REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
El plan de Calles ya despertaba un descontento
nacional de forma que, infinidad de distinguidos mexicanos y muchos
participantes en el conflicto armado, sobre todo, impulsados por el asesinato
de Obregón se preparaban para de alguna forma enfrentar ese movimiento que
consideraban peligroso y amenazante. Don Gilberto, regresó de su larga reunión
con el General totalmente convencido de que lo que asechaba al país, no era
nada halagüeño y luego de permanecer unos días en la capital, decidía no podía
ni debía permanecer al margen, aceptando así la invitación para convertirse en
el candidato de la oposición. Pero todo esto tú ya lo conoces puesto que, en la
lectura de los apuntes que me prestaste hace algunas semanas, tuve oportunidad
de leerlo y me parece que lo captaste muy bien.
Si Toño, le respondo, pero me interesa ahora
conocer tu versión como uno de los actores de hechos históricos, y tal vez el único
vivo. Pues si, revira Toñto, todavía vivo, aunque a veces me pregunto por
cuanto tiempo, pero en fin. Mira Ricardo, yo tuve la oportunidad de ver a don
Gilberto después de su reunión con Calles, y fue para mi algo dramático. Me
encontré con un hombre que en esos momentos ya sufría lo que, con esa visión profética
que él tenía, miraba en el horizonte del país. Siendo él un hombre de estricto
apego al estado de derecho, y sobre todo, un hombre de paz, se daba cuenta de
que ninguna de esas dos cosas había logrado Mexico luego de tantos años de
guerra y muerte. La democracia había sido de nuevo, como decían en Sahuaripa,
alzada en alguna galera para que se empolvara con el tiempo, naciendo la nueva
tiranía.
Don Gilberto, con todos los años que había
estado en Europa, tenía una visión global que me atrevo a decir, en esa época
en Mexico, tal vez fuera uno de un pequeño puñado de hombres visionarios que la
portaban, y ello, al mezclarlo con los acontecimientos nacionales, mas lo
preocupaba. Se daba cuenta de que en la esfera internacional se cocinaba un
extraño potaje que, lo primero que produciría, y ese mismo año, sería el inicio
de la Gran Depresión, evento que cambiaría al mundo para siempre. El
identificaba la actitud de Calles, como parte de una tendencia mundial hacía
una grave expansión de los tentáculos de los gobiernos, cada vez con más
intervención en la vida cotidiana de los ciudadanos y la gran consolidación de
un poder central casi omnipotente. Mussolini ya en 1922 lo había expresado de
forma muy clara: “Todo dentro del estado, nada fuera del estado y, nada en
contra del estado.”
Un aspecto de la vida y personalidad de don
Gilberto que muy poca gente conoció, es que siendo abogado, por un interés muy
particular, llegó a manejar la ciencia económica como el mejor de los
economistas de ese era. Ya en Francia había tenido la oportunidad de asistir al
prestigiado Ecole en donde la mayoría de las asignaturas que tomó, eran en el área
económica y después, en su estancia en Londres, y eso lo vivió también tu
padre, asistía al London School of Economics en donde, al igual que tu padre,
tuvo la oportunidad de conocer a quien luego sería un economista de fama
mundial y abanderado del viejo liberalismo; Von Hayek. Esa relación con Hayek,
fue lo que cimentaría las convicciones liberales de tu tío, pues el maestro, como
ellos se referían a Hayek, ya entonces navegando en contra de la corriente
mundial del estatismo, el nazismo y el fascismo, los criticaba ferozmente y los
condenaba a una muerte violenta.
Por ello, es todavía más admirable la decisión
que tomaba de no aceptar la invitación de Calles, para muy seguramente
convertirse en el candidato a la presidencia de esa oposición. El ya se daba
cuenta de cómo el entorno economico mundial se descomponía y, de alguna forma,
se daba cuenta también de que algo inusual y grave sucedería. Don Gilberto no
era un iluso, él sabía que ya Calles mantenía todas las cuerdas del poder, y de
ninguna forma las soltaría. Sabía perfectamente también que, el enfrentarse al
jefe máximo era una sentencia de muerte tanto politica como física, y aun así,
como lo expresara en uno de sus famosos discursos, prefirió ese sacrificio que
la vida de opulencia que se le ofrecía en bandeja de plata. ¿Qué más te puedo
decir para dibujar a ese hombre idealista?
