas”.
“Recomendaría a la UE, la CE y los Estados miembros que jugasen duro”, dice Michelle Egan, profesora de American University’s School of International Service e investigadora en el Centro Wilson del Programa Global de Europa. Ella señala que el artículo 50 del Tratado de la UE, el mecanismo legal para que un miembro de la UE deje la asociación, nunca se ha utilizado antes. “Si se facilita la transición y dan muchas concesiones al Reino Unido, existe el riesgo de que otros Estados también opten por una Europa a la carta”, añade Egan.
Ella también habló sobre los temas que se van a plantear a medida que la fecha de Brexit se vaya acercando durante el programa de Knowledge@Wharton, en Wharton Business Radio, en el canal 111 de SiriusXM.
Para Guillén, la UE no debería endurecer la negociación del Brexit, sino buscar un término medio. “A la UE no le interesa ser dura con el Reino Unido”, dijo. “El problema, por supuesto, es que también necesitan indicar que hay un costo para aquellos que abandonan la UE. De lo contrario, otros países pueden desear hacer lo mismo. Es necesario encontrar un equilibrio”. El espera “algún tipo de Brexit suave”, y agregó que un Brexit severo puede ser difícil de implementar.
El impacto en los negocios
Al evaluar el impacto del Brexit en los negocios, Guillén distingue entre las industrias financieras y no financieras, como la manufactura y el turismo en el Reino Unido. Dice que las industrias no financieras prefieren un tipo de acuerdo que les permita seguir, de alguna manera, en el mercado único europeo.
La situación es muy diferente en el sector de los servicios financieros debido a las consecuencias de la crisis de 2008, dice Guillén. “La incertidumbre del sector financiero en Europa se produce debido al gran temor a la situación de los bancos”, dice. Los bancos en Italia, Francia, España e incluso Alemania ─en vista de los recientes problemas de Deutsche Bank─ están en una situación muy delicada, explica.
Para los bancos británicos, sería importante negociar un acuerdo por el cual ellos y sus distribuidores pudiesen seguir haciendo negocios a lo largo de Europa, dice Guillén. “Sin embargo, esta es una situación controvertida porque los europeos no quieren dar a los británicos el mejor acuerdo posible sin tener que pagar el precio de todo esto”, agregó.
Guillén dice que la City de Londres es clave para el Reino Unido, ya que es la principal fuente de empleo e ingresos. “Hay que recordar que la población de Londres votó a favor de permanecer en la UE”, dice. En general, su previsión es que “va a ser muy difícil negociar un Brexit suave en el área de servicios financieros”.
Impacto económico hasta la fecha
Según Gomes, las proyecciones sobre el impacto económico del Brexit eran “demasiado pesimistas”. Se dice que esto se debe en parte al hecho de que “el voto a favor de Brexit no dará lugar a un cambio significativo en la forma en que se llevan a cabo de forma normal los negocios”.
Las perspectivas de Gomes cuentan con el respaldo de los datos referentes a los meses posteriores al voto favorable al Brexit en junio. “Los indicadores económicos son más fuertes después de la votación a favor del Brexit, lo cual es sorprendente”, dice Egan. Se observa que, en julio, el desempleo fue de alrededor del 4,9%, mientras que la producción de las empresas, las ventas y las órdenes también se han mostrado dinámicas.
Sin embargo, la economía podría sufrir presiones a largo plazo. En agosto, el Banco de Inglaterra redujo las tasas de interés hasta un 0,25% e introdujo medidas de estímulo monetarias que indican que “las perspectivas de crecimiento a corto y medio plazo se redujeron drásticamente”. Egan también apunta a las declaraciones de Philip Hammond, ministro de Hacienda del Reino Unido, sobre el aumento de los gastos de infraestructura, la construcción de más viviendas, el énfasis en el desarrollo económico regional y el abandono de un plan previo para eliminar el déficit presupuestario para el año 2020. El 3 de octubre, Hammond advirtió de un período de “turbulencias” tras el Brexit, según un informe del Telegraph. “Se está dando prioridad a los puestos de trabajo, la economía y el nivel de vida”, dice Egan.
Las empresas se enfrentan a cambios en sus procedimientos aduaneros, aranceles y su relación con el mercado único de la UE, los acuerdos con las cadenas mundiales de suministro y la producción integrada, dice Egan. El Brexit también traerá nuevas complejidades de los tratados de libre comercio, especialmente para el CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement, o Acuerdo Económico y de Comercio Comprehensivo) firmado entre Canadá y la UE; y la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión entre los EE.UU. y la UE. “Estados Unidos tiene que evaluar lo que significa para su posición de negociación la salida de la UE de Reino Unido”, dice Egan.
