REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
Durante más de un año, EU ha transitado una ruta
política jamás experimentada en sus más de 200 años de historia. Casi al final
de la jornada, dos singulares candidatos emergen levantando grandes polémicas,
como lo mostraron en su primer debate el pasado día 26. Después de atestiguar
este encuentro, en estos momentos tenemos una idea un poco más clara de las
armas que portan estos gladiadores, y el horizonte mundial, sea en aspectos
económicos, políticos y militares, se torna realmente preocupante.
Aun cuando Alex Chafuen, economista argentino,
presidente de la fundación liberal, Atlas Network, y asistente regular a las
reuniones de Álamos Alliance, publica una nota positiva al respecto, me parece
que el mensaje de los candidatos plantea serios interrogantes acerca del futuro
de un mundo enfermo, resultado de los tratamientos ofrecidos por ambos
participantes. Chafuen, aclara tener desacuerdos con Donald Trump, pero pensar
una presidencia de Hillary Clinton, lo hace enviar un mensaje subliminal: “Más
vale malo desconocido que el infierno conocido”, por lo que considera es
importante detener a Hillary.
Ante esa panorámica, el Dr. Chafuen considera que la
gente debe conocer el otro mundo de Donald Trump, el de sus asesores paladines
de la libertad.
En el equipo económico, el liberal de credenciales más
brillantes es Steve Moore, un economista que se formara en las filas del Cato
Institute, organización libertaria de gran influencia mundial. Después fundó el
prestigiado “Club del Crecimiento”, dedicado a la promoción de libertad
económica. Pasó luego a formar parte del exclusivo grupo de editorialistas en
el Wall Street Journal. Finalmente, fue reclutado por la fundación liberal más
importante de EU, The Heritage Foundation, como economista en jefe.
Moore ha tenido colaboraciones con economistas
liberales de la talla de Art Laffer, Larry Kudlow y Steve Forbes, con quienes
formara el “Comité para Detonar la Prosperidad”.
El ex presidente de Heritage Foundation, Edwin
Feulner, hombre de impecable tradición libertaria y ex presidente de
organizaciones académicas de gran prestigio liberal como, La Sociedad
Filadelfia y la Mont Pelerin Society, economista graduado en el London School
of Economics y la Universidad de Edimburgo, también se ha sumado a la campaña
de Donald Trump.
Otro economista liberal en las filas de Trump, es
David Malpass, uno de los mayores abanderados del libre comercio en las
Américas, y gran experto en América Latina de la cual ha escrito extensamente.
Malpass inició su cruzada pro libre comercio, desde que fuera Subsecretario de
Estado en la administración de George H W Bush. Fue también Subsecretario del
Tesoro en la administración de Ronald Reagan.
Liderando el elemento femenino de la campaña, tenemos
a otra gran economista liberal, Judy Shelton, quien fue la única que predijo la
crisis monetaria rusa de 1997, en su excelente libro, Money Meltdown. Judy
conoce muy bien Mexico, e inclusive, fue profesora de una universidad en
Monterrey que patrocinaba Alfonso Romo. Fue también vicepresidenta del Fondo
Nacional para la Democracia, hoy día es Directora del proyecto “Moneda Sana”
del Atlas Network. Judy es asistente regular y miembro de Álamos Alliance.
No hay duda que las credenciales de los miembros del
grupo Trump, son verdaderamente impresionantes y podría parecer que, dada sus
formaciones y antecedentes liberales, la posible administración Trump, debería
ser investida con esas ideas que han labrado la prosperidad y el desarrollo de
muchos países exitosos.
Pero ¿Cuál fue realmente el mensaje del debate?
En el caso de Hillary, no repetiremos sus problemas de
falta de integridad que han sido credenciales de su vida. Nos referimos ahora
al negro presagio que esta dama enviara. Primero, siguiendo la estrategia de
Obama, se dedicó a colgar culpas a los republicanos por todas las desgracias
del país. Pasaba luego a justificar los casi 10 trillones de dólares que Obama
le agregara a la deuda, para catapultarla al nivel de 100% del PIB. Deuda
superior a la suma agregada por todos los presidentes de EU desde su
nacimiento.
Mostrando total ignorancia de la ciencia económica,
anuncia un monumental aumento de impuestos sin prestar atención al mensaje de
Churchill: “Pretender lograr la prosperidad de los países aumentando impuestos,
es como si alguien con los pies dentro de una cubeta, quisiera levantarla
jalando la agarradera”. Pasaba luego a exponer un plan económico keynesiano
incluyendo lo clásico, más gasto del gobierno, más regulaciones, mandatos, más
endeudamiento, más impresión de dinero, más burocracia y, en especial, más
restricción de la libertad económica. Ello, combinado con sus “negocios
personales”, nos hace recordar al Gral. Manuel Noriega de Panamá, y sus negras
sociedades.
El mensaje de Trump tiene algunos ángulos positivos
cuando, asesorado por sus economistas Supply-Siders, ofrece una reducción
dramática de impuestos, siendo que EU mantiene los más altos entre los países
desarrollados, y de esa forma establecer cimientos sólidos para detonar el tan
esperado ciclo de crecimiento y prosperidad. Ofrece también eliminar esa
venenosa red de estúpidas regulaciones que han estrangulado la economía, una de
las razones principales que obliga a empresas el sentar sus operaciones en otros
países.
Sin embargo, Trump de nuevo amenaza con iniciar una
guerra comercial, agrediendo los mercados libres cuando afirma “no permitirá”
las empresas abandonen EU, anunciando abusivas tarifas a productos que esas
empresas fabriquen fuera del país. Un entorno similar al que dibuja Trump, y
soluciones similares a las que ofrece, fue lo que detonara la Gran Depresión de
1929 durante la presidencia de Herbert Hoover, que luego cimbrara el mundo
entero.
Trump afirma su plan es “pro business”, pero parece no
entender que mercados libres y libre comercio, no son pro empresa, pro
empresarios, o, pro trabajadores. Alguien le debe explicar que ambos esquemas
son pro consumidor. En las sociedades libres, los consumidores deben tener
acceso a los mejores productos a los precios más atractivos, no importa la zona
postal o nacionalidad del fabricante. El pretender modificar artificialmente
esa ecuación, aniquila la competencia, sucumbe la eficiencia y la
productividad, las economías se marchitan, para luego regresar al mercantilismo
que fatalmente azotó a toda América Latina durante todo el siglo pasado.
Con dos economistas en su grupo abanderados del libre
comercio y de los mercados libres, se empieza a dudar que esté siguiendo sus
consejos.
Después de este primer debate, el horizonte de EU y de
la economía mundial se torna más confuso y preocupante, cuando pareciera que
los votantes americanos, el próximo Noviembre deberán decidir ante la pregunta
¿Qué le sirvo, lo malo o lo peor?
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