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Wednesday, August 17, 2016

PAUL CRAIG ROBERTS: “EL TPP Y EL TTIP PUEDEN PROVOCAR UNA REVOLUCIÓN VIOLENTA”

El economista, escritor y periodista estadounidense Paul Craig Roberts, afirma que los acuerdos comerciales secretos TPP y TTIP pueden generar “una revolución violenta en todo Occidente”.


Según Roberts, actualmente, se está produciendo un “revasallaje de los pueblos occidentales” a varios niveles. Uno de los más importantes es la pérdida de derechos políticos como consecuencia de los acuerdos comerciales secretos TPP y TTIP, mediante los cuales los países eliminan su soberanía política y entregan su gobernabilidad a las multinacionales.
Paul Craig Roberts estima en su sitio web que el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) “no tienen nada que ver con el comercio”, porque son tratados que se negociaron “en secreto” y conceden “inmunidad a las grandes compañías respecto a las leyes de los países en los que operan”.
El economista asegura que estos tratados establecen que las compañías podrán demandar y multar a los Gobiernos soberanos por cualquier ley existente o futura, cualquier regulación de los beneficios empresariales o cualquier restricción comercial que establezcan. Así, “se sustituirá la democracia por la reglamentación empresarial”, valora Paul Craig Roberts.
Paul Craig Roberts
Paul Craig Roberts
El escritor norteamericano tampoco se olvida de que estos acuerdos “suprimen las perspectivas económicas de la población”, debido a “la deslocalización de puestos de trabajo” y a la “supresión de la presencia pública en las economías occidentales, ya que los excedentes que obtengan servirán para pagar intereses al sector financiero”.



Además, el economista denuncia que “las corporaciones han comprado toda la Cámara de Representantes de Estados Unidos por menos de 200 millones de dólares para que acepte el denominado ‘fast track’, que permite al representante de Comercio del país —el agente de las compañías— negociar en secreto y sin la intervención ni la supervisión del Congreso”.
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Este agente corporativo estadounidense “negociará con sus homólogos de los países que integrarán esta ‘asociación’ y ese puñado de personas ‘bien sobornadas’ elaborará acuerdos que suplantarán la ley por los intereses empresariales. Cuando esos pactos entren en vigor, los Gobiernos se privatizarán”, revela Craig Roberts.
Sin embargo, el economista indica que “es probable que estas ‘asociaciones’ tengan consecuencias inesperadas. Por ejemplo, Rusia, China, India, Brasil, Irán y Sudáfrica no forman parte de estos acuerdos y esos países serán los depositarios de la soberanía nacional y el control público mundial cuando la libertad y la democracia se hayan extinguido entre Occidente y sus vasallos asiáticos”.
Ante esta situación, podría darse “una revolución violenta en todo Occidente y la eliminación completa del 1 % (la población más rica)”. “Se pueden dar este tipo de acontecimientos cuando los pueblos descubran que han perdido el control sobre todos los aspectos de su vida y que su única opción es la revolución o la muerte”, sentencia el politólogo.
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PAUL CRAIG ROBERTS: “EL TPP Y EL TTIP PUEDEN PROVOCAR UNA REVOLUCIÓN VIOLENTA”

El economista, escritor y periodista estadounidense Paul Craig Roberts, afirma que los acuerdos comerciales secretos TPP y TTIP pueden generar “una revolución violenta en todo Occidente”.


Según Roberts, actualmente, se está produciendo un “revasallaje de los pueblos occidentales” a varios niveles. Uno de los más importantes es la pérdida de derechos políticos como consecuencia de los acuerdos comerciales secretos TPP y TTIP, mediante los cuales los países eliminan su soberanía política y entregan su gobernabilidad a las multinacionales.
Paul Craig Roberts estima en su sitio web que el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) “no tienen nada que ver con el comercio”, porque son tratados que se negociaron “en secreto” y conceden “inmunidad a las grandes compañías respecto a las leyes de los países en los que operan”.
El economista asegura que estos tratados establecen que las compañías podrán demandar y multar a los Gobiernos soberanos por cualquier ley existente o futura, cualquier regulación de los beneficios empresariales o cualquier restricción comercial que establezcan. Así, “se sustituirá la democracia por la reglamentación empresarial”, valora Paul Craig Roberts.
Paul Craig Roberts
Paul Craig Roberts
El escritor norteamericano tampoco se olvida de que estos acuerdos “suprimen las perspectivas económicas de la población”, debido a “la deslocalización de puestos de trabajo” y a la “supresión de la presencia pública en las economías occidentales, ya que los excedentes que obtengan servirán para pagar intereses al sector financiero”.


Tuesday, June 21, 2016

Qué hacer con el TTIP

Ana Palacio, a former Spanish foreign minister and former Senior Vice President of the World Bank, is a member of the Spanish Council of State, a visiting lecturer at Georgetown University, and a member of the World Economic Forum's Global Agenda Council on the United States.