Chatain señala que las empresas son claramente contrarias al Brexit, y la reciente controversia en torno a las propuestas de la Ministra del Interior, Amber Rudd, que obligan a las empresas a contratar más nativos del Reino Unido, solamente intensificará el frente de batalla. “Las empresas están dejando más claro que quieren el máximo posible de flexibilidad en la inmigración y en la concesión de visas, pero esto contradice el mandato dado por el voto a favor del Brexit de limitar la inmigración”, dice Chatain. Las empresas también temen que las propuestas de Rudd las obliguen a revelar cuántos extranjeros emplean. “Muchas compañías reaccionaron con cautela a las propuestas, advirtiendo que limitarían la capacidad de sus miembros para contratar a personas con las habilidades adecuadas para el puesto de trabajo”, dice un reportaje de la BBC del 5 de octubre.
El Brexit afectará también la vida diaria de las personas. Las presiones se sentirán en todas partes, en los viajes y en el sistema de salud, según Egan. Ella dice que se hicieron 44 millones de viajes el año pasado desde Reino Unido al resto de Europa por motivos de trabajo y de ocio. Egan añade que los beneficios de la adhesión a la UE no deben olvidarse: “Nos beneficiamos de la exención de visado y pasaporte. La liberalización de las líneas aéreas como resultado de los vuelos baratos. Las personas no se dan cuenta de que si usted es un ciudadano de la UE, si se encuentra en otro país y se enferma, puede utilizar la tarjeta sanitaria válida en toda Europa. Todo esto ahora se ha vuelto incierto”.
En cuanto al Brexit, es evidente que hay “dos Reinos Unidos”, dice Gomes. “Para la mayoría de la población móvil internacional, especialmente urbana, los costes parecen demasiado altos”, agregó. “Sin embargo, para una gran parte de la población, el único contacto perceptible con la UE se da por los programas de televisión, la interacción con los inmigrantes o la adquisición de productos europeos en diferentes tiendas. Votaron por el Brexit y no deberían experimentar muchos de los costos directos que surgen de la salida, al menos en el corto plazo”.
El factor de la inmigración
El tema predominante en el referéndum del Brexit fue el de la inmigración, y May no perdió ninguna oportunidad de reiterarlo. El periódico The Guardian informó que May dijo en la reunión del partido del domingo pasado: “Hemos votado a favor de la salida de la Unión Europea y nos convertimos en un país plenamente independiente y soberano. Haremos lo que hacen los países soberanos e independientes. Decidiremos por nuestra cuenta cómo controlar la inmigración. Tenemos libertad para aprobar nuestras propias leyes”.
Sin embargo, Egan señala que el debate sobre la inmigración es diferente en el Reino Unido en comparación con el resto de Europa. “Gran parte de la preocupación en el resto de Europa tiene que ver con los refugiados y los inmigrantes de fuera de la UE”, dice ella. “En el Reino Unido, el debate se ha centrado en torno a los ciudadanos de la UE que entran aquí”.
Egan señala que el Reino Unido tendrá que dar respuestas a las preguntas más complicadas en esta área. “¿Qué van a hacer con los tres millones de ciudadanos de la UE en el Reino Unido? ¿Cuándo se empezará a poner límites y exigir visados? ¿Qué van a hacer con casi un millón de ciudadanos del Reino Unido en otros países miembros de la UE?”
Egan dice que el Reino Unido tendrá que encontrar maneras de mantener su mercado laboral flexible, señalando que muchos de los que trabajan en la agricultura proceden de países de la UE. “Habrá algunos efectos indirectos si el Reino Unido empieza a reprimir la movilidad laboral”, dice. “La pregunta básica girará en torno a las personas de otros países que trabajan en el Reino Unido y los británicos que trabajan en la UE”.
Perspectiva de negociaciones
Navegar entre estas incertidumbres políticas y económicas se encuentran entre los mayores desafíos de May en los próximos meses. “May observa la agenda política, así como la incertidumbre económica y sus implicaciones”, dice Egan. Ella señala que el primer ministro también tendrá que hacer frente a las elecciones de 2020. Las próximas elecciones generales en el Reino Unido tendrán lugar en mayo del año 2020. Además, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea que votarán el acuerdo del Brexit cambiarán en 2019, cuando se lleven a cabo las primeras elecciones, dijo Egan.
