El jefe del estado mayor turco, el general Umit Dundar, declaró el sábado muy temprano que los militares leales han retomado el control del país y que por estas horas se están dedicando a purgar a los miembros del movimiento que siguen al clérigo islamista Gülen, a quien se acusa de fogonear el intento de golpe de estado.
El Presidente Recep Tayyip Erdogan
logró recuperar el control del país desde la madrugada del sábado
después de que multitudes de ciudadanos respondieron a su llamado para
que salieran a las calles, lo que hizo que decenas de rebeldes
abandonaron sus tanques después del intento de golpe de Estado por parte
de un sector militar contrario a sus políticas.
El primer ministro turco, Benali Yildirim, declaró que "161 personas murieron durante la noche y la madrugada del sábado en el intento de golpe en el país". Dijo ademas "que más de 1.400 personas resultaron heridas y más de 2.800 personas han sido detenidas". El premier describió la noche como una "mancha oscura para la democracia turca" y culpó por el golpe a la "organización terrorista del clérigo islamista Gülen, quien reside en los Estados Unidos."
En referencia a los golpistas, aseveró que "recibirán el castigo que merecen", señalando que los autores están ahora en manos de la justicia que será quien disponga las penas que correspondan.
Yildirim dijo que "Gülen es un clérigo islamista que no es un amigo de Turquía y que ha escogido declarar la guerra al país". Erdogan siempre ha acusado al Gülen, quien reside en Pensilvania, de tratar de derrocarlo y hoy lo considera "el enemigo numero uno de su gobierno". Pero este ex aliado del presidente negó "categóricamente" cualquier implicación en la trama, llamando a la acusación de "insultante y falsa".
Sin embargo, jefe en funciones del estado mayor, el general Umit Dundar,
dijo que habrá una gran purga dentro de los militares cercanos a los
miembros del movimiento de Gülen: serán juzgados y se les aplicara todo
el rigor de la ley turca.
Los funcionarios insistieron que el
intento de golpe se cayo a pedazos y que en él intervinieron unos 1.560
oficiales de seguridad desleales y no mas de 200 soldados, quienes
terminaron entregando sus armas y rindiéndose de los jefes militares
turcos leales a Erdogan. Antes de ser trasladados a la central de
seguridad militar de inteligencia interior turca fueron mostrados a la
televisión local varios de sus cabecillas, en una operación en la que claramente el presidente Erdogan ha salido fortalecido ante la crisis.
Sin embargo, lo que se avecina en
Turquía luego de este "gran punto de inflexión" y cuyas implicancias
abren un escenario altamente sensible de cara al futuro, permite pensar
que el presidente deberá interpretar lo sucedido con reflexión y equilibrio; algo que Erdogan ha sabido tener y también perder en muchos momentos, frente
a un tablero político altamente convulsionado no solo al interior de
Turquía, sino en lo referente a su papel como jugador regional en el
caso de los Kurdos y fundamentalmente en el rol turco en la guerra civil
siria y sus relaciones con el terrorismo islamista del Estado Islámico.
No comments:
Post a Comment