David Gordon
El anarcocapitalismo que defendía Rothbard era completamente distinto del sistema estadounidense de gobierno y veía al estado como una banda de ladrones. Esto sin embargo no quería decir en modo alguno que no le interesara la política. Muy al contrario, estaba apasionadamente absorbido por ella.
Nunca he conocido a nadie con una capacidad tan grande para acumular y retener información como Murray Rothbard. No solo seguía las campañas presidenciales, sino que tenía también un conocimiento detallado de las campañas al Congreso. Podía elegir cualquier distrito en Estados Unidos y decirte quién se presentaba y cuáles eran los temas de debate en dicho distrito.
Esto se reproducía en su aproximación a la historia. Como su mentor, Joseph Dorfman, estudiaba los movimientos históricos aprendiendo tanto como podía acerca de todas las personas, grandes y pequeñas, implicadas en los acontecimientos. Estaba de acuerdo con Harold Lasswell en que la política trata de “quién consigue qué, cuándo y cómo”.
A la hora de evaluar los acontecimientos políticos, distinguía claramente entre libertarios y no libertarios. Juzgaba a los primeros bajo un patrón estricto. Los libertarios no deberían nunca de perder de vista el objetivo, una sociedad libertaria. Vituperaba a aquellos libertarios declarados que lo hacían, siendo esto más notable en su denuncia del liberalismo de impuestos bajos promovido por Ed Clark durante la campaña presidencial de 1980. Esto le hizo ganarse la enemistad eterna de los hermanos Koch, que habían financiado y patrocinado la campaña de Clark.
Con los no libertarios era mucho más indulgente. Aquí su preocupación principal era el grado en que un político favorecía los objetivos que iban en la dirección libertaria. Una idea en concreto dominaba su pensamiento: guerra y paz, Se opuso con vigor a la Guerra Fría y defendió a la no intervencionista Vieja Derecha. Trabajo como escritor de discursos e investigador para el congresista Ralph Gwinn de New York, fiel seguidor de la Vieja Derecha, y conocía y admiraba a Howard Buffett, el padre del famoso inversor.
Debido a su oposición a la Guerra Fría, fue un ferviente seguidor de Robert Taft por encima de Eisenhower en 1952. Estuvo a favor de Adlai Stevenson por delante de Eisenhower, de nuevo por razones de política exterior, y al contrario que muchos en la derecha, no tuvo nada que ver con la campaña de Barry Goldwater de 1964. Este fervoroso “guerrero frío” no era el tipo de conservador del gobierno limitado que quería.
Rothbard no deducía todos sus compromisos políticos de una teoría, sino que más bien usaba su propio juicio y esto llevaba a alianzas que podían cambiar enormemente cada vez. Esto resultaba especialmente evidente en lo referente al Partido Libertario. Durante los muchos años en que estuvo implicado en el partido, mostró su usual interés entusiasta sobre cada disputa entre facciones y a veces cambiaba de bando con rapidez. Recuerdo un caso en el que yo estaba en una mesa redonda en Chicago en la reunión anual de la American Political Science Association con él. Al mismo tiempo, había una convención del PL y estaba transmitiendo sus instrucciones a sus seguidores por el teléfono, uniéndose al mismo tiempo a la discusión sobre trabajaos académicos.
El PL atrajo a muchos personajes extraños y, por supuesto, Rothbard tenía información detallada acerca de casi todos. A menudo regalaba a sus amigos cuentos divertidos acerca de sus aventuras. A esto se le unía su esposa Joey, que compartía su interés en lo que estaban haciendo todos. Durante la convención de 1979 del PL en el Bonaventure Hotel en Los Ángeles, dio una charla en el local de un pequeño club libertario. Joey me dijo sobre el líder del club: “¿Sabes cuánto pago a Murray por la charla? ¡Cero!”
Despreciaba el gobierno de una élite autoproclamada, que consistía en “intelectuales cortesanos”; frente a ella, prefería con mucho el sentido común del estadounidense medio, aunque indudablemente no era un demócrata del gobierno de la mayoría. Defendió a Joe McCarthy y apoyó las campañas presidenciales de Ross Perot y Pat Buchanan, aunque no era en modo alguno un defensor acrítico de ninguno de ambos.
Sí admiraba sin reservas a un persona implicada en la política y por supuesto, esta era son gran amigo y compañero libertario Ron Paul. Él y Ron Paul trabajaron juntos en defensa del patrón oro, la oposición a la Fed y la defensa de una política no intervencionista. A este trabajo se les unieron Burt Blumert y Lew Rockwell y es en estas actividades con estos amigos donde se encuentra la esencia de los compromisos políticos de Rothbard.
Como es natural. A Rothbard había cosas que la gustaban y disgustaban mucho. Odiaba a Bill Clinton y Joey me dijo que cuando veía hablar a Clinton en televisión, tenía que sujetarle para que no se abalanzara contra el televisor y golpeara la pantalla. Solo puedo imaginar qué estaría hoy diciendo acerca de Hillary.
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