Chatain señala dos obstáculos en el horizonte, aunque cree que es posible que se encuentre un acuerdo común. “Por un lado, los leavers [favorables a la salida del bloque] corren el riesgo de sobreestimar la ventaja que tienen sobre la UE, exagerando la calidad de los acuerdos comerciales que obtendrán fuera de la entidad”, dice. “Además, la UE ciertamente no aceptará un acuerdo que ofrezca mejores condiciones que las concedidas ahora a Noruega y Suiza, ya que rebajaría la importancia de permanecer en la UE” (Noruega y Suiza no son parte de la UE, pero tienen el acceso al mercado común europeo).
Este escenario de una posición severa de la UE “crea condiciones para negociaciones difíciles, ya que no puede haber un acuerdo que parece políticamente aceptable para las partes con respecto a su propia base política”, dice Chatain. “Los defensores de la salida del Reino Unido de la UE prefieren un Brexit más difícil de lo que la UE está dispuesta a ofrecer. Del mismo modo, los otros miembros de la Unión Europea pueden desear que el Reino Unido salga sin ningún acuerdo que un acuerdo que el Gobierno del Reino Unido esté dispuesto a aceptar, dada la composición de su mayoría en el parlamento”.
Cuenta regresiva
En el momento en que se aplique el artículo 50, el Reino Unido tendrá un tiempo para completar los procedimientos legales del Brexit, dijo Egan. “Ellos no pueden negociar cualquier otro tratado de libre comercio ni establecer una nueva posición dentro del ámbito de la OMC (Organización Mundial del Comercio) hasta que se separen de la UE”, añadió. “Hasta abandonar de forma formal la UE y rechazar todos los actos que los mantienen unidos a ella, el Reino Unido aún está sujeto a las leyes, reglamentos y decisiones judiciales de la Unión Europea”.
Mientras tanto, el Gobierno de May parece estar preparándose para la vida después del Brexit. “Están empezando a ver al servicio exterior británico, a hacienda y otros preparándose para decir lo que les gustaría que pasara con respecto a un acuerdo comercial y una estrategia de negociación con la UE”, dice Egan.
Todas estas negociaciones deben hacer frente al aumento de un sentimiento negativo sobre el voto del Brexit, dice Gomes. “Mucha gente en Bruselas continúa encontrando dificultades para superar el sentimiento de traición y sorpresa”, dice. (Bruselas es sede de la Comisión Europea y se considera capital de facto de la UE). “Su aparente necesidad de imponer algún tipo de castigo al Reino Unido debería complicar cualquier negociación”.
Otro factor que no ayuda al sentimiento en favor del Reino Unido está en su propio Gobierno, dice Guillén. “Al parecer, los partidarios más radicales del Brexit tienen fuerza y prevalecen, lo cual es un problema. Esta es también una de las razones que conducen a la incertidumbre”.
Egan señala que los euroescépticos, como Dinamarca, hoy apoyan más a la UE que en el pasado. “El voto de Brexit ha tenido un efecto en los demás países”, señala ella. “Dicen que no quieren este lío, así que lo que observamos fue un efecto de reacción política”.
La primera ministra británica Theresa May hizo hincapié durante una reunión del partido conservador en que la inmigración, por encima de las cuestiones económicas, es el factor principal del Brexit. En esa reunión, ella dijo que las negociaciones para la salida del Reino Unido de la UE deberían activarse en marzo de 2017. Los expertos predicen que el Reino Unido tendrá dificultades en la mesa de negociaciones, y recomiendan a la UE que juegue duro, al menos para evitar que otros Estados miembros consideren la posibilidad de una salida similar.
La manera de que el Brexit se lleve a cabo con un daño mínimo para ambas partes depende de cómo se negocie exactamente y cómo se gestione la transición, dice Mauro Guillén, profesor de Gestión de Wharton y director del Instituto Lauder [The Lauder Institute]. “El Reino Unido es una economía grande, y por supuesto sacarla de la UE significa subvertir años de supuestos que los inversores, las empresas y los consumidores han estado asumiendo”.
Está claro que el Reino Unido va a tratar de seguir el camino menos doloroso en este éxodo, mientras busca proteger el comercio, el capital y los flujos de mano de obra con la UE. De hecho, la reciente declaración del primer ministro francés, François Hollande, predicando la necesidad de una negociación severa aumenta la presión sobre la libra. “La libra sigue perdiendo valor debido a que los mercados están anticipando que la transición va a ser complicada”, dice Guillén. “La caída de hoy es un reflejo del miedo que rodea a la forma en que se negocie el Brexit”.
