Por
Jenaro Villamil
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En cuatro años los mexicanos no nos hemos
dado cuenta que estamos ante un verdadero genio. Sus opositores y
críticos lo hemos cuestionado, investigado, exhibido y hasta millones de
sus detractores vuelven a pedir su renuncia, pero él se mantiene
impasible.
“No gobierno para quedar bien con las encuestas”, dice este genial personaje, cuyo único logro político real fue ser un producto de las encuestas para llegar a Los Pinos.
Sus aliados, correligionarios, empleados y simpatizantes lo han defendido hasta la ignominia. Es un “estadista”, un “visionario”, un convencido del “diálogo”.
Y lo vuelven a repetir públicamente ante el reciente episodio de su encuentro con Donald Trump, pero no se han dado cuenta que están realmente ante un genio de la incompetencia que se cree los escasos halagos que le prodigan por conveniencia no por convicción.
En los años 90, dos psicólogos de la Universidad Cornell, de Nueva York, sin conocer a Peña Nieto ni a su gabinete, describieron de manera extraordinaria el “síndrome Dunning Krugger”, que describe como pocos el estilo de gobernar del peñismo.
Este síndrome tiene tres principios esenciales:
La genialidad de Peña Nieto radica en que su “síndrome Dunning Krugger” no sólo convirtió a México y a su sexenio en rehén de su incompetencia, sino que está demostrando que su daño puede ser global, trasnacional y binacional.
Aquí hay algunas razones para explicar esta genialidad de Peña Nieto, a raíz de la invitación a Donald Trump a Los Pinos:
1.- Peña Nieto modificó de facto el artículo 89 constitucional que en su fracción X establece que una de las facultades y obligaciones del presidente de la República es conducir la política exterior y celebrar tratados internacionales observando “los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de las controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la igualdad jurídica de los Estados, la cooperación internacional para el desarrollo, el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales”.
El presidente y su asesor superstar Luis Videgaray, titular de Hacienda, simplemente ignoraron el artículo 89 fracción X y se les ocurrió la “genial” idea de invitar a los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos, sin pensar que esto viola flagrantemente un mandato constitucional. Finalmente, las recomendaciones de consultoras como Moody’s o Goldman Sachs son más importantes que la Constitución.
2.- Peña Nieto logró darle los dos puntos de ventaja que ahora tiene Donald Trump frente a Hillary Clinton en unos cuantos días, según la encuesta reciente de CNN. Si Trump era “una amenaza posible”, ahora es una amenaza real. Por si fuera poco, Clinton simplemente describió el episodio del encuentro Peña-Trump como una “vergüenza internacional”.
De acuerdo con la última encuesta de CNN, a nueve semanas de la elección estadunidense, Trump tiene 45% frente a 43% de Hillary Clinton.
Curiosamente, en el mismo sondeo, 59% de los votantes consultados creen que Clinton ganará en noviembre la mayoría de los 270 votos electorales necesarios para triunfar en el sistema electoral de Estados Unidos, frente a 34% que cree que ganará Trump.
Por supuesto, parece que Peña Nieto y su súper asesor Videgaray ignoran cómo es el sistema electoral indirecto del vecino país y sólo le hacen caso a las encuestas que mencionan un “empate técnico” entre estos dos aspirantes.
3.- Peña Nieto es feliz porque ignoró por desconocimiento todos los análisis serios sobre la personalidad de Donald Trump. Y aún sigue defendiendo que el diálogo será mejor que el enfrentamiento o el insulto contra el psicópata inmobiliario. Su asesor Videgaray simplemente le ocultó este diagnóstico de Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que describió así a Trump:
“Ese hombre lleno de odio es el verdadero Donald Trump, aquel a quien los reporteros de negocios han conocido por más de 40 años: temerario, narcisista, carente de toda conciencia propia, ansioso de arremeter contra cualquiera que le diga lo que quiere oír. Ninguna intervención resultará útil. No es posible transformar un toro salvaje en una gacela mediante el diálogo”.
