“¿Por qué no le cierran la boca a tanto idiota?”
RICARDO VALENZUELA
Hace unos días el gorila rojo, Hugo Chávez,
nuevamente acaparaba las primeras páginas de la media mundial cuando, haciendo
gala de su fina diplomacia, como burro sin mecate invadiera la mesa de Obama para entregarle el libro de Eduardo Galeano: “Las Venas Abiertas de América Latina.” Esa misma
semana se develaba el secreto de uno de sus pandilleros, Fernando Lugo
presidente de Paraguay, para enterarnos que, siendo aun Obispo católico en
funciones, había generado una constelación de hijos ilegítimos lo cual, sumado
a las aventuras de Ortega de Nicaragua, violador de su hijastra, y demás
pecadillos de la gavilla, han inspirado la nueva publicación: “Las Braguetas
Abiertas de América Latina.”
Pero ¿Por qué tanta algarabía frente
a la generosa actitud de Chávez y su conocida intelectualidad?
La ancestral actitud en América
Latina de culpar a los EU de todas sus desgracias, fue especialmente
enriquecida durante los años 60 y 70 por dos miembros de nuestro zoológico:
Raúl Prebisch quien, frente a la CEPAL, siempre
promovió la idea de que la pobreza del tercer mundo era consecuencia de un
sistema económico en el cual los países avanzados explotan a los
subdesarrollados monopolizando la producción de bienes industriales, utilizando
materias primas de los no avanzados. ¿Solución? Gigantescas tarifas, barreras a
las importaciones y la fatídica sustitución de importaciones.
En la pradera intelectual aparecía
el uruguayo, Eduardo Galeano quien, con la
publicación de su libro; “Las Venas Abiertas de América Latina,” se convertirá
en el gran acusador del capitalismo mundial y defensor de los pueblos oprimidos
de nuestro continente: “Somos pobres porque ustedes son ricos.” Pero Galeano se convertía también en la sublime inspiración de
la mayoría de los movimientos guerrilleros marxistas surgidos en la región y,
hasta hoy día, mantiene una estrecha amistad con ese payaso mexicano conocido
como el SubComandante Marcos y su guerrilla zapatista.
Ningún mito se ha develado más letal
para la fracasada América Latina que aquel iniciado por el buen salvaje, la
antigua ficción inventada por Europa que Galeano, con
su manipuladora mente, acertó a disfrazarlo con ropaje de emancipador como lo
afirma el autor español, José García Domínguez: “Oh,
la literatura. Puede convertirse en el más eficaz de todos los venenos cuando
consigue levantar un muro poético entre lo que una sociedad es, y la eufórica
imagen de lo que pretende formar de sí misma.” He ahí la más invisible,
sutilísima forma del poder; suprema alquimia que los liberales nunca
entendieron.
Oh, la pureza idílica del
paraíso perdido. Cuando los indios, dulces criaturas inmaculadas, compartían
con la naturaleza en armonía los dones de la tierra. La nostalgia germinal del
buen salvaje. Colón sería luego el primer publicista de su leyenda en sus comunicaciones
a los reyes. "Certifico a sus Altezas que no existe mejor tierra ni mejor
gente: aman a su prójimo como a ellos mismos y hablan la lengua más suave del
mundo". Después habría de llegar la encendida imaginación del dominico Las
Casas.
Tras él, el delirante concurso de
fantasías antropológicas, Rousseau, Marx, Engels para seculizar el cuento impregnado de ciencia y darle vida al
Adán del comunismo. Carlos Rangel lo descubrió antes
que nadie; desde aquella piadosa mentira, la del buen salvaje, hasta al
autoengaño del buen revolucionario. Después las plagas, la estúpida ceguera.
Fidel, el Che, Perón, las miles de guerrillas emergiendo estériles de sus
cenizas. El sueño fracasado del APRA, la demencia de Sendero Luminoso, Chávez. El
auto flagelante, doloroso, eterno viaje de América Latina a ninguna parte.
Sin embargo, después de
interminables décadas transitando por el camino teñido en sangre vana,
gratuita, estúpidamente derramada ante el altar de Galeano,
surgió el primer antídoto contra esa pestilente plaga. Durante la década de los
años 80 los escritores, Carlos Alberto Montaner,
Álvaro Vargas Llosa y Plino Apuyelo,
publicaban la obra que derrumbaba el palacio de Galeano:
“El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano.” Con el poder de su contenido,
los autores no solo destruían el manicomio marxista
de América Latina, le dedicaba un capítulo a refutar las falacias históricas e
ideológicas contenidas en la obra de Galeano cuando
la bautizaban como: “La Biblia del Idiota.”
Ante la conmoción causado por el
gorila rojo y, en especial, el temor de muchos liberales de que el libro
encuentre—dados los antecedentes—campo fértil en la mente de Obama para el nacimiento de un nuevo espécimen en los EU;
Uno de sus autores, Álvaro Vargas Llosa, ha publicado un excelente ensayo para
recordar a los países de América Latina, lo provocado por las falacias, las
mentiras, los engaños que se esparcieron por la región y, desgraciadamente, aun
habitan en el arsenal de nuestros líderes causa todavía de nuestro estancamiento.
Son tantos y tan contundentes los
nuevos argumentos que esgrime Vargas Llosa, que dedicaremos otro escrito
exclusivamente para exponerlos. Pero a manera de adelanto cito la gran
afirmación incrustada de conocimiento y sabiduría expresada por esa musa
literaria llamada Hugo Chávez: “Cuanta más libertad se otorga a la gente y a
los negocios, se hace necesario construir más cárceles para quienes padecen los
negocios.”
Lo que el Dr. Chávez ignora, es que
la mayor libertad (insuficiente todavía) concedida a los negocios producto de
la era globalizada, ha provocado prosperidad en las naciones pobres que han
sabido aprovecharlas. En esta década, el ritmo de crecimiento económico por
persona ha sido cuatro veces superior en las naciones subdesarrolladas que en
las ricas.
Galeano sostiene que las
relaciones entre América Latina y los países ricos han sido tan perniciosas que
“todo se ha trasmutado siempre en capital norteamericano”. En verdad, durante
años esa relación ha transmutado en exactamente lo opuesto: capital
latinoamericano. En los últimos siete años, América Latina se ha beneficiado
con 300 mil millones de dólares en transferencias netas de capital. Ingresó
mucho más capital del que salió.
Los países ricos están tan molestos
con el hecho de que los países pobres les exportan tanto que están pidiéndoles
a sus gobiernos que los “protejan” de ellos… ¡en nombre del comercio justo! La
cláusula “compre americano” en el paquete de estímulo fiscal aprobado por el
Congreso norteamericano hace algunas semanas es un claro ejemplo. Estados
Unidos tuvo un déficit comercial de más de $600 mil millones el año pasado. Los
pobres, si se me permite remedar al hemofílico Galeano,
¡están chupándoles la sangre a los ricos!
Entonces, camaradas latinoamericanos.
Aunque pretendan mantener las Venas Abiertas ¿Por qué no se cierran las
braguetas y controlamos el crecimiento de la población, la hambruna, el
calentamiento del planeta, la inmigración a los EU? Ah, y en especial ¿Por qué
no le cierran la boca a tanto idiota?
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