La incertidumbre es el sentimiento predominante. “La caída acentuada de la libra ha contribuido a mitigar de forma significativa el golpe, pero también muestra que hay una clara falta de confianza en el impacto a largo plazo del Brexit”, dice Olivier Chatain, profesor de Estrategia y Política en la escuela de negocios HEC de París e investigador principal en el Instituto de Gestión de la Innovación Mack [Mack Institute of Innovation Management].
João Gomes, profesor de Finanzas de Wharton, cree que May está cometiendo “un grave error por precipitar que el Reino Unido se siente a la mesa de negociaciones”. En primer lugar, se espera que la UE tenga una postura dura respecto al Brexit antes de las elecciones francesas y alemanas del próximo año. Las elecciones presidenciales francesas se celebrarán en abril y mayo de 2017, mientras que las elecciones federales en Alemania están programadas para el período comprendido entre agosto y septiembre de 2017. “Después de eso, es muy probable que el realismo y una buena dosis de euroescepticismo se instalen en las perspectivas de estos dos gobiernos de importancia fundamental”, dice. Gomes es contrario a la prisa que percibe en May porque “el tiempo permitirá que las partes tengan una posición más objetiva de lo que es simplemente la negociación de un tratado internacional entre partes soberanas”.
“Recomendaría a la UE, la CE y los Estados miembros que jugasen duro”, dice Michelle Egan, profesora de American University’s School of International Service e investigadora en el Centro Wilson del Programa Global de Europa. Ella señala que el artículo 50 del Tratado de la UE, el mecanismo legal para que un miembro de la UE deje la asociación, nunca se ha utilizado antes. “Si se facilita la transición y dan muchas concesiones al Reino Unido, existe el riesgo de que otros Estados también opten por una Europa a la carta”, añade Egan.
Ella también habló sobre los temas que se van a plantear a medida que la fecha de Brexit se vaya acercando durante el programa de Knowledge@Wharton, en Wharton Business Radio, en el canal 111 de SiriusXM.
Para Guillén, la UE no debería endurecer la negociación del Brexit, sino buscar un término medio. “A la UE no le interesa ser dura con el Reino Unido”, dijo. “El problema, por supuesto, es que también necesitan indicar que hay un costo para aquellos que abandonan la UE. De lo contrario, otros países pueden desear hacer lo mismo. Es necesario encontrar un equilibrio”. El espera “algún tipo de Brexit suave”, y agregó que un Brexit severo puede ser difícil de implementar.
El impacto en los negocios
Al evaluar el impacto del Brexit en los negocios, Guillén distingue entre las industrias financieras y no financieras, como la manufactura y el turismo en el Reino Unido. Dice que las industrias no financieras prefieren un tipo de acuerdo que les permita seguir, de alguna manera, en el mercado único europeo.
La situación es muy diferente en el sector de los servicios financieros debido a las consecuencias de la crisis de 2008, dice Guillén. “La incertidumbre del sector financiero en Europa se produce debido al gran temor a la situación de los bancos”, dice. Los bancos en Italia, Francia, España e incluso Alemania ─en vista de los recientes problemas de Deutsche Bank─ están en una situación muy delicada, explica.
Para los bancos británicos, sería importante negociar un acuerdo por el cual ellos y sus distribuidores pudiesen seguir haciendo negocios a lo largo de Europa, dice Guillén. “Sin embargo, esta es una situación controvertida porque los europeos no quieren dar a los británicos el mejor acuerdo posible sin tener que pagar el precio de todo esto”, agregó.
Guillén dice que la City de Londres es clave para el Reino Unido, ya que es la principal fuente de empleo e ingresos. “Hay que recordar que la población de Londres votó a favor de permanecer en la UE”, dice. En general, su previsión es que “va a ser muy difícil negociar un Brexit suave en el área de servicios financieros”.
Impacto económico hasta la fecha
Según Gomes, las proyecciones sobre el impacto económico del Brexit eran “demasiado pesimistas”. Se dice que esto se debe en parte al hecho de que “el voto a favor de Brexit no dará lugar a un cambio significativo en la forma en que se llevan a cabo de forma normal los negocios”.
Las perspectivas de Gomes cuentan con el respaldo de los datos referentes a los meses posteriores al voto favorable al Brexit en junio. “Los indicadores económicos son más fuertes después de la votación a favor del Brexit, lo cual es sorprendente”, dice Egan. Se observa que, en julio, el desempleo fue de alrededor del 4,9%, mientras que la producción de las empresas, las ventas y las órdenes también se han mostrado dinámicas.
