En noviembre serán las presidenciales en
Estados Unidos. Como siempre, dos candidatos se disputan la silla.
Latinoamérica ve con atención y desconfianza ese evento electoral.
Programadas para el martes 8 de noviembre, las presidenciales estadounidenses, aparentemente, serán definidas entre Hillary Clinton, del Partido Demócrata, y Donald Trump por los Republicanos.
Una guerra de encuestas los acerca o los aleja a medida que pasan los días.
En un sondeo de opinión elaborado por la agencia Ipsos, se asegura que Hillary Clinton es considerada por el 67 por ciento de los potenciales electores "como una persona deshonesta". Una cifra casi similar, 62 por ciento, "tiene la misma opinión del político republicano".
El historial
En la América Latina se mira con atención el proceso electoral del vecino del norte esta región da para encender las alarmas. Un expediente que se alimenta de intervenciones, injerencias, amenazas, presiones, bloqueos, golpes de Estado, apoyo a dictadores y financiamiento a grupos opositores a los Gobiernos incómodos para la Casa Blanca.El fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano, advirtiendo sobre las invasiones armadas promovidas por Estados Unidos, señaló:"El mundo se está convirtiendo en una inmensa base militar, y la base se convierte en un hospital mental del tamaño del mundo. ¿Cuáles son los locos? ¿Los soldados que se suicidan o las guerras que obligan a matar?".
¿El más conveniente?
RT consultó la opinión de analistas en varios países latinoamericanos para conocer sus puntos de vista sobre un resultado electoral favorable a cualquiera de los dos candidatos que se disputarán la oficina oval.Mariano Vázquez es periodista en Bolivia y conductor del programa 'Ojo con los medios'.
En su opinión, "el arribo de Clinton o Trump a la Casa Blanca no modificaría la relación distante que hoy tiene Washington con América Latina. Ambos candidatos acentuarán su posición hostil con Medio Oriente con la excusa de la lucha contra el terrorismo. Y solo mirarán a la región en caso de necesidad. En el caso de Bolivia, la relación se enfriará aún más y la relación entre ambos países continuará; mientras Evo Morales y el MAS estén en el Gobierno no habrá restablecimiento de embajadores, hecho que data desde 2008".
¿Se puede escoger?
Marcelo Colussi, psicólogo y analista político. Guatemala."En realidad ninguno es solución para los latinoamericanos, pero al menos Hillary Clinton es menos mala que Donald Trump. Este último es un fascista en todo sentido de la palabra, un reaccionario de lo peor, racista, machista, homofóbico, abiertamente representante del discurso más conservador y reaccionario. Clinton, al menos, se presenta con más tacto, menos troglodita. En esencia ninguno de los dos puede traer cambios reales en cuanto al trato del imperio con su patio trasero. Solo agrego que Hillary parece menos visceral. Diría que con ella puede existir la ilusión de un mejor trato. Con Trump, ni siquiera eso".
Atilio Borón, investigador de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
"Creo que ninguno de los dos sería más conveniente. Tal vez podríamos especular sobre quien sería menos malo. En tal caso creo que entre estas dos malas personas, inmorales y corruptas, tal vez la menos dañina podría ser Hillary, pero nada más que eso. Ella y Trump representan, con ligeros matices, lo mismo: la dictadura legal del gran capital en Estados Unidos. Trump es más impredecible y su compañero de fórmula es impresentable. Hillary es más predecible, pero su récord en la Administración es terrible. Es una 'lobbista' de Wall Street, del complejo militar-industrial y del Estado de Israel. América Latina no puede esperar nada bueno de ningún Gobierno de Estados Unidos, como lo ha demostrado la historia de más de dos siglos".
Los recursos
Arlenin Aguilón, comunicador social y analista del discurso en Venezuela."Para ser sincero no veo diferencias de fondo en ellos. Solo se diferencian por algunos matices de género y porque una es menos bulliciosa que el otro. En EE.UU. el poder no lo tienen los presidentes. Por encima de ellos están los verdaderos poderes fácticos vinculados, por citar un ejemplo, a la industria militar. La relación con América Latina sería exactamente la misma que vemos hoy, sea cual fuese el próximo o la próxima presidenta. Washington mantendrá su política guerrerista pujando por apoderarse de nuestros recursos energéticos. Consumen más de 20 millones de barriles de petróleo por día. Y ellos saben, por ejemplo, que los países miembros del Mercosur reúnen más de 300.000 millones de barriles de petróleo certificado y además de inmensas reservas de gas".
Dos caras, una moneda
Juan Alberto Sánchez Marín, periodista, analista de temas internacionales, Colombia."La historia enseña que la política exterior estadounidense con respecto a América Latina, y, en particular, hacia Colombia, ha sido prácticamente invariable. A primera vista podría parecer que la señora Clinton le daría continuidad a las políticas de Obama, con todo lo poco de bueno y lo mucho de malo que han tenido para la región, y que para Colombia podrían ser provechosas para el apoyo a los acuerdos de paz que este país adelanta entre el Gobierno y las FARC. Sin embargo, también basta una sola mirada para ver todo lo funesta que ha sido la participación de Hillary Clinton en el estado de cosas mundial".
Explica Sánchez Marín que la "invasión a Irak, la invasión a Libia, el apoyo al régimen de terror de Israel, golpe de Estado en Honduras, desestabilización política de Venezuela, apoyo irrestricto al Plan Colombia y la mascarada que representó, intentonas golpistas en Bolivia y Ecuador... en fin, la lista es larga y afecta a casi todos los países latinoamericanos".
Mientras que "Donald Trump, por su parte, representa todo el odio y el racismo que llevan, a veces agazapado, a veces declarado, ciertos sectores de los poderes políticos y económicos de los Estados Unidos".
Se trata, sencillamente, "de un cambio de estrategia, donde no está en mente algo bueno para los pueblos, sino algo conveniente para los afanes económicos, geopolíticos y geoestratégicos estadounidenses. Y en ese aspecto, tanto Clinton como Trump son dos esquinas de similares ópticas e intereses", opina.
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