Partido Libertario, LP en inglés y P-LIB en español. Allí Gary Johnson,
aquí Daniel Martínez. Allí tercera fuerza política en ascenso y aquí
extraparlamentario también en ascenso. Si no te suenan los nombres y las
siglas, puede que durante los próximos meses se te hagan mucho más
familiares.
Johnson es el candidato a la Casa Blanca
por el Partido Libertario –LP son sus siglas en inglés– y se enfrentará
a Hillary Clinton y Donald Trump en las elecciones presidenciales de
noviembre en Estados Unidos. Se trata del tercer mayor partido del país
por número de afiliados: unos 411.000 hasta febrero de este año y el
trecero en número de votos. Y aunque su mayor logro fue alcanzar el 1%
en las elecciones de 1980, esperan que 2016 sea
su año, ya que algunas encuestas lo sitúan llegando ya al 15% de
intención de voto, lo que lo acercan a la participación en los debates
televisados.
Creado en 1971, este partido se
caracteriza por su rechazo al excesivo gasto gubernamental y su defensa
de la libertad individual y de las posiciones más liberales y tolerantes
en temas sociales.
“Hay votantes republicanos que se sentirán engañados porque su candidatura presidencial fue tomada por una estrella de los programas de telerrealidad“,
dijo Nicholas Sarwark, líder nacional del Partido Libertario, durante
la Convención nacional de ese partido realizada en Orlando (Florida) tras grabar un mensaje de apoyo pidiendo el voto para el P-LIB en las elecciones generales en España. “Habrá
electores demócratas que sentirán lo mismo cuando la socia del sector
empresarial (Clinton) deje fuera de juego al senador Bernie Sanders en
un proceso amañado”, agregó. El encuentro en Orlando sirvió para escoger
a Johnson como candidato a presidente y al exgobernador de
Massachusetts William Weld como aspirante a la vicepresidencia.
Johnson tiene esperanzas de conquistar
el voto de muchos republicanos descontentos con la postulación de
Trump. “Si son honestos consigo mismos y realmente son partidarios de un
gobierno más pequeño, entonces yo estoy en eso”, dijo Johnson durante
una entrevista reciente. Según la encuesta de ABC News y The Washington Post, 44% de los votantes consultados afirman que quieren la opción de un tercer partido.
Entre 1995 y 2003, Johnson fue durante dos mandatos gobernador del estado de Nuevo México,
electo por el Partido Republicano. Luego ya sabe lo que es
gobernar. Durante su mandato, este exitoso empresario que de la nada
creó una de las empresas de construcción más importantes de ese estado, logró detener el crecimiento del gasto fiscal por medio del veto de 739 iniciativas,
una cifra que supera a la de los otros 49 gobernadores juntos. Detrás
de estas decisiones no sólo había motivaciones fiscales, sino también la
intención de evitar que el gobierno se inmiscuyera en áreas en las que
en su opinión no tenía cabida.
Pese a ser el tercer partido con más
votantes registrados de Estados Unidos, históricamente los resultados
electorales del Partido Libertario son modestos. Porcentualmente, sus mejores resultados los obtuvieron en las elecciones de 1980,
cuando lograron 1,07% de los votos. Por número de sufragios, su mejor
papel lo hicieron en 2012 con 1, 2 millones de votos. En esta primavera,
sin embargo, dos encuestas hicieron saltar a la portada de algunos
medios que el apoyo a Johnson se ubicaba entre 10% y 11% del voto
nacional. Y hace poco más de una semana, una encuesta subía la intención
de voto al 15%. Y esta cifra es muy importante, porque si llegan al 15% les será permitido participar en los debates electorales de la campaña presidencial.
Sería la primera vez desde 1992, cuando lo hizo el independiente Ross
Perot, en que el candidato de un tercer partido logra acceder a los
debates. Alcanzarlo sería clave para Johnson pues le daría una proyección a su candidatura que difícilmente conseguirá su campaña, de recursos sumamente limitados, en comparación con las de sus rivales.
Johnson cree que con suficiente
exposición y un mensaje positivo podrá atraer tanto a los votantes
jóvenes y progresistas que apoyan al senador demócrata Bernie Sanders,
como a los votantes republicanos que quieren un gobierno más pequeño y
temen que Trump eleve el gasto fiscal e inicie guerra comerciales.
Los libertarios consideran que cada
individuo tiene el derecho a controlar su propio cuerpo, sus acciones,
su discurso y su propiedad; y que el papel del gobierno debe ser
ayudarles a defenderse por sí mismos del uso de la fuerza y del
fraude. Son partidarios de una reducción del tamaño del gobierno,
acompañada de una reducción severa de los impuestos. “Dejen a la gente
honesta y pacífica decidir por sí mismos qué comer, beber, leer o fumar y
cómo vestirse, medicarse o hacer el amor sin temor a ser sancionados
penalmente”, dice el LP en su página web.
Como muestra de humor y quizá también como una reivindicación de esta defensa de la libertad personal,
James Weeks, uno de los candidatos que aspiraba llegar a la dirección
del partido durante la convención de Orlando, subió al estrado con traje
y corbata y en lugar de dar un discurso hizo un striptease.
Ahora que los descontentos con Trump y
Clinton, en EE.UU., y con Rajoy y Sánchez, en España, no digan que no
tienen otras opciones.
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