por Gerardo García
–Quejarse
de que la economía libre favorece a los ricos es como quejarse de que
la libertad de expresión favorece a los elocuentes-
Joseph Sobran
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Austria era un centro cultural científico-filosófico,
cuna de pensadores, poetas, médicos, músicos y economistas. Ha sido el
hogar de Karl Popper, Amadeus Mozart, Ludwig von Beethoven, Sigmund
Freud, Ludwig Boltzmann, Carl Menger, Eugen von Bohm Bawerk, Ludwig von
Mises, Joseph Schumpeter y Friedrich von Hayek, por mencionar sólo
algunos. Esto nos induce a pensar en la gran importancia de este país
para el mundo.
La Escuela Austriaca de Economía se fundó con la publicación del libro –Principios de Economía Política–
en 1871, del economista Carl Menger. Esta teoría económica cuestiona el
enfoque capitalista clásico y marxista, que se fue conformando con las
aportaciones de Adam Smith, David Ricardo, Carlos Marx, Federico Engels y
más recientemente, John Stuart Mill.
Si bien es cierto que a Menger se le
considera fundador de la Escuela Austriaca, estableciendo sus bases
económicas, fueron los economistas Ludwig von Mises y Friedrich von
Hayek los principales divulgadores de esta tradición.
De la revolución marginalista (1871),
surgen tres escuelas de pensamiento económico en Europa de gran
importancia, Cambridge en Gran Bretaña, Lausanne en Suiza y la Austriaca
en Viena. Esta última ha sido la menos difundida, lo cual se puede
explicar en parte a la persecución Nazi a mediados de los 30’s, que
forzó a que esta teoría económica finalmente se dispersara alrededor del
mundo. Se terminó de esta manera una etapa en la vida de esta escuela,
que no ha podido recobrar la misma intensidad de sus inicios.
La desigualdad creada bajo un sistema
capitalista generó una idea que adquirió importancia a principios de la
década de los 20’s. Ante esto, surgió nueva forma de concebir la
economía, con una disciplina que revolucionaría al mundo como
alternativa ante los nuevos retos económicos, el “Socialismo”. Un
programa ideológico de planificación estatal que yace sobre principios
éticos de justicia e igualdad, el cual se pudo experimentar en la Ex
URSS, sin embargo, el sistema fracasó por un mal entendimiento de los
principios económicos, puesto que aboga por la distribución e igualdad
de riqueza y no por la creación y prosperidad de la misma.
Es hasta 1929 cuando el capitalismo se
puso en tela de juicio y con ello una severa crítica a la Ley de Say. Se
consideraba que los mercados libres ya no eran eficientes, esto llevó a
que J.M. Keynes, economista Británico, desarrollara su teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
en 1936, con un impacto sin precedentes en el mundo económico. Según
Keynes, es el Estado quien debe intervenir para corregir y regular la
economía y no el mercado, premisa que dominaría el rumbo del análisis
económico hasta el día de hoy. Esta fue la contribución de Keynes, que
ha permanecido y que ha ocasionado las peores crisis de nuestros
tiempos.
Con las recurrentes crisis económicas
ocasionadas por políticas keynesianas y el colapso de un experimento
socialista de la Ex URSS en 1989, la escuela austriaca adquiere gran
importancia. Ludwig von Mises había enterrado al socialismo antes
incluso de que naciera. En su libro –Socialismo– de 1922,
establece la imposibilidad de este sistema y lo destina al fracaso. Por
otra parte, la teoría de los ciclos económicos desarrollada por los
austriacos, es la que mejor explica las recesiones económicas; sin
embargo, aún ante este nuevo paradigma, las políticas keynesianas han
permanecido obedeciendo a un sistema de intereses políticos más que
económicos; más de corto plazo que de largo plazo. Esta es la corriente
que ha dado paso a crisis cada vez más severas.
Con la dispersión del pensamiento
austriaco y el surgimiento de estas nuevas ideas, esta teoría se quedó
sin trascender en el mundo académico, no tenían voz en el clima
intelectual. Desde los docentes hasta las asignaturas impartidas en las
aulas de casi todas las universidades del mundo, se predican el
keynesianismo y también el socialismo -aunque en menor medida- con un
enfoque metodológico radicalmente contrario y con claras diferencias
sustanciales.
Entre el conjunto de ideas en las cuales
los austriacos fundamentan su teoría, se encuentra el individualismo
metodológico, que supone una aproximación a los fenómenos económicos a
través del actuar humano, y que se opone de manera radical a tratar a la
ciencia económica con el mismo método que se tratan las ciencias
naturales. De esta forma, son los individuos los que crean las
condiciones económicas, son ellos los que determinan el rumbo del
mercado mediante un respeto al estado de derecho, que garantice las
libertades individuales y económicas.
Desde su nacimiento hasta
nuestros días, los austriacos han demostrado ser la escuela que mejor
entiende la economía, los que mejor explican las causas y consecuencias
de las crisis económicas, han luchado contra ideologías totalmente
opuestas que han resultado desastrosas para el mundo -la evidencia
empírica así lo demuestra- aún con todo esto, hace falta mucho para ver
un verdadero cambio de paradigma económico. Esto dependerá del impulso y
divulgación de la tradición austriaca, que ha sido sin duda la mejor
alternativa y sin embargo, sigue siendo una tradición olvidada.
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