Saturday, December 24, 2016

Trump y la Tercera Guerra Mundial

La Tercera Guerra Mundial ha comenzado: el mundo contra el presidente electo Donald Trump. Una legión de zombies, la mayoría de la izquierda, globalistas y buena parte del establishment político, se ha lanzado a las calles y ha llenado sus medios de comunicación para impedir que Trump pueda inaugurar su era con estabilidad y la calma necesaria para llevar adelante su programa. Siento decir por todos ellos que al igual que los zombies de la película Guerra Mundial Z, están muertos de verdad y al final, los muertos siempre pierden.


El día después de las elecciones americanas, el periódico español El País abría su portada con un “el mundo en vilo tras la victoria de Trump”, como ya hizo con Bush junior tras el 11 de septiembre; un historiador como Fernández Armesto escribía en El Mundo que la elección de Trump abría dudas sobre el proceso democrático. Pero todos se equivocan. Y mucho. Precisamente lo que le elección de Trump pone de relieve es que la democracia en América funciona y muy bien. A pesar de todos los intentos de los rivales, la manipulación de los medios, los cientos de millones gastados en impedir su victoria, y el distanciamiento expreso de buena parte de los republicanos, Trump lo logró. Y ganó porque supo obtener el favor de una mayoría suficiente para que en el colegio electoral ganase un margen más que considerable sobre Clinton.
Donde no ha funcionado la democracia es en el debido respeto a los resultados electorales. Jóvenes se han echado a las calles bajo el lema “no mi presidente”, muchos sinceros, otros más interesados en crear caos. Ahora falta por ver que los líderes emergentes en el derrotado Partido Demócrata lanza un claro mensaje de que lo que está ocurriendo es inaceptable y no se deja llevar por la tentación de explotar eso de que a río revuelto, ganancia de pescadores. Porque poco tienen que pescar.
Obama ganó el Nobel antes de poder hacer nada. Trump se ha ganado la crucifixión incluso antes de tener a su equipo nominado y mucho antes de celebrar su inauguración el próximo 20 de enero. Contra de lo que muchos piensa, parece no importarle demasiado. Y eso es bueno. Y es bueno porque nuestros “demócratas de pata negra” piden que el candidato Trump de paso al presidente Trump, esto es, una persona como ellos que hacen promesas electorales a sabiendas de que no tienen ninguna intención de cumplirlas una vez en el cargo. Pero también en esto se equivocan. Trump ha sido muy consistente con sus ideas, aunque no tanto, en cómo traducirlas en acciones políticas, y no va a renunciar a ellas. De hecho, los votantes americanos ha apostado por Donald Trump precisamente para que lleve adelante sus ideas. Tal vez no para que construya el muro con México, pero sí para que transforme profundamente la política inmigratoria norteamericana. En Europa, nuestros zombies han preferido ridiculizar las ideas y adoptar literalmente las propuestas de Trump, que es justo lo contrario de lo que ha pasado en Estados Unidos. Por ejemplo, Trump ha dicho en varias ocasiones que la Alianza Atlántica, la OTAN, es una organización decrépita y obsoleta que no sirve a los intereses de América en su forma actual. Que a partir de ahora le gustaría ver una reestructuración de las cargas porque América no tiene por qué cubrir las facturas de sus aliados. ¿Cuál ha sido la reacción de los líderes europeos? ¿Mejorar las capacidades de la Alianza y equilibrar sus costes? No. Han corrido en medio del pánico a reactivar los viejos sueños de una defensa europea, incluido un ejército europeo. Ahí están los planes franco/italiano/alemanes y, sobre todo, el llamamiento del Presidente de la comisión Juncker. Si los europeos caen en estos cantos de sirenas, al final serán ellos los que pongan la fecha final a la OTAN. Aún peor, lo harán sin ser capaces de generar su propia defensa porque nadie quiere poner los medios necesarios para ello. Zombies o estúpidos totales.
Otro ejemplo, los europeos estuvieron encantados de seguir la estela de Obama en las negociaciones sobre el programa nuclear iraní. Tan encantados que muchos loaron las bondades de un acuerdo que objetivamente era malo y peligroso. Pues bien, ahora que en Estados Unidos hay un presidente electo que desde el primer momento ha denunciado el acuerdo con Irán por ser malo para los intereses americanos, y que la nueva administración, por lo que hoy sabemos, tendrá un secretario de estado y un secretario de defensa también contrario al mismo, los días del acuerdo en su presente forma están contados. ¿Cuál es la actitud conque recibimos el próximo final del actual acuerdo? Con una carrera acelerada para finalizar negocios con los iraníes. Si de verdad creemos que eso no tendrá consecuencias, estamos todos locos. por no hablar de preferir un mercado de unos cuantos miles millones de dólares a una economía, como la americana, de billones de dólares.
En fin, parece que poco después de las elecciones, en lugar de acomodarnos a lo que los votantes americanos han preferido, seguimos insultándolos y, aún peor, negándonos a aceptar que Trump ha ganado. Un consejo, dada la trayectoria de Donald Trump, creo que es prudente afirmar que se trata de una persona a la que le gusta ganar. Y también que es una persona a la que le gusta llegar a acuerdos satisfactorios en los que todos dan y todos reciben. La pregunta que nuestros líderes deberían estar haciéndose es si queremos abrir una guerra con Trump, que inexorablemente perderíamos, o negociar acuerdos que nos pierdan interesar. Las próximas semanas nos dirán si la epidemia de zombies se extiende o si el tratamiento reduce sus manifestaciones.
La alternativa sólo puede ser que los ciudadanos se responsabilicen de una vez y acabemos con unos líderes tan instalados en sus intereses que se han vuelto ciegos ante la realidad. Como han hecho los americanos.

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