Friday, November 11, 2016

Neoliberalismo; rama de pendejonomics (II)




“El neoliberalismo no existe, lo que tenemos es el control de la visible mano del grupo en el poder. No hay una tercera avenida, nos quedamos con el intervencionismo o empezamos nuestra lucha para establecer una sociedad verdaderamente libre, una sociedad basada en la verdadera democracia republicana y los verdaderos mercados libres.”

RICARDO VALENZUELA
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Los “neo intelectuales” ahora hablan de una tercera y mágica avenida ajena al neoliberalismo y socialismo. No hay una tercera avenida, el socialismo ha muerto, lo que ellos llaman neoliberalismo es lo que el gran economista von Mises bautizó como intervencionismo y es lo que el mundo durante años ha experimentando; el intervencionismo.
Obama, Cameron, Zapatero, el FMI, el Banco Mundial, la OMC, etc., etc., son los grandes interventores, los grandes controladores de los mercados y sus resultados. La visible mano de los interventores a través del FMI provocó la debacle de Asia. Los interventores son los que promovieron la devaluación de México en 1994 con todas sus consecuencias. Los grandes interventores son los que no permiten que el sistema monetario mundial regrese a su sanidad porque se les acaba la fuente de ganancias más importante e interesante, la especulación de monedas.  


 
Los grandes interventores son los que nos heredaron el famoso problema del FOBAPROA, la quiebra de la banca, la ineficiencia del ejido y los ejidatarios sin tierra, los precios ridículos de la gasolina y sus derivados en el cuarto país en reservas petroleras del mundo, la inflación, la pobreza, el ingreso per cápita que apenas llega a $9,000 dólares.
Los interventores nos regalaron la “guerrilla de Chiapas,” la corrupción de PEMEX, al subcomandante Marcos y comparsa de payasos, las devaluaciones constantes de los años 80, los que provocan que miles de mexicanos arriesguen sus vidas tratando de encontrar oportunidades en los EU. Son los interventores los que nos engañaron con las míticas bondades del desarrollo sostenido, los que nos han arrullado con el romanticismo de la revolución mexicana cuando ya nadie quiere saber de ella, son los que se acabaron el cuerno de la abundancia. 
Los grandes interventores son los que recorren el mundo provocando “problemas de desbalance” para después enviar las hordas del FMI con sus recetas devaluatorias y de ajuste, para de esa forma poder absorber a través de sus rescates la ridícula cantidad de dólares que el FED sigue emitiendo sin respaldo, al mismo tiempo que mantienen la inflación lejos de las costas americanas. Son los que después apuestan a esos resultados a través de los elegantes derivativos, apuestan en carreras arregladas, ah, si se equivocan hay rescates.
Son los interventores los inventores de la red social a nivel mundial para tener a la gente aprisionada con su propia dependencia prometiéndoles lograr su redención. Son los grandes interventores los que manejan los sistemas educativos de nuestros países, para de esa forma seguir adoctrinando y domesticando a nuestros ciudadanos.  
Señores intelectuales, el neoliberalismo no existe, lo que tenemos es el control de la visible mano del grupo en el poder. Señores, no hay una tercera avenida, nos quedamos con lo que hemos tenido y tenemos EL INTERVENCIONISMO, o empezamos nuestra lucha para establecer una sociedad verdaderamente libre, una sociedad basada en la verdadera democracia republicana y los “verdaderos” mercados libres.
La única organización en el mundo que tiene la base legal para intervenir en los sistemas económicos de la sociedad es el Estado. De esa forma interviene en contra de todos los principios de la ley natural que rigen los mercados provocando su desbalance, interviene en precios, salarios, emisión de dinero, intereses, importaciones, exportaciones, productos, áreas de siembra, cantidades de agua a recibir. Totalmente distorsiona el escenario económico escogiendo ganadores y perdedores, porque los ciudadanos lo permitimos.
El liberalismo no es religión, no es una visión del mundo, no es partido político. No es religión porque no demanda fe o devoción, no tiene dogmas. No es la visión del mundo físico porque no trata de explicar el cosmos y otros fenómenos similares, no tiene nada que afirmar acerca del significado y propósito de la existencia humana. No es un partido porque no busca beneficiar a un grupo especial o algún individuo. Es una ideología, es la doctrina de la buena relación entre los miembros de la sociedad. Es la ideología de la libertad, de la responsabilidad del individuo. Si alguien en México quiere ver el liberalismo y los verdaderos mercados libres en acción, vayan a la Merced, ahí el mercado ha encontrado soluciones sin la intervención del Estado.
El liberalismo busca el dar al ser humano una sola cosa, el desarrollo del bienestar material en un ambiente de paz y libertad. Los países que en un momento adoptaron las políticas liberales principalmente el siglo pasado, es en los cuales la parte superior de la pirámide social es ahora compuesta no por los que sólo por haber nacido eran ya individuos privilegiados, sino ahora también por aquellos que han trabajado en desarrollar y mejorar sus condiciones económicas y sociales. Las barreras que separaban a los “señores” y los siervos han caído bajo el peso del liberalismo de una manera natural, no por decreto del Estado o por mandato del Politburó. Ahora en esos países hay sólo ciudadanos con los mismos derechos, producto del liberalismo.
Siendo el liberalismo una doctrina que tiene su base en el mercado, al verdadero liberal le interesa el bienestar de muchos, el bienestar de las masas puesto que las masas son las que configuran el mercado. La revolución industrial del Siglo XIX fue una revolución liberal con el propósito de satisfacer las necesidades de las masas. El liberalismo del Siglo XIX fue también orientado hacia la abolición de la servidumbre y de la esclavitud en los EU. Hubo sin embargo cuestionamientos de tal propósito, especialmente de aquellos esclavizados. Es por lo mismo que a veces el liberalismo tiene que actuar aun ante la oposición, las críticas y la agresión de los liberados. El liberalismo no promete que todos lleguemos a la meta al mismo tiempo, ni siquiera que todos lleguemos, promete que todos tengamos la misma salida. Tampoco promete darle un palo en la cabeza al que va de líder en la carrera, para que el resto lo alcance y sea una carrera “más justa.”
No hay otra avenida, no perdamos tiempo ladrándole al reflejo de la luna en el agua, aquí no tenemos el otro sendero, aceptamos el intervencionismo que nos ahoga sin que sepamos qué es o cómo describirlo, o iniciamos nuestra lucha cívica para establecer una sociedad libre, una sociedad regida por leyes no privilegios, regida por el mercado no por el Estado. Claudicamos con los intervencionistas y sus pájaros de mal agüero, o iniciamos la construcción de una verdadera vigorosa sociedad civil que conduzca el país con seguridad, fe, esperanza y optimismo por el portal del tercer milenio. La decisión está en nuestras

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