Monday, October 24, 2016

Las Braguetas Abiertas de América Latina




“¿Por qué no le cierran la boca a tanto idiota?”

RICARDO VALENZUELA
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Hace unos días el gorila rojo, Hugo Chávez, nuevamente acaparaba las primeras páginas de la media mundial cuando, haciendo gala de su fina diplomacia, como burro sin mecate invadiera la mesa de Obama para entregarle el libro de Eduardo Galeano: “Las Venas Abiertas de América Latina.” Esa misma semana se develaba el secreto de uno de sus pandilleros, Fernando Lugo presidente de Paraguay, para enterarnos que, siendo aun Obispo católico en funciones, había generado una constelación de hijos ilegítimos lo cual, sumado a las aventuras de Ortega de Nicaragua, violador de su hijastra, y demás pecadillos de la gavilla, han inspirado la nueva publicación: “Las Braguetas Abiertas de América Latina.”

 
Pero ¿Por qué tanta algarabía frente a la generosa actitud de Chávez y su conocida intelectualidad?

La ancestral actitud en América Latina de culpar a los EU de todas sus desgracias, fue especialmente enriquecida durante los años 60 y 70 por dos miembros de nuestro zoológico: Raúl Prebisch quien, frente a la CEPAL, siempre promovió la idea de que la pobreza del tercer mundo era consecuencia de un sistema económico en el cual los países avanzados explotan a los subdesarrollados monopolizando la producción de bienes industriales, utilizando materias primas de los no avanzados. ¿Solución? Gigantescas tarifas, barreras a las importaciones y la fatídica sustitución de importaciones.

En la pradera intelectual aparecía el uruguayo, Eduardo Galeano quien, con la publicación de su libro; “Las Venas Abiertas de América Latina,” se convertirá en el gran acusador del capitalismo mundial y defensor de los pueblos oprimidos de nuestro continente: “Somos pobres porque ustedes son ricos.” Pero Galeano se convertía también en la sublime inspiración de la mayoría de los movimientos guerrilleros marxistas surgidos en la región y, hasta hoy día, mantiene una estrecha amistad con ese payaso mexicano conocido como el SubComandante Marcos y su guerrilla zapatista.

Ningún mito se ha develado más letal para la fracasada América Latina que aquel iniciado por el buen salvaje, la antigua ficción inventada por Europa que Galeano, con su manipuladora mente, acertó a disfrazarlo con ropaje de emancipador como lo afirma el autor español, José García Domínguez: “Oh, la literatura. Puede convertirse en el más eficaz de todos los venenos cuando consigue levantar un muro poético entre lo que una sociedad es, y la eufórica imagen de lo que pretende formar de sí misma.” He ahí la más invisible, sutilísima forma del poder; suprema alquimia que los liberales nunca entendieron.

Oh, la pureza idílica del paraíso perdido. Cuando los indios, dulces criaturas inmaculadas, compartían con la naturaleza en armonía los dones de la tierra. La nostalgia germinal del buen salvaje. Colón sería luego el primer publicista de su leyenda en sus comunicaciones a los reyes. "Certifico a sus Altezas que no existe mejor tierra ni mejor gente: aman a su prójimo como a ellos mismos y hablan la lengua más suave del mundo". Después habría de llegar la encendida imaginación del dominico Las Casas.

Tras él, el delirante concurso de fantasías antropológicas, Rousseau, Marx, Engels para seculizar el cuento impregnado de ciencia y darle vida al Adán del comunismo. Carlos Rangel lo descubrió antes que nadie; desde aquella piadosa mentira, la del buen salvaje, hasta al autoengaño del buen revolucionario. Después las plagas, la estúpida ceguera. Fidel, el Che, Perón, las miles de guerrillas emergiendo estériles de sus cenizas. El sueño fracasado del APRA, la demencia de Sendero Luminoso, Chávez. El auto flagelante, doloroso, eterno viaje de América Latina a ninguna parte.

Sin embargo, después de interminables décadas transitando por el camino teñido en sangre vana, gratuita, estúpidamente derramada ante el altar de Galeano, surgió el primer antídoto contra esa pestilente plaga. Durante la década de los años 80 los escritores, Carlos Alberto Montaner, Álvaro Vargas Llosa y Plino Apuyelo, publicaban la obra que derrumbaba el palacio de Galeano: “El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano.” Con el poder de su contenido, los autores no solo destruían el manicomio marxista de América Latina, le dedicaba un capítulo a refutar las falacias históricas e ideológicas contenidas en la obra de Galeano cuando la bautizaban como: “La Biblia del Idiota.”

Ante la conmoción causado por el gorila rojo y, en especial, el temor de muchos liberales de que el libro encuentre—dados los antecedentes—campo fértil en la mente de Obama para el nacimiento de un nuevo espécimen en los EU; Uno de sus autores, Álvaro Vargas Llosa, ha publicado un excelente ensayo para recordar a los países de América Latina, lo provocado por las falacias, las mentiras, los engaños que se esparcieron por la región y, desgraciadamente, aun habitan en el arsenal de nuestros líderes causa todavía de nuestro estancamiento.

Son tantos y tan contundentes los nuevos argumentos que esgrime Vargas Llosa, que dedicaremos otro escrito exclusivamente para exponerlos. Pero a manera de adelanto cito la gran afirmación incrustada de conocimiento y sabiduría expresada por esa musa literaria llamada Hugo Chávez: “Cuanta más libertad se otorga a la gente y a los negocios, se hace necesario construir más cárceles para quienes padecen los negocios.”

Lo que el Dr. Chávez ignora, es que la mayor libertad (insuficiente todavía) concedida a los negocios producto de la era globalizada, ha provocado prosperidad en las naciones pobres que han sabido aprovecharlas. En esta década, el ritmo de crecimiento económico por persona ha sido cuatro veces superior en las naciones subdesarrolladas que en las ricas.

Galeano sostiene que las relaciones entre América Latina y los países ricos han sido tan perniciosas que “todo se ha trasmutado siempre en capital norteamericano”. En verdad, durante años esa relación ha transmutado en exactamente lo opuesto: capital latinoamericano. En los últimos siete años, América Latina se ha beneficiado con 300 mil millones de dólares en transferencias netas de capital. Ingresó mucho más capital del que salió.

Los países ricos están tan molestos con el hecho de que los países pobres les exportan tanto que están pidiéndoles a sus gobiernos que los “protejan” de ellos… ¡en nombre del comercio justo! La cláusula “compre americano” en el paquete de estímulo fiscal aprobado por el Congreso norteamericano hace algunas semanas es un claro ejemplo. Estados Unidos tuvo un déficit comercial de más de $600 mil millones el año pasado. Los pobres, si se me permite remedar al hemofílico Galeano, ¡están chupándoles la sangre a los ricos!

Entonces, camaradas latinoamericanos. Aunque pretendan mantener las Venas Abiertas ¿Por qué no se cierran las braguetas y controlamos el crecimiento de la población, la hambruna, el calentamiento del planeta, la inmigración a los EU? Ah, y en especial ¿Por qué no le cierran la boca a tanto idiota?

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