El presidente mexicano cree que el muro que propone Trump no será pagado porque él ya lo dijo en tres tuits. No lo indigna la idea misma del muro. Simplemente, “corrige” a Trump que ya lo acusó de violar “las reglas del juego”. ¡Ahora resulta que las reglas las impuso el hombre del peluquín naranja!
4.- Peña Nieto demostró que no necesita de su canciller Claudia Ruiz Massieu, ni del servicio diplomático de carrera, ni de los exembajadores y cónsules de México en Estados Unido –incluso, de los que han servido en su gobierno–, ni de exsecretarios de Relaciones Exteriores de México como Rosario Green, Jorge G. Castañeda que expresaron su oposición a la visita de Trump.
Quizá sólo le hizo caso a un excanciller, José Antonio Meade, porque piensa igual que Videgaray y padece el mismo “síndrome Dunning-Krugger”.
5.- Peña Nieto volvió a colocarse en las primeras planas de la prensa internacional, especialmente la estadunidense y la británica. Hasta el jueves 1 de septiembre, ese privilegio lo tuvieron Joaquín El Chapo Guzmán y Juan Gabriel. Uno por su increíble “fuga” y el otro por su súbito fallecimiento.
Ahora, Peña Nieto es tema de columnas, comentarios y notas informativas en The Washington Post, The New York Times, Los Angeles Times, Financial Times, The Wall Street Journal, New Yorker, Forbes y hasta ese gran periódico llamado USA Today –citado por Videgaray como un referente de la opinión pública de Estados Unidos– o el español El País que en forma unánime han criticado su papel frente a Donald Trump.
The Economist, revista británica conservadora, le volvió a dedicar una editorial demoledora bajo el título “¿Por qué Enrique Peña Nieto invitó a Donald Trump a visitar México?”.
6.- Peña Nieto ha demostrado que, en efecto, el peor peligro para México, para Estados Unidos y para el mundo no es Donald Trump, a quien él mismo comparó alguna vez con Hitler y Mussolini, y terminó recibiéndolo en Los Pinos con protocolo de jefe de Estado.
El verdadero peligro para el mundo es él. Y está muy orgulloso de portar este estandarte. Como buen genio de la incompetencia
“No gobierno para quedar bien con las encuestas”, dice este genial personaje, cuyo único logro político real fue ser un producto de las encuestas para llegar a Los Pinos.
Sus aliados, correligionarios, empleados y simpatizantes lo han defendido hasta la ignominia. Es un “estadista”, un “visionario”, un convencido del “diálogo”.
Y lo vuelven a repetir públicamente ante el reciente episodio de su encuentro con Donald Trump, pero no se han dado cuenta que están realmente ante un genio de la incompetencia que se cree los escasos halagos que le prodigan por conveniencia no por convicción.
En los años 90, dos psicólogos de la Universidad Cornell, de Nueva York, sin conocer a Peña Nieto ni a su gabinete, describieron de manera extraordinaria el “síndrome Dunning Krugger”, que describe como pocos el estilo de gobernar del peñismo.
Este síndrome tiene tres principios esenciales:
- a) Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades.
- b) Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer las verdaderas habilidades de los demás.
- c) Los más incompetentes no sólo tienden a llegar a conclusiones erróneas y tomar decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello.
La genialidad de Peña Nieto radica en que su “síndrome Dunning Krugger” no sólo convirtió a México y a su sexenio en rehén de su incompetencia, sino que está demostrando que su daño puede ser global, trasnacional y binacional.
Aquí hay algunas razones para explicar esta genialidad de Peña Nieto, a raíz de la invitación a Donald Trump a Los Pinos:
1.- Peña Nieto modificó de facto el artículo 89 constitucional que en su fracción X establece que una de las facultades y obligaciones del presidente de la República es conducir la política exterior y celebrar tratados internacionales observando “los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de las controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la igualdad jurídica de los Estados, la cooperación internacional para el desarrollo, el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales”.
El presidente y su asesor superstar Luis Videgaray, titular de Hacienda, simplemente ignoraron el artículo 89 fracción X y se les ocurrió la “genial” idea de invitar a los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos, sin pensar que esto viola flagrantemente un mandato constitucional. Finalmente, las recomendaciones de consultoras como Moody’s o Goldman Sachs son más importantes que la Constitución.
