Thursday, August 4, 2016

El día que Batman salvó a Mises

Batman
En 1998, DC Comics publicó una tira de comics escrita por Paul Pope en el que se narran las historias de Batman ambientadas en otros mundos. De aquí surge el Batman de Berlin (The Berlin Batman como se titula la historia) en el que nuestro héroe deja de ser el señor Bruce Wayne para convertirse en Herr Baruch Wane, un judío de altas esferas que vive en la Alemania nazi y que cuenta con la ayuda de Robin, su, en este caso, atractiva secretaria.
En la historia, el comisario de policía Garten avisa al señor Wane de que el partido nacionalsocialista alemán, el partido nazi, está planeando confiscar la biblioteca particular del economista austríaco Ludwig von Mises, debido a que tenían la sospecha de que éste estaba escribiendo en contra de las políticas del partido.


Nada más lejos de la realidad, Mises estaba escribiendo por aquel entonces, la que muchos consideran su obra predilecta, la acción humana. En ella, y por hacer una breve introducción, Mises defiende la acción individual del hombre como medio para conseguir uno o varios fines, y sabiendo que los medios son, por naturaleza, escasos, se hace necesaria la colaboración entre personas para mejorar la eficiencia del sistema y volver los fines más satisfactorios o accesibles a más personas.
Mises defendía la libertad de cualquier hombre para decidir qué fin quería satisfacer o conseguir, y criticaba la intromisión estatal en los factores productivos nacionales. Por esta razón, reprendía cómo el partido nacional socialista obrero alemán se adjudicaba la propiedad de los medios productivos del país, arrebatándoselo a sus legítimos propietarios privados, de manera que pudiesen decidir qué producir, cuándo hacerlo y en qué cantidad.
La lógica de las políticas nazis, al igual que las políticas socialistas, reside en la defensa del bien común por encima de cualquier cosa, lo cual implica que la propiedad individual es tan solo un medio para lograr los fines colectivos y nacionales, y por ende, debe ser propiedad del gobierno.
Siguiendo el argumento del comic, el comisario Garten, ya en casa de Baruch Wane, le advierte a éste de que el gobierno nazi está vigilando la nueva obra de Mises con el objetivo de “mantener las ideas populares lejos del alcance del pueblo”. Ante esto, Wane decide enfundarse su traje de, en esta historia, demonio rojo – no sabemos si por alusión al comunismo – y acudir a la estación de trenes de Berlín, dónde los nazis están catalogando las obras de Ludwig von Mises para decidir cuáles de ellas deben ser censuradas y destruidas.
El resultado – spoilers aparte- es de esperar, nuestro héroe consigue acabar con los nazis y salvar la biblioteca particular de Mises, biblioteca que por otra parte sí que fue confiscada en la historia real por el ejército soviético y que no se recuperó hasta 1996.
Personalmente me quedo con las últimas palabras de esta historia que resumen y combinan a la perfección la relación que este Batman de Berlín y el liberalismo mantienen:
“Las ideas anti-autoritarias de von Mises fueron primero una amenaza para los nazis, luego para los soviéticos y para todos los crecientes gobiernos regulatorios en nuestros tiempos. Él fue contra el socialismo en todas sus formas. Fue un defensor de la libertad individual, libertad de palabra y de pensamiento, y así, debo agregar, fue el Batman de Berlín”.

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