Wednesday, November 23, 2016

¿Fue real la retórica de campaña de Trump acerca del comercio?

Simon Lester explica algunos de los límites a los que se enfrentaría Trump si pretendiera llevar a la realidad sus propuestas de política comercial.


Simon Lester
 
es analista de políticas públicas en el Centro Herbert A. Stiefel para Estudios de Política Comercial del Cato Institute.
Durante su campaña, el Presidente-electo Donald Trump hizo algunas afirmaciones muy controversiales acerca del comercio. Denominó al acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) como “la violación de nuestro país”. Sugirió renegociar, o incluso salirse de, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Acusó a China y México, entre otros, de “hacer trampa” a EE.UU. en cuanto al comercio.
Al mismo tiempo, algunas de sus propuestas reflejan simplemente la política comercialactual. Por ejemplo, él dijo que “instruiría al Representante Comercial de EE.UU. para que denuncie casos comerciales en contra de China, tanto en su país como ante la OMC”, lo cual ya es una parte clave de lo que el Representante Comercial de EE.UU. ha estado haciendo por más de una década.


La dicotomía provoca algunas preguntas interesantes acerca de la administración de Trump: ¿será que sus políticas en la práctica serán igual de agresivas que su retórica de campaña?
El primer lugar para buscar claves serán las personas que él contrate para las posiciones más altas de política comercial en lugares como la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. y el Consejo Económico Nacional. Los asesores de Trump que él parece escuchar acerca de comercio en este momento tienen un pasado muy superficial en la materia. Si desea implementar las políticas generales que él y estos asesores parecen favorecer, necesitará ayuda de funcionarios con mayor experiencia que comprendan los detalles de la política comercial y de las negociaciones comerciales. Las personas específicas que él elija nos podrían revelar algo acerca de qué dirección podría tomar la política comercial estadounidense durante los próximos cuatro años.
Sobre la sustancia de la política comercial de Trump, hay varios asuntos domésticos e internacionales que considerar. A nivel doméstico, el presidente tiene algo de discrecionalidad para fijar la agenda de política comercial. Trump podría ordenar al Departamento de Comercio que adopte metodologías más estrictas en los casos anti-dumping u ordenar al Departamento de la Tesorería para que designe a China como un país que manipula su moneda. También podría ir más allá y utilizar las provisiones de la Sección 232 de la Ley de Expansión del Comercio de 1962 para proveer una justificación de seguridad nacional a las barreras a las importaciones. Pero su discrecionalidad tiene sus límites: el congreso y/o las cortes podrían limitar cualquier nueva barrera a las importaciones que trate de imponer.
A nivel internacional, la política comercial está atada a la política exterior de manera estrecha cuando EE.UU. negocia acuerdos de comercio e inversión con varios países. Trump ha criticado muchos acuerdos comerciales existentes y al recientemente concluido, aunque no ratificado, TPP. Él y sus asesores han sugerido que los tratados bilaterales de comercioofrecen una mejor forma de ahora en adelante, lo cual provoca dos preguntas:
Primero, ¿con quién estaría dispuesta la administración de Trump a negociar acuerdos comerciales bilaterales? Se ha dicho algo acerca de un acuerdo comercial con el Reino Unido, que estaría buscando socios comerciales debido al Brexit. Pero Trump ha acusado a muchos otros países de “hacer trampa” y no queda claro si pretende evitar comerciar con estos países o simplemente proponer nuevos acuerdos que corrijan esas trampas. También puede que haya una negación generalizada entre sus asesores a comerciar con países de salarios bajos.
Segundo, ¿que estaría dentro de estos acuerdos bilaterales? Trump y sus asesores frecuentemente han mencionado viejos asuntos comerciales como la manipulación de monedas y las distorsiones que ellos dicen que son causadas por los impuestos al valor agregado de gobiernos extranjeros. Pero los economistas no están de acuerdo sobre si estos asuntos son siquiera problemáticos, mucho menos sobre cómo resolverlos. Convencer a nuestros socios comerciales de cualquier solución potencial sería un reto.
Y estas son sola las preguntas que surgen de los acuerdos a futuro. Trump ha hablado mucho acerca de “renegociar” los acuerdos existentes tales como el TLCAN, o de salirse de estos si sus términos no pueden ser cambiados de manera satisfactoria. Pero esos acuerdos cubren un amplio rango de cuestiones de políticas públicas, y no queda ni siquiera claro qué parte de ellos desea cambiar. Es difícil adivinar por ahora y en ausencia de cualquier cosa concreta.
De manera que hay un alto grado de incertidumbre sobre cómo Trump procederá como presidente, respecto del comercio así como de muchas otras áreas de la política pública. A estas alturas, todo lo que podemos hacer es buscar claves en las personas que él contrata para las posiciones claves de la política comercial y esperar a que esas personas fijen la agenda. En realidad, podrían pasar meses o incluso un año hasta que sepamos algo sustancial acerca de la forma que tomará la política comercial de la administración de Trump.

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