Sin embargo, la economía podría sufrir presiones a largo plazo. En agosto, el Banco de Inglaterra redujo las tasas de interés hasta un 0,25% e introdujo medidas de estímulo monetarias que indican que “las perspectivas de crecimiento a corto y medio plazo se redujeron drásticamente”. Egan también apunta a las declaraciones de Philip Hammond, ministro de Hacienda del Reino Unido, sobre el aumento de los gastos de infraestructura, la construcción de más viviendas, el énfasis en el desarrollo económico regional y el abandono de un plan previo para eliminar el déficit presupuestario para el año 2020. El 3 de octubre, Hammond advirtió de un período de “turbulencias” tras el Brexit, según un informe del Telegraph. “Se está dando prioridad a los puestos de trabajo, la economía y el nivel de vida”, dice Egan.
Las empresas se enfrentan a cambios en sus procedimientos aduaneros, aranceles y su relación con el mercado único de la UE, los acuerdos con las cadenas mundiales de suministro y la producción integrada, dice Egan. El Brexit también traerá nuevas complejidades de los tratados de libre comercio, especialmente para el CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement, o Acuerdo Económico y de Comercio Comprehensivo) firmado entre Canadá y la UE; y la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión entre los EE.UU. y la UE. “Estados Unidos tiene que evaluar lo que significa para su posición de negociación la salida de la UE de Reino Unido”, dice Egan.
Chatain señala que las empresas son claramente contrarias al Brexit, y la reciente controversia en torno a las propuestas de la Ministra del Interior, Amber Rudd, que obligan a las empresas a contratar más nativos del Reino Unido, solamente intensificará el frente de batalla. “Las empresas están dejando más claro que quieren el máximo posible de flexibilidad en la inmigración y en la concesión de visas, pero esto contradice el mandato dado por el voto a favor del Brexit de limitar la inmigración”, dice Chatain. Las empresas también temen que las propuestas de Rudd las obliguen a revelar cuántos extranjeros emplean. “Muchas compañías reaccionaron con cautela a las propuestas, advirtiendo que limitarían la capacidad de sus miembros para contratar a personas con las habilidades adecuadas para el puesto de trabajo”, dice un reportaje de la BBC del 5 de octubre.
El Brexit afectará también la vida diaria de las personas. Las presiones se sentirán en todas partes, en los viajes y en el sistema de salud, según Egan. Ella dice que se hicieron 44 millones de viajes el año pasado desde Reino Unido al resto de Europa por motivos de trabajo y de ocio. Egan añade que los beneficios de la adhesión a la UE no deben olvidarse: “Nos beneficiamos de la exención de visado y pasaporte. La liberalización de las líneas aéreas como resultado de los vuelos baratos. Las personas no se dan cuenta de que si usted es un ciudadano de la UE, si se encuentra en otro país y se enferma, puede utilizar la tarjeta sanitaria válida en toda Europa. Todo esto ahora se ha vuelto incierto”.
En cuanto al Brexit, es evidente que hay “dos Reinos Unidos”, dice Gomes. “Para la mayoría de la población móvil internacional, especialmente urbana, los costes parecen demasiado altos”, agregó. “Sin embargo, para una gran parte de la población, el único contacto perceptible con la UE se da por los programas de televisión, la interacción con los inmigrantes o la adquisición de productos europeos en diferentes tiendas. Votaron por el Brexit y no deberían experimentar muchos de los costos directos que surgen de la salida, al menos en el corto plazo”.
El factor de la inmigración
El tema predominante en el referéndum del Brexit fue el de la inmigración, y May no perdió ninguna oportunidad de reiterarlo. El periódico The Guardian informó que May dijo en la reunión del partido del domingo pasado: “Hemos votado a favor de la salida de la Unión Europea y nos convertimos en un país plenamente independiente y soberano. Haremos lo que hacen los países soberanos e independientes. Decidiremos por nuestra cuenta cómo controlar la inmigración. Tenemos libertad para aprobar nuestras propias leyes”.
Sin embargo, Egan señala que el debate sobre la inmigración es diferente en el Reino Unido en comparación con el resto de Europa. “Gran parte de la preocupación en el resto de Europa tiene que ver con los refugiados y los inmigrantes de fuera de la UE”, dice ella. “En el Reino Unido, el debate se ha centrado en torno a los ciudadanos de la UE que entran aquí”.
