Tuesday, November 22, 2016

Liberalismo, no neo, para México



“A PESAR DE QUE EL SIGLO XX SERÁ RECORDADO POR EL ESTATISMO Y LOS TOTALITARISMOS, DURANTE LOS ÚLTIMOS VEINTICINCO AÑOS EN MUCHAS PARTES DEL MUNDO SE OBSERVÓ UN RESURGIR DEL IDEARIO LIBERAL DEBIDO A VARIAS RAZONES. ”


RICARDO VALENZUELA
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Ante el ágil correr de los días que nos conducen por el pasillo de la confusión hacia el destino de la incertidumbre, los candidatos a la presidencia de la republica continúan enviando señales que ni el gran Maury Wills—quien estableciera record de bases robadas en 1962—fuera capaz de descifrar, siendo que su fama para ello era legendaria. ¿Qué es lo que proponen? La misma cantaleta sin fondo: lucha contra la pobreza, acabar con la corrupción, seguridad para todos, justicia revolucionaria, empleos.



Y mientras listan los interminables carruseles de sus nebulosas promesas, unos consultan la Biblia del Santa Ana venezolano producto de la deformada mente del uruguayo Eduardo Galeano: “Las venas abiertas de América Latina.” Otros “El Hombre Unidimensional” de Herbert Marcuse, o, los múltiples escritos del Papa León XIII.

A pesar de que el siglo XX será recordado por el Estatismo y los totalitarismos, de todos signos, que tanto sufrimiento han causado a la humanidad, durante los últimos veinticinco años en muchas partes del mundo se observó un resurgir del ideario liberal debido a varias razones. Primero, al rearme liberal protagonizado por un puñado de pensadores que, en su gran mayoría, pertenecieron a la Escuela Austriaca fundada en Viena cuando Carl Menger retomó, en 1871, la vieja tradición liberal subjetivista de los Escolásticos Españoles.

Entre ellos, destacan Mises y Hayek, quienes predijeron la avenida de la Gran Depresión de 1929, como resultado del intervencionismo monetario y fiscal de parte de los gobiernos durante los "efervescentes" años veinte. Después, al descubrir y exhibir la falacia del socialismo, entre otras cosas, por falta de información para establecer precios y, sobre todo, su confuso concepto de valor. Finalmente, el fracaso del keynesianismo que se hizo evidente con el surgimiento de la grave recesión inflacionaria (Stagflación) de los años setenta, hasta entonces desconocida.

Estos pensadores elaboraron un cuerpo perfeccionado de doctrina liberal, en el que han participado otras escuelas como la de Chicago encabezada por el legendario Milton Friedman, la de "economía social de mercado" alemana invento de Erhart, y la llamada "Escuela del Public Choice” de Buchanan. En segundo lugar, el triunfo de la revolución protagonizada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher en Estados Unidos e Inglaterra en los años ochenta, para liberar casi el 50% de la economía mundial entrampada durante más de 50 años.

Reagan llevó a cabo una ambiciosa reforma fiscal para reducir agresivamente la carga impositiva de los estadounidenses, y pasaba luego a desmantelar la odiosas regulaciones de la economía, lo que generara un impresionante auge conocido como “Los siete años de vacas gordas,” traducido en la creación de 20 millones de empleos, y sobre todo, abría la puerta a la economía tecnológica que hoy priva en ese país, para llevarlo a un PIB de casi 13 trillones de dólares.

Margaret Thatcher impulsó el programa de privatizaciones de empresas públicas más ambicioso que, hasta hoy, se ha conocido en el mundo. Redujo un 40 por ciento el impuesto sobre la renta, acabó con los abusos de los sindicatos e inició un programa de regeneración moral que impulsó vigorosamente la economía inglesa la que, hasta hoy día, los gobiernos laboristas mantienen intacto y lo expanden bajo el mando de ese nuevo liberal, Tony Blair.

En tercer lugar, el hecho histórico más importante ha sido la caída del Muro de Berlín, el desmoronamiento del socialismo en Rusia y en los países del Este de Europa, los que hoy se esfuerzan por construir sus economías de mercado edificadas sobre un Estado de Derecho. A ellos se han sumado China y la India con resultados hasta hace sólo unos años impensables, lo que las lleva a situarse como las economías número 2 y 3 del mundo para desplazar a Japón y Alemania.

Estos hechos han demostrado que el liberalismo es el sistema político y económico más eficiente, moral y compatible con la naturaleza del ser humano. Así, Juan Pablo II, ante la pregunta si el capitalismo popular era la vía para el justo progreso de la humanidad, respondía: "Si por "capitalismo" se entiende un sistema que reconoce el papel fundamental de la empresa, en especial el mercado (la gente), el del respeto a la propiedad privada, y la responsabilidad para con medios de producción, la respuesta es ciertamente positiva aunque quizá sería más apropiado simplemente hablar de economía libre".

A pesar de nuestra triste historia, el pensamiento mexicano no ha permanecido ajeno a este resurgir mundial del liberalismo. Hombres como Luís Montes de Oca, Octavio Paz, Daniel Cosío Villegas supieron mantener viva la llama liberal durante los largos años del autoritarismo priísta. Ellos promovieron fructificara un importante esfuerzo de estudio y popularización del ideario liberal por parte de los profesores, intelectuales y empresarios, algunos de ellos, en estos momentos, heroicamente luchando desde sus solitarias trincheras de la libertad.

Dada la trágica avenida del socialismo a lo largo del pasado siglo, el liberalismo se identifica como el ideario económico—político con más mas armas para lograr ese bienestar social y justo. Y aun cuando el liberalismo en su pureza, es un concepto desconocido para la mayoría de la gente. Entendiendo la necesidad de asumir y aplicar el ideario liberal en base a consideraciones predominantemente éticas más que de simple eficacia, se establece y define como la doctrina más lógica y humanista.

Este pensamiento liberal puro, nada tiene que ver ni conjuga con la derecha o el conservatismo recalcitrante de otros tiempos. Su ideario es la libertad como base de la prosperidad al alcance de todos, igualdad, pero ante la ley. Un gran esfuerzo para que el Estado ceda a la sociedad civil los espacios arbitrariamente confiscados como responsable de la producción de bienes y servicios, para que el estado pase a cumplir su función como el protector de esa sociedad.

Si México es capaz de asumir como propio este humanismo liberal que fue la bandera de nuestra independencia, y de llevarlo a la práctica de forma firme, coherente y participativa, es seguro que experimentará, en el cercano futuro, un notable resurgir como sociedad dinámica y abierta que sin duda podrá ser calificado, ahora si con verdaderas bases, como "El nuevo milagro mexicano" que durante tanto tiempo hemos esperado.

Sres. Candidatos, ustedes tienen la palabra. Sociedad civil, nosotros tenemos la decisión.

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