Saturday, October 8, 2016

LOS PARTIDOS EN FAVOR DEL CAPITALISMO



Alberto Mansueti
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Para una empresa, hay dos vías que llevan a la cima del éxito: una es la buena relación precio-calidad de lo que ofrece, y leal competencia, en mercados abiertos. La otra es la buena relación de “amistad” con los Gobiernos, para obtener favores “especiales”.

La primera es la vía del capitalismo liberal; la otra es la del capitalismo mercantilista o simplemente “mercantilismo”. El economista Luigi Zingales trata el tema en su libro A Capitalism for the People: Recapturing the Lost Genius of American Prosperity, de 2012. El título se traduce al español como “Capitalismo para el pueblo”. Pero la expresión “Capitalismo popular” ha sido muy desvirtuada por los politiqueros (mercachifles de la política) de la “derecha mala”; por eso es mejor “capitalismo para todos”, opuesto al “mercantilismo” que es “capitalismo para los amigotes”.

 
Un buen empresario puede llegar a la cima por la vía ética; pero una vez que su empresa se hizo grande, si se hace amigote de los politiqueros estatistas, puede “patear la escalera”, para que nadie más pueda elevarse y desplazarle. Así se convierte en mercantilista, anota Zingales.

A los liberales clásicos, partidarios de la libre competencia y los mercados abiertos, Zingales nos tiene un importante mensaje: el libre mercado es un “bien público”. No es un “bien privado”, como p. ej. una bebida gaseosa. (1) En los bienes privados hay “rivalidad” en el consumo: esa lata de refresco que yo me tomo, no la puede tomar otro. Y es “posible la exclusión”: el vendedor no le vende refrescos a quien no paga por ellos. (2) En los bienes públicos en cambio, p. ej. una patrulla policial que haga la ronda por un vecindario, la seguridad que gana el vecino A, no disminuye la de su vecino B. Y si B no paga, no hay forma de “excluirlo” de la seguridad que brinda la patrulla.

Los bienes públicos no tienen dolientes entre los empresarios; de allí que lo normal es que no se paguen con precios sino con impuestos, no siendo las empresas sino los Gobiernos encargados de proveerlos: seguridad, justicia y obras de infraestructura.

¿Y los mercados? ¿Quién se encarga de mantenerlos abiertos, cuidando que los mercantilistas no saquen ventajas indebidas, contrarias a la competencia ética? Hay dos posturas: (1) los estatistas dicen “el Estado”, con leyes antimonopolios y comisiones pro-competencia; (2) los liberales clásicos decimos que no: para combatir los monopolios y evitar las ventajas monopolísticas, simplemente los Gobiernos deben abstenerse de concederlas a sus amigotes. Y esas leyes son malas, y las comisiones arbitrarias son siempre capturadas por los mercantilistas, en su provecho.

No es “el Estado” quien ha de defender al capitalismo liberal, sino los partidos políticos de derecha liberal. No existen aún en América latina, pero sí en otras latitudes, como p. ej. el Sudeste asiático. Gracias a Dios, la realidad nos da unos ejemplos muy buenos en “los cuatro tigres”:

En Taiwan (Formosa), China insular capitalista, el viejo y glorioso Kuomintang o KMT (Partido Nacionalista Chino) fundado por el Dr. Sun Yat-sen en la Revolución de 1911, quien fue el líder hasta su fallecimiento en 1926. Le sucedió el general Chiang Kai-shek. El Partido creó bancos y empresas, además de emisoras de radio y TV. Como buen partido pro capitalismo, se financia con sus empresas privadas; y de modo legal y transparente, no por “bajo la mesa” y con sus testaferros, como algunos partidos hacen aquí en la República Popular de Banania. A la muerte de Chiang Kai-shek en 1975, su hijo Chiang Ching-kuo asumió el liderazgo del partido, y de sus empresas, hasta que falleció en 1988. Su sucesor, Lee Teng-hui fue el primer taiwanés nativo que lideró el partido.

En Singapur tenemos al Partido Acción Popular PAP, fundado por Lee Kuan Yew, Premier desde 1959 hasta 1990. Su actual Secretario General y Primer Ministro es su hijo Lee Hsien Loong, que en 2004 sucedió a Goh Chok Tong, segundo Premier de Singapur. En Corea del Sur tenemos varios partidos pro capitalismo; p. ej. el conservador Saenuri, fundado en 1963 por Park Chung Hee como P. Democrático Republicano PDR, y recreado en 1997, como una alianza con el P. de la Justicia Democrática, de Roh Tae-Woo, y el P. Democrático Liberal, de Kim Young-Sam.

En Hong Kong hay un “Consejo Legislativo”, donde hay varios partidos pro capitalismo: Alianza Democrática (DAB) y el Partido Liberal (LP). Gremios empresariales, sindicatos y otras entidades también están representados en este Parlamento. A esta democracia le llaman “corporativa”, lo cual no se opone a “representativa”; y lo bueno es que lo hacen de manera legal y transparente, no por “debajo de la mesa” al modo lobista.

Los auto-llamados “tanques de pensamiento” liberales sienten un olímpico desprecio por la política y los partidos; ni mencionan esos temas. Ellos libran “la batalla de las ideas”, dicen, no de la política. Por eso hablan sólo de Mises y Hayek, nunca de Chiang Kai-shek o de Park Chung Hee.

Pero a ver, (1) “la batalla de las ideas”, de los argumentos, en el campo académico, fue librada y ganada hace muchas décadas, entre otros por los economistas vieneses de las dos generaciones primeras: Carl Menger, Böhm-Bawerk y Wieser; y luego Mises y Hayek.

¿Cómo es que ahora los “tanques” pelean una batalla ya peleada y ganada hace tanto tiempo, como lo admitieron algunos perdedores, p. ej. el marxista Oskar Lange? Es como si los rusos hoy nos dijeran “estamos peleando la batalla de Kursk”, ganada contra los alemanes, hace harto tiempo, en 1943.

(2) La batalla que se libra hasta hoy día, es “la batalla de la opinión pública”. En esta lucha no se esgrimen argumentos académicos, sino breves consignas, y discursos simples pero de gran alcance e impacto popular. No es una batalla para “tanques de pensamiento” sino para partidos políticos, como estos que nombramos como ejemplo, en los “Cuatro Tigres”.

Por otra parte, ¿cómo suponen los “tanques”, tan sesudos, que las ideas de la Escuela Austríaca se han llevado a la práctica en estos países orientales, si no es con partidos políticos? ¡Por favor!


Claro, quizá los tanques son un poco remilgosos porque a estas democracias de Asia, las izquierdas les reprochan sus rasgos “autoritarios”. ¿Eso es cierto? ¿Hay rasgos “autoritarios”?

Por supuesto que sí. ¿Cómo se supone que hay crecimiento económico y prosperidad, sin evitar que los socialistas (que además de autoritarios son “totalitarios” y violentos), se hagan con el poder y hundan a la gente y a países enteros en la pobreza y la miseria, como en Cuba bajo los Castro, en Chile bajo Allende, y ahora en Venezuela? ¡Por favor!

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