La historia del nacimiento del Plan Hermosillo,
ya la conoces y no tiene caso que la repita. Sólo te digo que luego de su última
reunión con Calles en Cuernavaca, era rumor general y nacional el que esos dos
hombres habían chocado, y por ello, un sin número de simpatizantes se acercaron
a don Gilberto pidiéndole aceptara una candidatura de oposición. Salió pues de
la capital del país para iniciar reuniones con esos grupos en los diferentes
estados.
Yo llegué a conocer tan bien a tu tío que,
antes de que abandonara la ciudad de Mexico para iniciar su campaña, me fui a
despedir de él e inclusive, a ofrecerle mis servicios a su causa. Don Gilberto
me lo agradeció de forma muy sincera, y luego me dice algo que siempre voy a
recordar: “Mira Toño, el país supuestamente ha terminado una lucha armada que
se propició para liberarlo del estado feudal y de vasallaje en que se
encontraba. Sin embargo, veo que el General Calles no sólo tiene intenciones de
revivirlo, sino adecuarlo a sus intereses muy particulares y los de su grupo de
amigos, y eso, no se debe permitir permaneciendo como espectadores. Y todo esto,
Calles lo sabe perfectamente bien y está preparado. Yo por mi parte, estoy muy
conciente de que cualquier movimiento que iniciemos tal vez no tenga éxito,
pero el hombre no está obligado a triunfar siempre, pero si a seguir los
dictados de su conciencia. Yo no puedo permanecer inmóvil”
Con ello, don Gilberto me decía que había
decidido sacrificarse por la causa en la cual él creía. Me decía que no era un
iluso y que, ante el poder de Calles, estaba conciente no tenia posibilidad
alguna de triunfo militar o politico, pero su triunfo era el respetar los
dictados de esa conciencia tan pura que portó durante toda su vida. Cómo no
admirar a un hombre que acababa de rechazar el ofrecimiento de Calles para convertirse
en Presidente de México en esta nueva trama en la cual, era imposible que la
perdiera, y en cambio, acepta la candidatura de los grupos independientes
sabiendo que sus posibilidades de ser oprimidos, e inclusive, de perder la
vida, eran si no muy seguras, muy altas y probables.
No entiendo Toño, le reviro; si mi tío sabía
que el movimiento que se preparaba no tenía posibilidad alguna de triunfo ¿Para
que entonces lo hacía? Se queda pensativo unos segundos y me responde: Yo
pienso que más que nada por lo que tanto repetiría durante toda su vida; seguir
los dictados de su conciencia. Y esa conciencia le decía que Calles iniciaba el
secuestro del país y él, don Gilberto, no podía ni debía ser simplemente un
espectador puesto que, su conciencia no se lo permitía.
Ahora, yo estoy seguro que algo más sucedió
entre don Gilberto y Calles que provocó no sólo una ruptura, sino una actitud
no usual en un hombre tan ecuánime como lo era tu tío. Fue entonces que su
discurso pasó a ser realmente agresivo en contra del General, a quien, entre
otras cosas, acusó de la muerte de Obregón. Creo que nadie sabe lo que
realmente sucedió en la reunión, pero yo tengo mis teorías. Una es que tal vez
don Gilberto tuvo acceso a pruebas que señalaban a Calles como el cerebro atrás
del asesinato. La otra, es que pienso que Calles, al ver a tu tío tan decidido,
tal vez lo amenazó, pero la realidad es que nadie sabe pero, don Gilberto de un
momento a otro se transformó. Mira, me dice luego, y en esos momentos me
entrega un viejo recorte de un diario de esa época:
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