2.- Peña Nieto logró darle los dos puntos de ventaja que ahora tiene Donald Trump frente a Hillary Clinton en unos cuantos días, según la encuesta reciente de CNN. Si Trump era “una amenaza posible”, ahora es una amenaza real. Por si fuera poco, Clinton simplemente describió el episodio del encuentro Peña-Trump como una “vergüenza internacional”.
De acuerdo con la última encuesta de CNN, a nueve semanas de la elección estadunidense, Trump tiene 45% frente a 43% de Hillary Clinton.
Curiosamente, en el mismo sondeo, 59% de los votantes consultados creen que Clinton ganará en noviembre la mayoría de los 270 votos electorales necesarios para triunfar en el sistema electoral de Estados Unidos, frente a 34% que cree que ganará Trump.
Por supuesto, parece que Peña Nieto y su súper asesor Videgaray ignoran cómo es el sistema electoral indirecto del vecino país y sólo le hacen caso a las encuestas que mencionan un “empate técnico” entre estos dos aspirantes.
3.- Peña Nieto es feliz porque ignoró por desconocimiento todos los análisis serios sobre la personalidad de Donald Trump. Y aún sigue defendiendo que el diálogo será mejor que el enfrentamiento o el insulto contra el psicópata inmobiliario. Su asesor Videgaray simplemente le ocultó este diagnóstico de Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que describió así a Trump:
“Ese hombre lleno de odio es el verdadero Donald Trump, aquel a quien los reporteros de negocios han conocido por más de 40 años: temerario, narcisista, carente de toda conciencia propia, ansioso de arremeter contra cualquiera que le diga lo que quiere oír. Ninguna intervención resultará útil. No es posible transformar un toro salvaje en una gacela mediante el diálogo”.
El presidente mexicano cree que el muro que propone Trump no será pagado porque él ya lo dijo en tres tuits. No lo indigna la idea misma del muro. Simplemente, “corrige” a Trump que ya lo acusó de violar “las reglas del juego”. ¡Ahora resulta que las reglas las impuso el hombre del peluquín naranja!
4.- Peña Nieto demostró que no necesita de su canciller Claudia Ruiz Massieu, ni del servicio diplomático de carrera, ni de los exembajadores y cónsules de México en Estados Unido –incluso, de los que han servido en su gobierno–, ni de exsecretarios de Relaciones Exteriores de México como Rosario Green, Jorge G. Castañeda que expresaron su oposición a la visita de Trump.
Quizá sólo le hizo caso a un excanciller, José Antonio Meade, porque piensa igual que Videgaray y padece el mismo “síndrome Dunning-Krugger”.
5.- Peña Nieto volvió a colocarse en las primeras planas de la prensa internacional, especialmente la estadunidense y la británica. Hasta el jueves 1 de septiembre, ese privilegio lo tuvieron Joaquín El Chapo Guzmán y Juan Gabriel. Uno por su increíble “fuga” y el otro por su súbito fallecimiento.
Ahora, Peña Nieto es tema de columnas, comentarios y notas informativas en The Washington Post, The New York Times, Los Angeles Times, Financial Times, The Wall Street Journal, New Yorker, Forbes y hasta ese gran periódico llamado USA Today –citado por Videgaray como un referente de la opinión pública de Estados Unidos– o el español El País que en forma unánime han criticado su papel frente a Donald Trump.
The Economist, revista británica conservadora, le volvió a dedicar una editorial demoledora bajo el título “¿Por qué Enrique Peña Nieto invitó a Donald Trump a visitar México?”.
6.- Peña Nieto ha demostrado que, en efecto, el peor peligro para México, para Estados Unidos y para el mundo no es Donald Trump, a quien él mismo comparó alguna vez con Hitler y Mussolini, y terminó recibiéndolo en Los Pinos con protocolo de jefe de Estado.
El verdadero peligro para el mundo es él. Y está muy orgulloso de portar este estandarte. Como buen genio de la incompetencia
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