Saturday, June 18, 2016

Terrorismo en América Latina: Parte I

Terrorismo - Colombia
Todos los países que sufren el terrorismo, también pasaron por etapas previas sin tomar las medidas de prevención ya que determinar cuándo es terrorismo y convencerse de que el fenómeno es complejo. Esta sentencia debe estar presente siempre cuando observamos acciones violentas destinadas a atemorizar a la población o a parte de ella. El terrorismo en cualquiera de sus formas es un fenómeno mundial que se esparce como el aceite y que si no se toman las acciones a tiempo después se hace incontrolable.



Por ejemplo en el Perú, en 1980 el gobierno del Presidente Belaunde a través de su Ministro del Interior José María de la Jara aseguró que los actos delictivos del grupo Sendero Luminoso era solo “abigeato” y removieron al general de la policía José María Balaguer por afirmar que eran hechos terroristas y que había grupos de ultra izquierda  tras ellos. Sin embargo, estas acciones de “abigeato” de quemar ánforas electorales y colgar perros en los postes, solo limitadas a Ayacucho, Junín y Cusco en los ochenta, ya en los años noventa se había extendido a todo el país,  provocando gran cantidad de víctimas con cifras que van entre 35.000 muertos según algunos hasta 70.000 según la comisión de la verdad. En concreto, lo que le sucedió al gobierno del viejo líder político Belaunde Terry fue el típico caso de analizar el hecho en sí pero no el propósito y efecto deseado que este contiene.
Para conocer, controlar y resolver el terrorismo se requiere estudiarlo muy a fondo, para tener absoluta claridad en el momento de atacarlo lo que deberá hacerse sobre la base de tres ejes que deben aplicarse simultáneamente, en forma coordinada, convergente y con mucha voluntad, a saber:
  • Conocer los fundamentos de las acciones violentas de carácter terroristas para resolverlas más profundamente. Esto toma tiempo y no debe paralizar las acciones de corto plazo.
  • Determinar los tipos armas que emplean para impedir el acceso a estas y conocer los recursos económicos que poseen.
  • Disminuir el rango de oportunidad para evitar que se cometan estos actos violentos lo que debe hacerse con fuerzas policiales con rasgo operativo y un adecuado sistema de Inteligencia.
La experiencia nos enseña que el terrorismo, normalmente, tiene un origen de raíz ideológica, religiosa o instrumental como narcotráfico u otras. La ETA, grupos radicales islámicos y FARC son fieles representantes de cada una de estas tres causas. Sin embargo, también puede tener razones puramente militares cuando un estado más pequeño o un grupo que no se inscribe en un estado determinado,  opta por ejecutar acciones terroristas para enfrentar a un estado formal provisto de fuerzas armadas y ante la existencia de un evidente desequilibrio tecnológico. Ese es el riesgo que los EEUU corren en la actualidad ya que su tremendo desarrollo militar lo expone a esta situación, frente a cualquier país que pueda ser su eventual enemigo.
Para efectos teóricos y de estudio, el terrorismo se inscribe dentro de lo que se llama la “guerra asimétrica” u “operaciones complejas” que puede ser interna o externa y en la cual un grupo inferior puede de esa forma enfrentar a uno superior. En el caso de EEUU, también, se define como el enfrentamiento de dos relatos. Uno fundado en la religión, ideología radical, condición social etc…y el otro en valores nacionales de un estado formal y ofertas de prosperidad.
El primer obstáculo que existe para enfrentarlo, es la necesidad o tendencia propia de los estados organizados de concederle una definición específica y tipificación jurídica con el propósito de castigar a los que cometan estos actos. Esto me tocó verlo en EEUU y en varios otros países donde, mientras los hechos ocurrían, se perdía el tiempo en discusiones de “estrategas de salón” que discutían sobre cómo definir lo que sucedía.
En el caso de los países de habla hispana su definición o tipificación jurídica se dificulta más aún ya que tenemos cuatro diccionarios que operan simultáneamente a saber, el de la Real Academia de la lengua que define oficialmente, el de las propias disciplinas y organizaciones donde están las instituciones policiales y armadas, el de la calle que no se fija en sutilezas y el de la ley que manda prohíbe y permite. No se puede obviar uno en desmedro de los otros ya que todos son una realidad. Esto es que cada uno definirá los fenómenos determinado por su propia perspectiva, función o actividad. Más aun, el diccionario de la academia se alimenta de los anteriores. Por ello, que la determinación más corta, rápida y legítima es definir el terrorismo a través de la ley, tomando otros países como referencias pero sin copiar ya que cada realidad es única. Sabemos que para aprobar  una ley se requiere consenso, lo que se dificulta cuando existen visiones que simpatizan con quienes cometen estos actos. Por ello, lo recomendable es castigar los actos que tengan un fin terrorista, sin fijarse en la causa ya que esta es la que produce división.

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