“Si
yo hablara vuestro tipo de lenguaje, diría que el único mandamiento
moral del hombre es: Pensarás. Pero un “mandamiento moral” es una
contradicción. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido,
no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la razón no acepta
mandamientos”. Discurso de Galt (La Rebelión de Atlas).
. . .
¿Qué son los Diez Mandamientos? ¿Cuál es su significado filosófico, y qué tipo de sociedad implican?
Los conservadores religiosos claman que
los Diez Mandamientos proporcionaron la base moral sobre la cual se
constituyeron los Estados Unidos. Pero, ¿puede eso haber sido posible?
Dejemos de lado la pregunta histórica de qué fuentes utilizaron los
Padres Fundadores, que eran en su mayoría deístas. La pregunta más
básica es: ¿puede una nación de libertad, individualismo y búsqueda de
la felicidad estar basada en los Diez Mandamientos?
Démosle un vistazo a los mandamientos.
Su gramática varía entre las versiones católica, protestante y judía,
pero el contenido es el mismo.
El primer mandamiento es: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
Siendo el primero, es el fundamental. Su
esencia es afirmar que el individuo no es un ser independiente con
derecho a vivir su propia vida, sino un vasallo de un Señor invisible.
Dice, en efecto, “Yo te poseo; debes obedecerme”.
¿Pueden los Estados Unidos estar basados
en eso? ¿Puede una idea tan servil corresponder con lo que América
representa: la tierra del individuo libre, independiente, soberano, que
existe por su propio beneficio? La pregunta es retórica.
El segundo mandamiento es una extensión
del anterior, con contenido específico acerca de no servir a ningún otro
dios ni adorar a “imágenes paganas” (ídolos). Las versiones judías y
protestantes amenazan a los herejes con castigos contra sus
descendientes – el pecado heredado – “transmitiendo la iniquidad de los
padres a los hijos, hasta la tercera y cuarta generación…”.
Esta concepción primitiva de la ley y la
moralidad contradice flagrantemente los valores americanos. La culpa
heredada es un concepto imposible y degradante. ¿Cómo puedes ser
culpable de algo que no hicistes? En términos filosóficos, representa la
doctrina del determinismo, la idea de que tus decisiones no cuentan
para nada, que factores fuera de tu control gobiernan tu “destino”. Es
la negación del libre albedrío y por lo tanto de la responsabilidad
personal.
La nación del “self-made man” no puede
conciliarse con la horrible noción de que serás castigado por el
“pecado” de tu tatarabuelo.
Su numeración varía entre las diferentes
versiones, pero los siguientes dos o tres mandamientos prohíben tomar
el nombre de Dios “en vano”, y ordenan dedicar un día especial (el
sábado para los judíos, el domingo para los católicos, etc.) para
alabarlo.
En suma, el primer grupo de mandamientos
te manda reverenciar, adular, humillarte y obedecer. Esto es imposible
de reconciliar con el concepto americano de un individuo que depende de
sí mismo y es dueño de sí mismo.
El mandamiento de en medio, “Honrarás a
tu padre y a tu madre”, es manifiestamente injusto. La justicia exige
que honres a quienes merecen honor, el cual se han ganado por sus
decisiones y acciones. Tu padre y tu madre concretamente pueden
merecerse tu honor, o no – esto te corresponde juzgarlo a ti, en base a
cómo te hayan tratado y a una evaluación racional de su carácter moral.
Exigir que la hija de Stalin honre a
Stalin no sólo es obsceno, sino que también demuestra la demanda de
irracionalidad que hay implícita en el primer grupo de mandamientos. Se
te ordena, no que pienses o juzgues, sino que eches por la borda tu
razón y simplemente obedezcas.
El segundo grupo de mandamientos no es
objetable, pero es común a virtualmente cualquier sociedad organizada:
mandamientos contra el asesinato, el robo, la mentira y demás. Pero lo
que sí es objetable es la noción que no existe ningún fundamento
racional – o sea, basado en la realidad – para rechazar el
comportamiento criminal, que sólo el incuestionable decreto de un
Castigador sobrenatural es lo que hace que actos como el robo o el
asesinato sean malos.
La filosofía básica de los Diez
Mandamientos es el polo opuesto de la filosofía que cimienta el ideal
americano de una sociedad libre. La libertad requiere:
– una Metafísica de lo natural – no de
lo sobrenatural; de libre albedrío – no de determinismo; de la realidad
primaria del individuo, no de la tribu o la familia;
– una Epistemología de pensamiento
individual, aplicando una lógica estricta, basada en la percepción de la
realidad, no en la obediencia y el dogma;
– una Ética de interés propio racional
para lograr los valores escogidos, con el objetivo de la felicidad
individual en esta tierra, no el temeroso, obligado apaciguamiento de un
“Dios celoso” que dicta “mandamientos”.
Más que en los Diez Mandamientos, el
verdadero fundamento de los valores de los Estados Unidos quedó plasmado
en La Rebelión de Atlas, de Ayn Rand:
“Si yo hablara
vuestro tipo de lenguaje, diría que el único mandamiento moral del
hombre es: Pensarás. Pero un “mandamiento moral” es una contradicción.
Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido.
Lo moral es lo racional, y la razón no acepta mandamientos”.
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Adaptado de comentarios originales de Harry Binswanger
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