Washington atraviesa una crisis en dos
frentes: el externo, con su pérdida de poder, y el interno, con sus
problemas económicos.
De esa manera, intentarán evitar ser desmantelados, como ocurrió con Yugoslavia y se repitió en este siglo con lo que el autor definió como un "fraude" en la política internacional, las incursiones que destruyeron Afganistán, Irak, Somalia y Libia, y que estuvieron a punto de repetirse en Irán y Siria, con la denominada 'lucha contra el terrorismo', si no fuera por la intervención del presidente ruso, Vladímir Putin.
El frente económico
Roberts, en su artículo 'El siglo XXI: una era de fraude', describió el otro elemento en decadencia de EE.UU. como es el frente económico. Mientras los sectores de poder envían su producción y beneficios a países como China o la India, los ingresos de las familias de clase media sufren una caída de varios años. Incluso, detalló que la mitad de las personas de 25 años viven con padres o abuelos ante la imposibilidad de encontrar trabajos que les permitan independizarse.
Sin embargo, esta y otras falencias son disimuladas con la complicidad de los medios de comunicación, que apuestan a instalar la fantasía de la recuperación económica, al igual que las agencias oficiales de estadística que mienten, por ejemplo, sobre la inflación y el desempleo. Hay más problemas: la corrupción que regula el sector financiero, el Tesoro y la Reserva Federal.
Esta última, convertida en una herramienta de un pequeño número de bancos, tuvo éxito al crear la ilusión de una recuperación económica registrada desde 2009. ¿Cómo lo hizo? A través de la impresión de miles de millones de dólares que no se volcaron a la economía sino a los activos financieros.
Debido a esta ilusión sustentada desde el Gobierno y los medios, pocos americanos entendieron que no existe recuperación económica y que podrían ser golpeados por una nueva recesión. Por eso, el autor expresó que "el consumidor está agotado, abrumado por la deuda y por la falta de aumento de sus ingresos", mientras que la "política económica apunta a salvar a un puñado de bancos, no a la economía de EE.UU.".
Todo esto se completa con la caída de la producción industrial y su desviación hacia los servicios con la consiguiente menor inversión en salarios.
Un panorama difícil de revertir
No está claro, según Roberts, si EE.UU. podrá aplicar una nueva regulación del sistema financiero y repatriar sus capitales para hacer revivir su economía. En especial, porque el Gobierno, controlado por intereses económicos corruptos, no se preocupa por las necesidades de la población y solo protege las ganancias de Wall Street. "Hoy, el capitalismo de EE.UU. hace su dinero vendiendo la economía estadounidense y a la gente que dependen de ella", aseguró.
Frente a esta conjunción de factores, para el analista, a menos que EE.UU. destruya al mundo en una guerra nuclear, al caer junto a sus Estados vasallos -como los europeos, Canadá, Japón y Australia- se configurará un nuevo mundo, en el que el Occidente corrupto será solo un componente insignificante.
No comments:
Post a Comment