Metamorfosis
Fausto Alzati Araiza“Conoce al enemigo y conócete a ti mismo y, en cien batallas, no estarás jamás en peligro”
Sun Tzu
El proyecto soviético es el experimento socialista más importante de la historia. Su rotundo fracaso no basta, sin embargo, para que nuestros “socialistas” y demás “izquierdistas” dejen de persistir en su fantasía de instaurar en México el “socialismo real”. Los socialistas en México se dividieron en dos grandes corrientes: por un lado, los socialdemócratas, los “eurocomunistas” como se les denominó en algún tiempo; y por otro lado, los socialistas soviéticos, seguidores de lo que se conoció como el “socialismo real”. Para la mejor comprensión nos remitimos a sus antecedentes históricos. La actual corriente socialdemócrata nació cuando Karl Kautsky, intelectual alemán educado en las ideas del socialismo científico bajo la dirección de Engels, negó, aunque no de forma abierta, varias tesis de Marx.
Contemporáneo de Kautsky, Eduard Bernstein desarrolló hasta sus últimas consecuencias muchas de las ideas y afirmaciones que en Kautsky sólo se insinuaron, a tal grado que es la doctrina de Bernstein y no la de Kautsky la que ha pasado a la historia como la biblia de la socialdemocracia.
Berstein postuló como falsa la teoría de la lucha de clases y su agudización con el desarrollo del Modo de Producción Capitalista, (MPC) propuso la colaboración de las clases de manera que se encontrara un punto de equilibrio y sostuvo que el crecimiento del MPC traería consigo la solución de las demandas legítimas de los trabajadores, razón por la cual, la lucha entre ambas clases, en vez de agudizarse como profetizaba Marx, se atenúa y tiende a desaparecer. Concluía que la revolución no solamente no es posible, sino resulta innecesaria. La sociedad puede perfeccionarse mediante reformas. La socialdemocracia resulta la antípoda del socialismo científico.
Para finales de los 80, parte de la “izquierda” mexicana se adentró en el camino de la socialdemocracia, tendencia que se consumó con la creación del Partido Mexicano Socialista (PMS). Las organizaciones “izquierdistas” se despojaron de los últimos restos de la teoría del socialismo científico. En el Partido Mexicano Socialista, todas las organizaciones se dedicaron a tratar de unir a “todas las clases democráticas” del país. Con esta “alianza nacional” se propusieron conquistar el poder mediante la lucha electoral y construir, “desde arriba”, un “socialismo democrático” y “pluralista”.
Por otro lado, los socialistas mexicanos partidarios de la línea soviética, aceptaron la tesis leninista de que la esencia del carácter revolucionario de una organización consiste en “hacer la revolución”, es decir, confiaban en su inquebrantable decisión de derribar a la burguesía del poder por cualquier medio. Esta tesis implica que la humanidad entera había entrado en la etapa superior del capitalismo mundial (como lo afirma Lenin en El imperialismo, fase superior del capitalismo), que el MPC se había convertido en un sistema históricamente agotado, sin posibilidades de sobrevivencia. Sin embargo, el mundo está ya emergiendo de una severísima crisis económica global. En México se reanima ya la inversión extranjera directa portadora de innovación, sobre todo, en sectores líderes como el automotriz y el de la electrónica. Pronto volveremos a prosperar. Estamos ya en el 2016 y las persistentes fantasías de nuestros “izquierdistas” siguen siendo sólo eso: fantasías.
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