Lawrence M. Vance •
Las revelaciones de WikiLeaks han puesto a la vista la oscura naturaleza de la política exterior estadounidense, incluyendo, como la ha descrito recientemente Eric Margolis: “El trato con mano dura de Washington a amigos y enemigos por igual, su acoso, uso de diplomáticos como espías aficionados, visiones estrechas y comentarios sarcásticos sobre líderes mundiales”.
Por mucho que yo, un estadounidense, odie decirlo, la política exterior de EEUU es en realidad mucho peor. Es agresiva, imprudente, beligerante y entrometida. Decide la desestabilización y derrocamiento de gobiernos, el asesinato de líderes, la destrucción de industrias e infraestructuras, el respaldo a golpes militares, escuadrones de la muerte y traficantes de drogas y el imperialismo bajo el disfraz del humanitarismo. Apoya gobiernos corruptos y tiránicos y sanciones y embargos brutales. Genera discordia, conflicto, odio y terrorismo contra Estados Unidos.
La pregunta, por tanto, es simplemente esta: ¿Puede arreglarse la política exterior de EEUU? Aunque no soy muy optimista de que lo vaya a ser, tengo más que confianza en que poder ser.
Propongo una solución cuádruple desde las siguientes perspectivas: Padres Fundadores, ejército, Congreso, libertarismo. En pocas palabras, para arreglar su política exterior, Estados Unidos debería implantar una política exterior jeffersoniana, adoptar la Enmienda por la Paz del mayor general Smedley Butler, seguir el consejo del congresista Ron Paul y hacerlo todo dentro del marco libertario del filósofo Murray Rothbard.
Thomas Jefferson, nuestro primer secretario de estado y tercer presidente, favoreció una política exterior de “paz, comercio y amistad honrada con todas las naciones, sin establecer alianzas con ninguna”. Esta política se siguió en lo básico hasta la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898. He aquí la simple pero profunda sabiduría de Jefferson:
- “Ninguna nación tiene derecho a juzgar a otra”.
- “No queremos intervenir en los asuntos internos de ningún país, ni en los asuntos generales de Europa”.
- “Estoy a favor del libre comercio con todas las naciones, las conexiones políticas con ninguna y poca o ninguna institución diplomática”.
- “Hemos dado pruebas, de los más ilustrados y aprobados escritores sobre el tema, de que una nación neutral debe, en todo lo relativo a la guerra, observar una exacta imparcialidad hacia las partes”.
El mayor general de los marines de EEUU, Smedley Butler, fue el marine más condecorado en la historia de EEUU. Después de dejar el ejército, escribió la obra clásica La guerra es un latrocinio. Butler propuso una Enmienda por la Paz para proporcionar una “garantía absoluta a las mujeres de Estados Unidos de que sus seres queridos nunca serán enviados al extranjero para verse innecesariamente abatido en guerras europeas o asiáticas o africanas que no afecten a nuestro pueblo”. He aquí sus tres propuestas:
- Se prohíbe enviar miembros de las fuerzas armadas terrestres fuera de los límites continentales de Estados Unidos y la Zona del Canal de Panamá por cualquier causa.
- A los navíos de la Armada de Estados Unidos o de las otras demás fuerzas armadas, se les prohíbe navegar, por cualquier razón salvo en misión de paz, a más de quinientas millas de nuestras costas.
- La aviación del Ejército, la Armada o los cuerpos de marines se le prohíbe volar, por cualquier razón a más de setecientas cincuenta millas más allá de la costa de Estados Unidos.
Y luego está nuestro jeffersoniano moderno en el Congreso, el representante Ron Paul, la única voz coherente de cualquier partido en el Congreso a favor de una política exterior de paz y no intervención. En un discurso en la Cámara varios meses antes de la invasión de Iraq, Ron Paul defendió una política exterior de paz mediante comercio y no intervención:
Una política exterior apropiada de no intervención se construye sobre la amistad con otras naciones, libre comercio y fronteras abiertas, maximizando los intercambios de bienes y servicios e ideas.Para el marco libertario necesario para asegurar una política exterior de paz y no intervención, podemos acudir al filósofo y teórico político libertario Murray Rothbard:
Deberíamos evitar alianzas involucrantes y dejar de intervenir en los asuntos internos de otras naciones, no importa cuántos intereses especiales reclamen otra cosa. Las alianzas involucrantes que deberíamos evitar incluyen las alianzas complejas en la ONU, el FMI, el Banco Mundial y la OMC.
El principio moral básico que apoya una política exterior no intervencionista es el de rechazo de la iniciación de fuerza contra otros. Se basa en la no violencia y la amistad salvo en caso de ataque, la autodeterminación y la autodefensa al tiempo que se evita la confrontación, incluso cuando discrepamos de la forma en que otros países llevan sus asuntos. Sencillamente significa que debemos ocuparnos de nuestros asuntos y no vernos influidos por intereses especiales que tengan quejas o algo que ganar controlando nuestra política exterior. Manipular nuestro país para que entre en conflictos que no son de nuestra incumbencia y no relacionados con la seguridad nacional no nos proporciona ningún beneficio, mientras que nos expone a grandes riesgos financiera y militarmente.
El primer punto de un programa libertario de política exterior para Estados Unidos debe reclamar que se abandone su política de intervencionismo global: retirarse inmediata y completamente, militar y políticamente, de Asia, Europa, Latinoamérica, Oriente Medio, de todas partes. El clamor de entre los libertarios estadounidenses debería ser que Estados Unidos se retire ahora, en toda forma que implique al gobierno de EEUU. Estados Unidos debería desmantelar sus bases, retirar sus tropas, detener su incesante intervención política y abolir la CIA. También debería acabar con toda ayuda exterior, que es simplemente un dispositivo para coaccionar al contribuyente estadounidense para subvencionar exportaciones estadounidenses y favorecer a estados extranjeros, todo en nombre de “ayudar a los pueblos hambrientos del mundo”. En resumen, el gobierno de Estados Unidos debería retirarse totalmente hacia sus propias fronteras y mantener un estricto “aislamiento” político o neutralidad en todos los aspectos.El imperio global de EEUU, con sus 1.000 bases militares en el extranjero y medio millón de tropas y mercenarios en tres cuartas partes de los países del mundo, debe desmantelarse. Junto con los espías del imperio, las operaciones encubiertas, ayuda extranjera, gigantescos presupuestos militares, abuso y mal uso del ejército, campos de prisioneros, torturas, secuestros, asesinatos, construcción de naciones, extensión de la democracia a punta de pistola, chauvinismo, cambios de régimen, alianzas militares, garantías de seguridad e intermediación en los asuntos de otros países.
La política exterior de EEUU puede arreglarse. Estados Unidos nunca toleraría que otro país construyera una cadena de bases en torno a Norteamérica, acuartelara miles de sus tropas en nuestro suelo, aplicara una zona de exclusión aérea sobre territorio estadounidense o enviara sus flotas a patrullar nuestras costas. ¿Durante cuánto tiempo más tolerarán otros países estas acciones por parte de la ONU? Ya hemos experimentado represalias del mundo musulmán por nuestra política exterior. ¿Y cuánto tiempo más puede permitirse Estados Unidos mantener su imperio?
Es hora de que el policía, bombero, guardia de seguridad, trabajador social y el metomentodo del mundo anuncie su jubilación.
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