Qué hacer con el TTIP

MADRID –Tres años atrás, Estados Unidos y la Unión Europea iniciaban conversaciones con vistas a concluir la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) declarando que “un lleno de gasolina” les llegaría para alcanzar la meta. Hoy, sin embargo, con el depósito en reserva, la creciente oposición de sus respectivas opiniones públicas hace peligrar la consecución de este objetivo.


Los obstáculos surgidos en las negociaciones del TTIP no son exclusivos de este acuerdo. Reflejan una tendencia más amplia; una deriva que nos interpela a repensar el enfoque general de los acuerdos de libre comercio. Es un secreto a voces que la oposición a este tipo de acuerdos va en aumento. Así, los dos candidatos a la Casa Blanca no sólo se han declarado contrarios a la apertura de mercados, sino que incluso peligra el Acuerdo Transpacífico que EEUU negoció con 11 países del Pacífico. Y entre los políticos europeos también progresan las voces contrarias al TTIP, provocando que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se haya visto en la necesidad de plantear que los líderes de los 28 reafirmen su compromiso en el próximo Consejo Europeo de finales de junio.
La percepción de que la globalización azota al ciudadano de a pie y beneficia sólo a unos pocos crece, aún cuando el libre comercio, encuadrado por normas y estándares internacionales, tiene un impacto macroeconómico neto indudablemente positivo. Para garantizar el apoyo público es preciso, así, mitigar las consecuencias negativas del librecambio y preparar mejor a nuestras sociedades para un mundo de inexorable interdependencia económica.
Resulta imperativo, en este sentido, dar prioridad a las políticas que, como el Programa de Asistencia por Ajuste Comercial en EEUU, o el Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización, se proyectan sobre los sectores más afectados; pero por sí solos, estos mecanismos no son sino parches. La situación exige medidas estructurales para hacer frente al impacto de la libre circulación de bienes, servicios y capitales que entra en resonancia con el actual cambio tecnológico acelerado.
La formación requiere especial atención. Sectores enteros de la industria se ven hoy amenazados y sus trabajadores abocados a reinventarse. Por ello, tenemos que repensar la educación y garantizar la adquisición de unas “meta-capacidades” que proporcionen un abanico amplio de adaptabilidad laboral.
Ante estas dificultades, proliferan los abogados de un TTIP menos ambicioso, limitado a las cuestiones sobre las que ya hay acuerdo. Pero ello supondría perder la oportunidad de un gran proyecto común en el que EEUU y la UE, con un PIB respectivo de 17,5 y 18,5 billones de dólares, se encontrarían en relativo pie de igualdad que reforzaría las relaciones bilaterales.
Para Europa, el pacto tendría un beneficio añadido, ya que daría más voz a la UE en la elaboración de normas internacionales, asunto éste fundamental para el futuro. Por el contrario, un acuerdo limitado mermaría, además, el peso y la influencia de la comunidad transatlántica, y acarrearía el desplazamiento geográfico del centro de gravedad en materia de reglamentación y estándares.
La conclusión de un TTIP ambicioso no será tarea fácil y exigirá creatividad intelectual, como la que potenció el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático del pasado diciembre, punto de inflexión en el campo de los tratados internacionales, al aunar en su seno normas vinculantes, cláusulas no preceptivas y marcos generales. Inspirados en este enfoque innovador, EEUU y la UE deben avanzar con normas vinculantes en las áreas de convergencia y adoptar principios y marcos más amplios para las negociaciones en curso sobre cuestiones espinosas como sanidad o seguridad alimentaria.
La introducción de estos planteamientos de cooperación supondría un impacto inmediato menor, pero podría ser la clave para salvar escollos políticos inminentes sin desistir del potencial del TTIP a largo plazo. Además, contribuiría a reforzar el protagonismo de EEUU, con Europa a su lado, en la elaboración de normas internacionales.
Tras tres a��os de negociaciones, el TTIP se encuentra muy lejos de la meta prevista –y sin el apoyo ciudadano nunca la alcanzará–. Cambiar la opinión popular exige mucho más que discursos; requiere repensar el modo de encauzar el comercio internacional y de plantear el progreso de nuestra sociedad abierta. Y llevará su tiempo. EEUU y la UE harían bien en hacer un alto en la próxima gasolinera.

Qué hacer con el TTIP

Ana Palacio, a former Spanish foreign minister and former Senior Vice President of the World Bank, is a member of the Spanish Council of State, a visiting lecturer at Georgetown University, and a member of the World Economic Forum's Global Agenda Council on the United States.

Qué hacer con el TTIP

MADRID –Tres años atrás, Estados Unidos y la Unión Europea iniciaban conversaciones con vistas a concluir la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) declarando que “un lleno de gasolina” les llegaría para alcanzar la meta. Hoy, sin embargo, con el depósito en reserva, la creciente oposición de sus respectivas opiniones públicas hace peligrar la consecución de este objetivo.