Thursday, September 8, 2016

Cómo los bancos centrales están sangrando a la clase media

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Los estados occidentales del bienestar conocen muchas maneras de librarse de su enorme deuda soberana, con un gran coste para sus ciudadanos. Una vez se hace insoportable la carga de la deuda, el gobierno sencillamente reforma la moneda. Entonces la deuda pública se “ajusta” a la riqueza privada de los ciudadanos. En ese momento los ciudadanos advierten que su deuda pública soberano es su propia deuda.
Pero el gobierno no siempre necesita el uso de estos tortuosos dispositivos. Son posibles vías más sutiles, como la represión financiera.



¿Qué es la represión financiera?

“Represión financiera” describe una serie de herramientas con las que el gobierno puede intervenir en el mercado y mantener artificialmente bajos sus costes de refinanciación (el interés sobre su deuda). Como consecuencia, ahorradores e inversores están sufriendo tipos negativos reales de interés, porque los tipos nominales de interés están por debajo de la tasa de inflación. La diferencia matemática entre el tipo nominal de interés de los ahorradores y la tasa de inflación es la pérdida de riqueza, la tasa a la cual ahorradores e inversores se ven obligados a contribuir a la financiación de la deuda de sus gobiernos.
Bajo circunstancias normales, cantidades crecientes de deuda pública causaría un aumento en los tipos de interés. Pero debido a los tipos de interés obligados artificialmente bajos, el gobierno solo necesita un pequeño crecimiento nominal para librarse lentamente de su deuda (a costa de ahorradores e inversores). Utilizando la represión financiera, la riqueza se redistribuya de una manera encubierta: lejos de ahorradores e inversores y en dirección al gobierno.
Los tipos negativos reales de interés son causados, entre otras cosas, por las políticas de bajos tipos de interés ordenadas políticamente por los bancos centrales desde la crisis de la deuda soberana y las acciones para salvar al euro. Al mismo tiempo, el dinero de los inversores fluye de los países de la crisis hacia aquellos estados que son (todavía) considerados como seguros, lo que hace que los tipos de interés sobre el dinero disminuyan aún más.
La afirmación habitual de que los tipos bajos de interés están revitalizando el crecimiento y el ciclo económico se ha demostrado equivocada en la realidad.

Ahorradores e inversores están perdiendo esta batalla

Ahora mismo, ahorradores inversores de todo el mundo están perdiendo más de cien mil millones de euros al año porque las tasas de inflación exceden los tipos de interés en muchos países. 23 países están ahora mismo sufriendo tipos reales negativos de interés. Solo los ahorradores alemanes están perdiendo aproximadamente 14 mil millones de euros al año al usar dinero en cuentas de mercado, de giro y de ahorro. Esto se muestra en cálculos del Frankfurt Dekabank y el Institut der Deutschen Wirtschaft (IW).
En el caso contrario, cuando el ciudadano debe dinero (de impuestos) al gobierno, los tipos de interés actualmente bajos no están desempeñando ningún papel. El estado emisor de bonos sigue reclamando un 6% anual, y con un riesgo considerablemente bajo, porque, al contrario que los prestamistas privados, el gobierno puede incautarse de la propiedad del deudor al momento.

La clase media está sufriendo

La represión financiera (también llamada “impuesto a las cuentas de ahorro para superar la crisis”) actualmente está golpeando a la clase media mucho más duro que a los verdaderamente ricos, porque las presiones de la clase media (seguro de vida, planes de ahorro) están sufriendo en particular. Los sistemas de seguro de pensiones financiados se han hecho poco atractivos, porque los ahorradores ya no encuentran inversiones que proporcionen tasas sustanciales de retorno. El problema que ya existe hoy con las pensiones de pago inmediato ya no puede resolverse por medio de planes privados de pensiones. Los tipos de interés y los tipos de interés compuesto son tan bajos que ya no contribuyen tanto a la acumulación de capital como, por ejemplo, se preveía cuando se introdujo en Alemania la “pensión Riester”. En ese caso ni siquiera las subvenciones públicas a las pensiones Riester son útiles. Así que existe un agujero masivo de provisiones.