Egan señala que el Reino Unido tendrá que dar respuestas a las preguntas más complicadas en esta área. “¿Qué van a hacer con los tres millones de ciudadanos de la UE en el Reino Unido? ¿Cuándo se empezará a poner límites y exigir visados? ¿Qué van a hacer con casi un millón de ciudadanos del Reino Unido en otros países miembros de la UE?”
Egan dice que el Reino Unido tendrá que encontrar maneras de mantener su mercado laboral flexible, señalando que muchos de los que trabajan en la agricultura proceden de países de la UE. “Habrá algunos efectos indirectos si el Reino Unido empieza a reprimir la movilidad laboral”, dice. “La pregunta básica girará en torno a las personas de otros países que trabajan en el Reino Unido y los británicos que trabajan en la UE”.
Perspectiva de negociaciones
Navegar entre estas incertidumbres políticas y económicas se encuentran entre los mayores desafíos de May en los próximos meses. “May observa la agenda política, así como la incertidumbre económica y sus implicaciones”, dice Egan. Ella señala que el primer ministro también tendrá que hacer frente a las elecciones de 2020. Las próximas elecciones generales en el Reino Unido tendrán lugar en mayo del año 2020. Además, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea que votarán el acuerdo del Brexit cambiarán en 2019, cuando se lleven a cabo las primeras elecciones, dijo Egan.
Chatain señala dos obstáculos en el horizonte, aunque cree que es posible que se encuentre un acuerdo común. “Por un lado, los leavers [favorables a la salida del bloque] corren el riesgo de sobreestimar la ventaja que tienen sobre la UE, exagerando la calidad de los acuerdos comerciales que obtendrán fuera de la entidad”, dice. “Además, la UE ciertamente no aceptará un acuerdo que ofrezca mejores condiciones que las concedidas ahora a Noruega y Suiza, ya que rebajaría la importancia de permanecer en la UE” (Noruega y Suiza no son parte de la UE, pero tienen el acceso al mercado común europeo).
Este escenario de una posición severa de la UE “crea condiciones para negociaciones difíciles, ya que no puede haber un acuerdo que parece políticamente aceptable para las partes con respecto a su propia base política”, dice Chatain. “Los defensores de la salida del Reino Unido de la UE prefieren un Brexit más difícil de lo que la UE está dispuesta a ofrecer. Del mismo modo, los otros miembros de la Unión Europea pueden desear que el Reino Unido salga sin ningún acuerdo que un acuerdo que el Gobierno del Reino Unido esté dispuesto a aceptar, dada la composición de su mayoría en el parlamento”.
Cuenta regresiva
En el momento en que se aplique el artículo 50, el Reino Unido tendrá un tiempo para completar los procedimientos legales del Brexit, dijo Egan. “Ellos no pueden negociar cualquier otro tratado de libre comercio ni establecer una nueva posición dentro del ámbito de la OMC (Organización Mundial del Comercio) hasta que se separen de la UE”, añadió. “Hasta abandonar de forma formal la UE y rechazar todos los actos que los mantienen unidos a ella, el Reino Unido aún está sujeto a las leyes, reglamentos y decisiones judiciales de la Unión Europea”.
Mientras tanto, el Gobierno de May parece estar preparándose para la vida después del Brexit. “Están empezando a ver al servicio exterior británico, a hacienda y otros preparándose para decir lo que les gustaría que pasara con respecto a un acuerdo comercial y una estrategia de negociación con la UE”, dice Egan.
Todas estas negociaciones deben hacer frente al aumento de un sentimiento negativo sobre el voto del Brexit, dice Gomes. “Mucha gente en Bruselas continúa encontrando dificultades para superar el sentimiento de traición y sorpresa”, dice. (Bruselas es sede de la Comisión Europea y se considera capital de facto de la UE). “Su aparente necesidad de imponer algún tipo de castigo al Reino Unido debería complicar cualquier negociación”.
Otro factor que no ayuda al sentimiento en favor del Reino Unido está en su propio Gobierno, dice Guillén. “Al parecer, los partidarios más radicales del Brexit tienen fuerza y prevalecen, lo cual es un problema. Esta es también una de las razones que conducen a la incertidumbre”.
Egan señala que los euroescépticos, como Dinamarca, hoy apoyan más a la UE que en el pasado. “El voto de Brexit ha tenido un efecto en los demás países”, señala ella. “Dicen que no quieren este lío, así que lo que observamos fue un efecto de reacción política”.
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