Monday, October 10, 2016

El consenso irlandés

Juan Carlos Hidalgo dice que en Irlanda el consenso gira entorno a políticas de libre mercado mientras que en Costa Rica parece haber un consenso estatista.

Juan Carlos Hidalgo es Analista de Políticas Públicas para América Latina del Cato Institute.
Hace poco estuvo en el país Eamon Gilmore, ex vice primer ministro irlandés, dirigiéndose a un concurrido foro al que asistieron diputados de todos los partidos, académicos, sindicalistas y empresarios. Por muchos años el caso de Irlanda ha fascinado a nuestro establishment, no solo porque Costa Rica comparte algunas características con esa nación —población, religión, tamaño— sino también porque su salto al desarrollo se dio gracias a un gran acuerdo nacional, que es justo lo que necesitamos. ¿No?



Desde hace meses retumba la idea de un “gobierno de unidad”. Al parecer, los diversos sectores y partidos compartimos a grandes rasgos una visión de desarrollo y es por pura mezquindad que no llegamos a un acuerdo nacional à la irlandesa. No obstante, en toda esta discusión sobre consensos está quedando por fuera un pequeño detalle: ¿qué fue exactamente lo que acordaron en Irlanda?
Para averiguarlo, basta con ver la reacción que tuvo en ese país el reciente fallo de la Comisión Europea que obliga al gobierno a cobrarle $14.700 millones en impuestos a la multinacional Apple. Uno se imaginaría a los políticos en Dublín salivando ante la posibilidad de recolectar —y gastar— esa bicoca de dinero, equivalente al 6% del PIB. Sin embargo, la reacción del establishment celta ha sido de absoluto rechazo al dictamen. “No lo permitiremos”, dijo el primer ministro Enda Kenny. Un 62% de los irlandeses apoya la decisión del gobierno de no querer cobrar ese dinero.
Esta actitud se explica porque el consenso irlandés —y su éxito— radica en la implementación de políticas de libre mercado. El llamado “Tigre Celta” es la quinta economía más libre del planeta, según el último índice del Fraser Institute. Uno de los pilares fundamentales del modelo es su baja tasa de impuesto corporativo —apenas 12,5%— que ha servido para atraer inversión extranjera a raudales y, como lo pusiera hace poco The Economist, “transformar a un país de agricultores pobres en una próspera economía del conocimiento”. A pesar de la baja tasa impositiva, las empresas multinacionales generan un 14% de los ingresos fiscales, por encima del promedio del 8% de la OCDE.
Lamentablemente, si en Costa Rica hay un consenso, es uno estatista. Los proyectos de ley que gozan de amplio apoyo en la Asamblea Legislativa implican aumentar los impuestos, las regulaciones y el papel del Estado en la economía. A diferencia de Irlanda, es un acuerdo nacional que nos mantendrá en el subdesarrollo

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