Friday, October 7, 2016

EL DERECHO AL ODIO


La expulsión violenta o espasmódica de las secreciones digestivas como un mecanismo de defensa fisiológica del organismo humano produce un descanso sin igual,

La expulsión violenta o espasmódica de las secreciones digestivas como un mecanismo de defensa fisiológica del organismo humano produce un descanso sin igual, de la misma manera que las atestaciones verbales consecuencia de malestares psico-emocionales como un mecanismo de desahogo, que constituyen la causa, origen y motivación para compartir este escrito de auto reflexión y de agudas exaltaciones emocionales:  

Por Jaime Arturo Restrepo Restrepo*

Como corolario pongo de ejemplo algunas de las conductas criminales perpetradas por narco FARC durante sus más de cincuenta (50) años de existencia, conductas que constituyen crímenes de sistema y graves violaciones a los DDHH y al DIH: Masacre de la finca la Osaka, masacre del Bajo del Oso, masacre de la finca La Ceja, masacre de la finca Mapaná, masacre de la finca Nueva Antioquia, masacre de Pueblo Bello, masacre de Nueva Colonia, masacre de Rio Grande, masacre de la Chinita, masacre de Churido Pueblo, masacre de la finca Canaima, masacre de la finca el Casco, masacre de la finca Filipina, masacre de finca la Mora,  masacre de finca la Lolita, masacre de la finca Popalá, La Volqueta bomba, masacre de la finca los Kunas, masacre de la finca San Rafael, masacre del Tres, El genocidio y exterminio de Esperanza Paz y libertad, masacre de Bojayá, toma terrorista del Club el Nogal, la toma terrorista de San Francisco, masacre de los indígenas Awa en el 2009, La masacre de Puerto San Salvador en Arauca, toma terrorista de Mitú, toma terrorista de Ituango, toma terrorista de Granada Antioquia, toma terrorista de Anzoátegui Tolima, tomas terroristas a Toribio y Caldono Cauca, el reclutamiento masivo y sistemático de miles de menores campesinos, la violación y los abortos como política de ese aparato criminal organizado de poder, los miles de muertos y mutilados con sus minas antipersona, los miles de secuestrados y desaparecidos, los miles de homicidios de civiles en absoluta indefensión, los miles de policías y militares asesinados en vano por el deshonor de los Generales de la “paz” y todos los etcéteras que se puedan imaginar y los inimaginables también.



La coyuntura histórica de los acuerdos de la Habana regida por el todo se puede y todo se vale, utilizando el peso y la necesidad social del embrujo que produce la palabra “paz”, para el cumplimiento del plan estratégico de las FARC (La toma del poder), está acompañada por una campaña de asedio publicitaria a gran escala, que hace un eficaz trabajo de instrumentalización colectiva, en donde las presiones mediáticas inundan el cerebro social con ideas “romanticotalegonas” de perdón, reconciliación y amor, en favor de esos miembros de las huestes celestiales que se autodenominan FARC.

Una de las pequeñas víctimas de la Masacre de San Salvador. Las FARC quedarán impunes por ello
El analfabetismo emocional ha llegado a tal despropósito y dimensión, que hemos sido testigos de víctimas manifestando positivos sentimientos hacia sus victimarios (Síndrome de Estocolmo) y más allá de un trastorno disociativo, víctimas enmermeladas (contratos), fletadas o compradas con un tiquete a la Habana o desde Europa, para que reciten un libreto que constituye una evidente relación de complicidad para con sus victimarios. Ni hablemos de los militares que terminaron sentándose en su honor posando en fotografías con los terroristas. ¡Qué vergüenza!
El perdón es una virtud posible pero no obligatoria y solo es pertinente cuando los victimarios (FARC/ELN) manifiestan vergüenza o arrepentimiento por sus acciones criminales, cuentan la verdad integral de sus delitos, reciben un justo castigo (penas apropiadas para toda la organización político/militar), reparan a sus víctimas con su patrimonio, se obligan a no repetir sus ilícitos y cuando no revictimizan la sociedad pretendiendo gobernarla o haciendo apología de su historia criminal.
Gran frustración y encono produce el saber que esas ratas asquerosas de FARC/ELN no pagarán ni un solo día de prisión, toda vez que los culebreros de la falsa “paz” instituyeron el desuso de la justicia, de la pena retributiva intramural y ejemplar, ya que en la Habana se “negoció que las sanciones de justicia transicional en ningún caso se entenderán como cárcel o prisión, ni adopción de medidas de aseguramiento equivalentes” (Punto 60, página 40 del Borrador de Acuerdo de “Justicia”) y la desfachatez de su cántico de burla a las víctimas: “Quizás, quizás, quizás”
No habrá paz ni sosiego, si la tiranía, el absolutismo y autoritarismo de la falsa “paz” pretende imponernos territorios de reserva para terroristas y bandidos, impunidad rampante, cargos públicos para criminales de guerra y de lesa humanidad, la deconstrucción histórica que se viene con su Comisión de la mentira, el compromiso democrático e institucional y el descaro de aprobar la operación de lavado de activos más grande en la historia del continente americano.  La mal receta de los acuerdos de la Habana perpetúa la violencia y enseña que “Ser Pillo Paga”
El derecho al odio se edifica como un sentimiento muy humano, que irrumpe por la descomposición anímica que produce la ausencia de justicia, frente a unos acuerdos que pretenden canonizar al aparato de muerte con su carrusel de impunidad y con una generosa carta de navegación que pone a los terroristas en la línea para la toma estratégica del poder.

La famosa celebración de Santos frente a un partido de fútbol, en pleno sitio y a escasas horas de ocurrida una masacre por parte de las FARC
Décadas de sangre, dolor y lágrimas para los colombianos gestados por narco FARC/ELN, contaminan lo más profundo de las fibras y producen el veneno y el odio visceral que deben transformarse en autoridad y justicia material, para evitar la irritación de la “justicia” privada.
El odio, la ira y la rabia serán el bastión de justicia, que gritará a los cuatro vientos un pueblo enardecido, quien acudirá sin temor alguno de dudas ante la Corte Penal Internacional y ante la Jurisdicción Universal, en la aplicación de justicia supletoria consecuencia de la evidente impunidad negociada.
La vorágine de sangre legada por narco FARC/ELN a nuestra patria, nos hace hijos de su violencia premeditada y fratricida, luego entonces son ellos la madre de mi odio. Nunca esperen la melosería de un perdón que no se merecen, ni mucho menos sentimientos de amor y de paz que son exclusivos para mi familia y para mis compatriotas de bien. Yéndoles muy bien los perdonará la que los parió, más no Dios, porque los comunistas son ateos.
Desde el refugio de mi fuero interno anhelo una paz digna en donde los victimarios no sean tratados como hitos sociales, maestros en justicia y democracia, adalides de la moral, “defensores” de los DDHH y referentes para las generaciones venideras. Créanme que me quedo corto en epítetos, señalamientos, insultos y calificativos, pero no puedo finiquitar esta “oda” al odio sin esgrimir desde lo más profundo de mi corazón lo que siento contra los terroristas de FARC/ELN: “¡Hijos de Puta!”
*Presidente Asociación de Víctimas de la Guerrilla Terrorista.

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