Guillermo Barba
En el mundo se infla a gran velocidad una enorme “bomba” financiera de destrucción masiva en el mercado de bonos. De hecho, no es nada nueva y comenzó cuando los bancos centrales lanzaron políticas monetarias “no convencionales” tras la crisis de 2008-2009. Básicamente deprimieron las tasas de interés de manera artificial e inundaron de liquidez el mundo comprando activos.
Pero la economía no va bien. A pesar de los “estímulos” que le comento, o mejor dicho a causa de ellos –pues sólo sirvieron para hacer rebotar un “gato muerto”-, hay ahora un vuelo de los nerviosos inversores hacia la “seguridad”. Por eso los papeles de deuda considerados como “refugio” están encareciéndose. Por paradójico que resulte, hay una relativa “escasez” de papeles de deuda por la alta demanda de los inversores que salen de mercados emergentes.
El encarecimiento de los bonos ha llegado al punto absurdo y ridículo de que haya un creciente número de ellos que pagan rendimientos negativos. Es el caso por ejemplo de valores de Alemania, Francia, Italia y Japón.
Bill Gross, famoso inversor internacional de Janus Capital, escribió ayer en su cuenta de Twitter que los rendimientos son los más bajos en 500 años de historia registrada, y que más de 10 billones (sí, más de 10 millones de millones) de dólares en bonos ya pagan tasas negativas.
Los responsables de que se haya llegado a estos extremos son los banqueros centrales y sus aludidas políticas “no convencionales”, que en la Zona Euro y Japón ya imponen las mencionadas tasas negativas.
Gross advirtió que “esto es una supernova que explotará un día.” No hay duda de que así será.
De acuerdo con Fitch al 31 de mayo pasado había 10.4 billones de dólares (bdd) en deuda soberana con rendimiento negativo. Japón lidera por mucho este grupo con 7.3 bdd.
El monto está creciendo de forma acelerada, pues en febrero pasado eran 7, en abril 9 y ya vamos en más de 10 bdd por primera vez.
El Commerzbank, segundo banco más grande de Alemania está considerando –según fuentes de Reuters-, acumular miles de millones de euros en efectivo físico en bóveda para eludir los tipos negativos impuestos por el Banco Central Europeo (BCE).
No es casual, como le conté hace unos meses aquí, que en la mente de los banqueros centrales esté abolir lo antes posible el uso de efectivo. Ya han comenzado en Europa con los billetes de 500 euros y se propone lo mismo con los de 100 dólares. No quieren que nadie se les escape de sus absurdas y destructivas políticas monetarias.
¿Qué implica todo esto? Nada bueno. Quieren forzar a los bancos privados a prestar dinero o castigarlos con tasas negativas, cuando el problema es que antes han prestado demasiado. Un problema provocado por deuda, crédito y consumo desmedidos no se puede resolver con más de lo mismo.
Además, la inyección de liquidez de los bancos centrales ha creado reservas bancarias excesivas, que cuando son prestadas, van a parar a otros bancos en la misma situación. Un callejón sin salida.
Dichas instituciones financieras la seguirán pasando mal y esto se reflejará en sus acciones.
En México no estamos exentos de esas presiones externas. Los flujos de capital tenderán más a salir del país que a quedarse con independencia de si Banxico sube o no este mes su tasa de referencia (lo cual sí debería hacer anticipándose a la inflación que viene).
En este espacio le dijimos en su momento (ver: ¿Qué nos ocultan Hacienda y Banxico?) que quedarse en pesos no era una buena idea. Citi se sumó ya a esta posición la semana pasada al recomendar la venta de nuestra moneda y comprar dólares.
No hay duda de que en la próxima inevitable crisis, nuestra divisa y la economía entera la van a pasar muy mal.
Por supuesto, el dólar es un gigante de papel. El verdadero refugio financiero indestructible y permanente es el oro, seguido de la plata. Que nadie dude que los inversores más sensatos seguirán acumulándolos en físico sobre todo en precios de oportunidad de compra. Esperemos que se presenten. A esos inversores es a quienes sí debemos seguir.
No comments:
Post a Comment