Wednesday, October 26, 2016

Caída de quienes se creyeron dioses II



REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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Debido a la respuesta por a mi nota de la semana pasada, “Caída de quienes se creyeron dioses”, considero interesante comentar cada uno de los experimentos citados por el Sr. del Pino, que tanto han afectado el desarrollo de la humanidad, e iniciamos con la democracia.

El nacimiento de EU como nación, ha sido algo verdaderamente admirable. Los padres fundadores, repudiando los sistemas autocráticos de Europa, procedieron a establecer un esquema de libertad en el cual, la gente tuviera elementos para controlar al gobierno, protegiendo los derechos individuales. Las pinceladas finas fueron para evitar caer en los vicios europeos, en donde el poder residía en las monarquías, las iglesias y los ejércitos. El nuevo país debería ser una “República Comercial”, no una democracia.

 
Los padres fundadores no simpatizaban con la democracia y, por ello, en ningún documento que le diera vida a la nación, aparece esa palabra, democracia. Jefferson la describía así: “Democracia no es más que el mandato de la plebe, donde una mayoría de 51% se da a la tarea de infringir los derechos de la minoría del 49%”. Madison advertía en el congreso continental: “Las democracias siempre han sido espectáculos de turbulencia, son incompatibles con la seguridad personal y los derechos de propiedad; han tendido corta vida y han muerto violentamente.”
Los Padres Fundadores le tenían un gran temor a la tiranía de las mayorías y, por eso, se aseguraron que la Constitución fuera un documento "para gobernar al Estado, no a la gente". Al inicio de los EU, eran muy pocos lo que tenían derecho a votar. No consideraban justo que el voto de los que pagaban impuestos, tuviera igual valor de los que recibían beneficios sin pagar.
Los creadores de la constitución pensaban que el propósito del Estado, era asegurar la trilogía de derechos de John Locke: el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Todos escribieron de manera elocuente sobre esos derechos. Sobre la propiedad, John Adams escribía: “Al momento en que la idea es admitida en la sociedad, de que la propiedad no es tan sagrada como las leyes de Dios, y no hay una fuerza de Derecho que la proteja, se inicia la anarquía y la tiranía”.
La Constitución fue diseñada para promover la causa de la libertad, no de la democracia. Para lograr eso, protegía los derechos de los individuos frente a las transgresiones del Estado, pero también de sus conciudadanos. Con ese propósito establecía reglas claras y ejecutables que salvaguardaran esos derechos. Como estrategia, las funciones y el  tamaño del Estado fueron agresivamente limitados. La libertad económica, requisito base para el crecimiento y la prosperidad, fue consagrada como uno de los objetivos supremos.
La Constitución sería un documento de procedimientos, que indicara quién o quiénes deberían ejercer el poder y cómo lo deberían ejercer. Con gran asertividad resaltaba la separación de poderes y los pesos y contrapesos del sistema. No se trataba de una fórmula para practicar ingeniería social, sino un escudo para proteger a la gente del Estado. En pocas palabras, fue diseñada para gobernar y controlar al Estado, no a la gente.
La Carta de Derechos (Bill of Rights) establecía esos derechos frente a violaciones por parte del Estado. Lo único que los ciudadanos podían demandar del Estado, listado en la Carta de Derechos, era un juicio con un jurado. El resto eran las protecciones frente a ese Estado. Durante más de un siglo la propiedad privada, los contratos y el libre comercio doméstico e internacional, fueron sagrados. La responsabilidad y el tamaño del Estado permanecieron sumamente restringidos. Todo consistente con el concepto de libertad.
Sin embargo, a partir de la guerra de secesión en 1861, el sabio esquema de los fundadores iniciaba su derrumbe. Dicen que la historia la escriben los victoriosos, y es el caso de los EU. El venerado Lincoln, al asumir la presidencia, iniciaba un proceso similar al de Santana en Mexico, concentrando el poder en el ejecutivo a su cargo. Los estados del sur, tan  autónomos como las colonias originales lo fueran frente a Inglaterra, se rebelaban y se iniciaba la carnicería que costara casi un millón de vidas. La abolición de la esclavitud, no fue la verdadera causa de la guerra. Al disiparse el humo de la metralla, los EU eran menos libres. De esa forma se inicia el lento derrumbe republicano.
Pero ¿Cuál es la diferencia entre república y democracia?
La República es un gobierno representativo regido por la ley. Democracia es el gobierno colectivo de las masas y es regido por eso; las masas. La República reconoce los derechos individuales e inalienables protegidos por un gobierno pequeño y acotado, mientras que, la democracia sólo le preocupa las necesidades de las masas, formando la burocracia profesional que, arropando a la gente con regulaciones, venden caro sus favores. Por eso, durante los últimos 50 años, las organizaciones que más han crecido a nivel mundial, son las burocracias de los gobiernos.

En la República legislar requiere aprobación de las tres ramas del gobierno, la Suprema Corte y jurados individuales. En democracia es un proceso de aprobación de parte de esa mayoría a través de encuestas, referéndums y manifestaciones. La democracia se autodestruye cuando las mayorías improductivas, se dan cuenta que tienen el poder para votar y recibir sus golosinas, de parte de la minoría productiva. Por eso eligen candidatos que prometan el círculo vicioso, impuestos—gastos, para el reparto de los dulces.

En los primeros cien años de vida de los EU, bajo el esquema republicano se convertía en el país más rico y poderoso del mundo. Algo que a Inglaterra le había tomado casi mil años. Al inicio del siglo 20, el país no tenía deuda, los ciudadanos pagaban impuestos insignificantes, el dinero era privado. La gente era libre y fue lo que describiera Toqueville en su famoso libro.
Sin embargo, en Primera Guerra Mundial surge una ruptura violenta con el espíritu de la Constitución. Los derechos de propiedad fueron violados a gran escala. Hubo nacionalizaciones de ferrocarriles, telefonía, telegrafía y de las embarcaciones navales. Más de 100 fábricas fueron expropiadas. El presidente Wilson logró todo esto con los poderes de emergencia que el Congreso le concedió en 1916. Se iniciaba la segunda etapa para el derrumbe del concepto republicano.
En esos momentos se demostraba lo afirmado por JD Davison. Comunismo y democracia tienen mucho en común, ambos, sin control, facilitan la apropiación de recursos para el gobierno. La diferencia fue que el Estado Democrático de Bienestar, le surte a ese estado mucho más recursos que los sistemas socialistas. Así arribamos al siglo 21 y a un EU diferente. Un país ahogándose en deuda, sin crecimiento económico, con una constitución en harapos, gran parte de la población improductiva y dependiendo del gobierno y, sobre todo, a punto de continuar su derrumbe cuando las masas se preparan para, “democráticamente”,  elegir a su nuevo amo.

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