Friday, November 11, 2016

El vaquero libertario y profeta (II)




“Al terminar tan potente frase este inusual vaquero, invadido ya por un sentimiento de rebelión tuve que propinarme una suave cachetada para recordar estaba disfrutando de una película, no a punto de iniciar la primera carga en el centro de una revolución en contra de un opresivo gobierno.”

RICARDO VALENZUELA
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Al terminar tan potente frase este inusual vaquero, invadido ya por un sentimiento de rebelión tuve que propinarme una suave cachetada para recordar estaba disfrutando de una película, no a punto de iniciar la primera carga en el centro de una revolución en contra de un opresivo gobierno.
Llegaban a mi mente recuerdos de mis años universitarios en Monterrey cuando, por $5 pesos, mi amigo chihuahuense Manuel Pereda y yo invadíamos un cine al aire libre para disfrutar de tres cintas de Tony Aguilar. Todas ellas parecieran repeticiones del drama anterior, sólo con cambio de nombres de aquellos famosos “héroes” de la revolución mexicana arengando a los pobres para, embriagados por el odio, lanzarlos al campo de batalla para exterminar a los ricos explotadores. 

 
Era tal el efecto que nos provocaban las historias que, en una ocasión habiendo terminado el programa, mi amigo Pereda casi gritando me dice: “Oiga chingón, algo anda mal con este asunto, su abuelo es latifundista igual que mi papá, pero siempre salimos de este cine listos para lanzar una carga de caballería contra ellos por ricos y explotadores.” Años después entendería que era el moldeo de mente que sufrían los mexicanos.
Cuando Valiant termina su perorata se da cuenta del asombro dibujado en el rostro de la pareja. “Mr. Valiant”, le dice la mujer, “no teníamos idea de sus conocimientos de historia.” El vaquero responde: “Soy un hombre rudo sin mucha educación, pero algo que me inculcó mi madre fue el amor por la lectura y gran admiración por Thomas Jefferson y el resto de los padres de este país. Cuando ella me enseño a leer, porque nunca atendí escuela alguna, me di a devorar las obras que habían moldeado la mente de esos hombres que tanto admiro.”
“¿Qué fue lo que aprendió de todas esas lecturas?” Le pregunta ahora el hombre. “Aprendí que los padres del país, conscientes que los primeros inmigrantes llegaron en busca de libertad lejos de la opresión de Reyes, iglesias y ejércitos, formaron una República en la cual el hombre común tuviera oportunidades en un ambiente de libertad donde, a diferencia de los sirvientes feudales, fuera dueño del fruto de su trabajo y todos seríamos iguales ante la ley. No habría gobiernos opresivos escogiendo ganadores y perdedores.”
“Adams escribió que este nuevo país era parte de un gran plan para “la iluminación del ignorante y la emancipación de algo tan antiguo como la misma humanidad, la servidumbre humana,”. Pensaba que las leyes republicanas combinadas con buena educación, producirían una sociedad virtuosa y responsable. La virtud puede ser enseñada, afirmaba, y educación será la herramienta que produzca caballeros para escalar los niveles de la sociedad, y ya no sea un privilegio de nacimiento.”
Hace una corta pausa y prosigue: “Pero yo pienso que eso va a depender de la forma que eduquen a la gente. Porque cuando a las masas les siembran ideas dementes en la cabeza, se comportan como los caballos mal amansados y ya no sirven ni pal arado. Así vale más que se queden brutos pues la educación puede ser un arma de dos filos, tiene la capacidad de crear caballeros virtuosos, pero también hombres resentidos, dependientes y envidiosos.”
Dentro de su esquema libertario, este vaquero manejaba de forma genial el concepto de los derechos naturales del hombre con origen anterior a los gobiernos: El derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad cuya protección justificaba, inclusive, el cegar otras vidas.
El hombre de Filadelfia le reclamaba; “no puedes tomar la ley por tus propias manos, hay un gobierno para protegernos”. Valiant respondía; “yo no he visto algún gobierno que los proteja contra lobos, indios, asaltantes y cuatreros durante los últimos 40 días.” “Pero matar es pecado respondía el citadino”. Valiant cerraba el dialogo diciendo; “prefiero ser yo el pecador y no el que me apunta con su colt 45 exigiéndome le entregue mi caballo”. Continuaba. “Pero hay muchos tipos de asaltantes y el gobierno, en lugar de protegerte, se puede convertir en uno de los peores cuando pretende robarte el fruto de tu trabajo.” 
“No entiendo”, le revira el hombre. “Es sencillo” replica el vaquero, “Jefferson lo dijo claramente: El curso de la historia siempre ha sido que los gobiernos se agigantan mientras las libertades se encojen, y la consecuencia es el abuso de poder. Por eso los creadores de la constitución trataron de desparramarlo y no se concentrara.”
“Cuando logramos la independencia las colonias se convirtieron en estados soberanos y nacieron sus constituciones. Los estados eran autónomos y todos en conjunto una gran zona de libertad económica sin impuestos ni tarifas. Pero, primero en el norte y ahora en el sur, el gobierno federal se expande y las libertades cada día están más amenazadas. La guerra de independencia fue provocada por eso; los impuestos con los que sangraban las colonias que es el ataque más cruel a la libertad.”
La pareja no salía de su asombro ante las afirmaciones del vaquero y el hombre casi con ansiedad pregunta ¿Qué piensa sucederá en el futuro?
El montaraz luego de expulsar una bocanada de humo prosigue. “Jefferson antes de su muerte hizo varias advertencias.” “No se enamoren de ese nuevo concepto tan de moda en Europa, democracia, porque, de la forma que lo están estructurando, puede convertirse en el mandato de la plebe cuando un 51% de la gente acuerda oprimir al otro 49%. Siempre que hay guerra y se disuelve el humo de los cañones, emergen naciones menos libres. Habrá devastadoras guerras en Europa en menos de cien años, EU no debe participar porque si lo hace, iniciará la pérdida de libertad y su declive.”
Cuando llegan al punto en que sus caminos se apartan, Valiant se dispone a continuar su jornada y la mujer al despedirse le afirma: “Bien Mr. Valiant, espero tenga una buena vida.”
El vaquero sonríe y responde: “Señora; mi vida no podría ser mejor, tengo todo lo que necesito: Primero, ese Sr. Grant que dicen me anda buscando para ayudarme con una trampa de coyote en las manos, está a más de 3000 millas de aquí y que nunca se atreva a cruzar el umbral de mi cabaña, pues cargo mi colt 45 y una carabina 30-30. La opresión del gobierno seguirá extendiéndose pero yo continuaré cabalgando hacia el oeste donde no haya llegado.”
“Tengo café, frijoles y carne seca en mis alforjas, buen tabaco para masticar. Le suelto la rienda a mi caballo y al caer la noche hago campamento, tiro una cobija en el suelo, me acuesto y miro las estrellas, respiro profundamente la libertad dibujando en mi mente el propósito de mi vida y cómo lo voy alcanzar; esa es mi casa Señora.”

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