Golpe duro a los planes de pensiones

Si el periodo de tipos bajos de interés continúa durante mucho tiempo, algunas compañías aseguradoras empezarán a tener problemas de liquidez por (estar obligadas a) tener más del 60% de sus inversiones en renta fija. Esto significa que los dividendos derivados de la distribución de beneficios se hacen más bajos. Aproximadamente 40 millones de familias en Alemania se verán afectados por un declive en los dividendos. Los clientes deben continuar esperando menores grados de participación de los beneficios y bajos rendimientos que seguirán siendo bajos. En Alemania, la diferencia entre el rendimiento generado por las empresas aseguradoras y el tipo de interés garantizado está, de media, en un mero 0,4%. Esto plantea la pregunta: ¿Cuántas empresas de seguros de vida tienen recursos financieros suficientes para sobrevivir este periodo de bajos tipos netos de interés sobre sus inversiones de capital? El sector de seguro de vida no es el único que sufre: los fondos de pensiones también se ven afectados. El capital riesgo de las empresas de seguros de vida, que es necesario para superar las fluctuaciones en ingresos, ha disminuido hasta el 60% en años recientes.
Así que las empresas de seguros y sus clientes sufren por una situación del mercado de capitales que está dirigida por “intereses políticos”. Los tipos de interés se mantienen artificialmente bajos, porque, en caso contrario, países dentro de la Unión Monetaria Europea empezarían a no ser ya capaces de atender los pagos de intereses sobre su enorme deuda soberana y tendrían por tanto que declarar su quiebra. Hasta ahora, estos tipos bajos de interés fuera del mercado tienen un objetivo en mente: el retraso de la quiebra gubernamental.

La política de tipos negativos de interés y la prohibición del efectivo

Entretanto, el Banco Central Europeo (BCE) reclama pagos de tipos de interés a los bancos que depositan ahí su dinero. Los mercados esperan que pronto los bancos comerciales también empiecen a reclamar intereses a sus clientes (personas físicas y jurídicas) sobre sus depósitos, es decir, que se introduzcan tipos negativos de interés.
Para impedir que los clientes del banco eviten esas medidas retirando su dinero y almacenándolo en sus casas, el gobierno está planeando al mismo tiempo medidas para restringir el uso de efectivo (e incluso prohibir completamente el efectivo). Así, como primer paso, está prohibido el uso de efectivo en transacciones mayores de 4.000€. Oficialmente, las políticas de restricción del efectivo se están justificando por la supuesta lucha contra la delincuencia del mercado negro y la lucha contra la financiación del terrorismo. Sin embargo, las verdaderas razones son evidentes.

Una visión del futuro: Recesión

Desde una perspectiva económica, los tipos de interés artificialmente bajos llevan a una mala asignación del dinero hacia inversiones que no habrían sido rentables bajo circunstancias normales del mercado, sino el resultado una amenazante recesión más grave en el futuro. Por encima de eso: los tipos de interés que sean más bajos que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) no pueden ser sostenibles durante mucho tiempo. Al final, a pesar de las medidas de represión financiera, cabe esperar que se acabe produciendo un “recorte en la propiedad”. Según un informe de seguimiento fiscal del FMI de octubre de 2013, se calculaba un “recorte en la propiedad” alemán recomendado del 11%. La agencia de consultoría internacional Boston Consulting Group incluso espera un “recorte en la propiedad” necesario del 25%. Como la deuda soberana aumentado drásticamente desde entonces, los expertos ya están esperando un “recorte de la deuda” de al menos un 35%. Pero incluso aplicando estas medidas, Alemania, en términos relativos a la nación más estable de la Unión Monetaria Europea, solo llegaría al nivel de deuda de principios de la década de 1990.
Lenta pero inexorablemente, la enorme deuda soberana está ahogando los estados europeos del bienestar. Solo serán capaces de eliminar su deuda a costa de sus ciudadanos

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