Thursday, June 30, 2016

“El hambre en Venezuela ya es masiva entre los más pobres”

87 de cada 100 venezolanos ganan menos de lo necesario para comer y hay "hambre masiva" en los sectores en pobreza extrema, señalan expertos

Niños de la etnia wayúu en una escuela del oeste de Venezuela. Nótese lo exiguo de la alimentación escolar: el hambre en Venezuela comienza a preocupar a la comunidad internacional. (Versión Final)
Niños de la etnia wayúu en una escuela del oeste de Venezuela. Nótese lo exiguo de la alimentación escolar: el hambre en Venezuela comienza a preocupar a la comunidad internacional. (Versión Final)
La situación que vive hoy Venezuela en el tema de alimentos y medicinas es tan grave que solo se puede comparar con la de países que han vivido postguerras, pero con una diferencia: en Venezuela, al menos oficialmente, no ha habido en los últimos años un conflicto armado. Según datos de 2015, a 87 de cada 100 venezolanos no les alcanzaba el dinero para comprar sus alimentos.
La realidad actual es incluso más aterradora. Este año, ya más de 13% de los ciudadanos puede comer solo una o dos veces al día. Y según estudios que se han hecho en escuelas del estado Miranda, aledaño a Caracas, 30% de los niños y hasta la mitad de los docentes se saltan, al menos, una comida diaria, y muchos de ellos no van al colegio si en este no se le ofrecen los alimentos, porque esa es su única motivación para asistir —y en muchos casos, la única ingesta que harán ese día.



Estas son las conclusiones de un foro organizado por el Grupo Social Cesap, una organización de la Iglesia Católica Venezolana, conjuntamente con la Fundación Bengoa, una ONG de análisis nutricional, que se llamó “La Escasez y el Hambre en Venezuela como una nueva realidad”, y en el que se difundieron datos alarmantes.
Aunque todos los ponentes recalcaron que en Venezuela aún no hay una situación de hambruna, “en el segmento de la pobreza extrema sí comenzamos a ver hambre masiva”, señaló Maritza Landaeta, coordinadora general de Bengoa y principal ponente del evento.
La Iglesia, como principal promotora de programas sociales en Venezuela a través de sus ONG y de su red escolar Fe y Alegría, está preocupada por el incremento de la pobreza y por su impacto en la formación de los niños y en la violencia social, señaló Luisa Pernalete, vocera de esta institución educativa.

Hay historias dramáticas: Dos maestros de Fe y Alegría han muerto este año baleados fuera de los colegios; a un obrero de la institución que fue al servicio médico de Fe y Alegría porque se sentía mal, el médico le dijo “usted lo que tiene es hambre”; y el denominado Sistema de Alimentación Escolar, proporcionado por el Estado venezolano y que busca garantizar por lo menos una comida diaria para cada niño, llega ahora en forma insuficiente y esporádica. “El Gobierno no ofrece respuestas ante esta situación”, indicó Pernalete.

Un tercio de pobres recientes

Landaeta indicó que la crítica situación venezolana, con niveles inflacionarios por encima de 500%, escasez de 82% de alimentos y de 95% en medicinas, ha creado un nuevo segmento social, el de la “pobreza reciente”, en el que ya se ubica 34% de la población del país y que ha llevado a aquellos “no pobres” a ser apenas 19% de los ciudadanos: 28% de los venezolanos se encuentra en pobreza extrema, y 19%, en pobreza no extrema.
Estos datos, sin embargo, alcanzan hasta 2015, y forman parte de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) realizada por las universidades más importantes del país y varias ONG, ya que el Gobierno venezolano dejó de publicar estadísticas sociales en 2014. Los datos correspondientes a 2016 aún se están levantando, pero puede preverse que la situación será más grave.
Como dato más alarmante, el déficit nutricional de la población infantil alcanzaba a 10% de los niños en 2010, y esa cifra se elevó a 22,5% en 2016. “Por cada niño desnutrido grave que llega a un hospital”, señala la experta (no hay datos confiables, pero los hospitales hablan de un gran incremento de casos) “hay 20 niños con desnutrición en la zona de dónde llegó ese niño, es el estándar internacional”.
Y es que, además de haber desnutrición abierta, la crisis económica fomenta la malnutrición: Landaeta habla de que casi 40% de lo que comen los venezolanos son grasas y carbohidratos, y que el consumo de leche, huevos, pescado y carne, es decir, proteínas de origen animal, ha caído drásticamente en los últimos dos años. “Un cerebro que está en formación y no come proteínas no se desarrollará adecuadamente”, indicó: “En Venezuela hay crisis alimentaria y crisis humanitaria, hay violencia por hambre, y hay que fortalecer la educación, cambiar de estrategias para paliar la situación”, afirma.
Según la diputada venezolana Karín Salanova, 28 niños mueren diariamente en Venezuela, ya sea por hambre o por falta de medicamentos. “Son el futuro del país, con esto no se juega”, señaló en una sesión parlamentaria en la que la mayoría opositora aprobó un acuerdo para la protección de los niños y los adolescentes. La bancada del régimen en el poder, por supuesto, negó su voto. Para ellos, todo está bien en Venezuela.

Control social por hambre

En tanto, la psicóloga Marisol Ramírez, de Psicólogos Sin Fronteras y también participante en el evento, señaló que esta ONG ha llevado adelante estudios de cómo la población venezolana ha cambiado por la situación de escasez que se vive en el país. Esta experta no duda en señalar que, aunque el problema fundamental de Venezuela, según señalaban las encuestas, era la violencia, ahora es el hambre: “y no es que la violencia haya disminuido, es que el hambre la ha alcanzado y la está superando”.
Según señaló Ramírez, la escasez se ha constituido, junto con la violencia, en una nueva forma de control social por parte del Gobierno venezolano, pues:
  1. Debilita las capacidades resolutivas del individuo
  2. Mantiene la atención en los mecanismos de supervivencia
  3. Genera rivalidad y desconocimiento del otro, y resentimiento en relación con los otros
En tanto, Susana Rafalli, también nutricionista de la Fundación Bengoa, y quien ha estado en trabajo social en diversos países de Centroamérica, señala que del derecho a la alimentación, consagrado como tal en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU de 1999 (y del cual Venezuela es signataria), el Estado venezolano, como garante principal de este derecho, vulnera todas sus dimensiones:
  1. Disponibilidad (es violentada por la escasez)
  2. Accesibilidad (que los ingresos alcancen para comprarlo, sin presiones ni controles políticos)
  3. Adaptabilidad (que el alimento sea el que la gente acostumbra a comer y en las marcas y presentaciones en las que suele hacerlo)
  4. Aceptabilidad (en términos de su contenido nutricional, calidad, y estándares)
“Ahí está la Relatoria Especial para la Alimentación de la ONU, esperando que nosotros elevemos un informe sobre este tema. Es posible que lo hagamos”, concluyó Rafalli. Entretanto, Ramírez parafraseaba a José Virtuoso, sacerdote salesiano y rector de la Universidad Católica Andrés Bello:
El Gobierno le declaró la guerra a la sociedad venezolana. La sociedad se mueve entre el caos y el esfuerzo titánico por la supervivencia (…). Convertirnos en salvadores de un hermano es una tarea ineludible.
Al final, probablemente Landaeta tenga razón: Venezuela ni siquiera es una sociedad en postguerra. Es una sociedad en la que la guerra de un régimen contra su ciudadanía aún no ha terminado.

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