Thursday, July 7, 2016

Dólar fuerte, mundo débil

Macario Schettino

El fortalecimiento del dólar, producto del temor de los grandes capitales a los problemas financieros en China y el estancamiento en Europa, es equivalente a la debilidad de todas las cosas que se cotizan en la moneda estadounidense. Muchas divisas, incluyendo el peso, y muchos bienes primarios, incluyendo el petróleo.

Acá en México nos fijamos nada más en esas dos cosas, peso y petróleo, por justificadas razones. Desde fines de los setenta, esos dos indicadores explicaban el funcionamiento de nuestra economía. No lo hacen desde mediados de los noventa, pero eso parece que todavía no se aprende (es que uno aprende de los golpes, como en 76, 82, 86 y 94, y no de las buenas épocas).



Por eso llevamos dos años pensando que la depreciación del peso se trasladará rápidamente a inflación, aunque no ha ocurrido. Resulta que muchas de las cosas que importamos, y se cotizan en dólares, han bajado de precio al mismo ritmo, o más, del que se ha depreciado el peso, de forma que, al final, no modifican su precio en moneda nacional. No es que no tengan impacto, pero ha sido menor de lo tradicional. Ya empieza a notarse mucho en los precios al productor, y antes de que se traslade a los precios que usted enfrenta, el Banco de México ha empezado a actuar. Pero de eso le platico después.

Lo que es interesante ver primero es cómo el fortalecimiento del dólar ha originado una desaceleración en Estados Unidos. Si su moneda es más fuerte, pueden comprar más, pero pueden vender menos. Y dado el funcionamiento global de la economía, si uno vende menos, acaba comprando menos, aunque los precios sean menores. Nomás porque no hay con qué. Como ayer comentábamos, el momento de cambio es el segundo semestre de 2014. En octubre de ese mes, Estados Unidos alcanza su máximo en exportaciones, 200 mil millones de dólares. De ahí empieza la caída, y en los primeros meses de 2016 anda en 180 mil millones. Una caída de 10 por ciento en sus ventas, que se refleja en un ajuste similar en sus compras, que pasan de 241 mil a 220 mil millones de dólares mensuales.

La actividad industrial de Estados Unidos cae al mismo tiempo. Crecía cerca de 4.0 por ciento anual en octubre de 2014, ahora promedia menos 2.0 por ciento. Y nuestra industria se mueve parecido. La verdad, no nos ha ido tan mal: en el período mencionado, China ha dejado de exportar a Estados Unidos 10 mil millones de dólares mensuales y Canadá 20 mil millones, con lo que ya es el tercer exportador a ese país. Nosotros pasamos al segundo lugar, porque nuestras exportaciones casi se mantienen. Pasamos de 82 a 81 mil millones de dólares mensuales. En parte, porque nuestra moneda se ha ajustado más que las de los otros países y la ventaja en precio algo ha ayudado.

En parte, porque se trata de una industria integrada.

Hace unas semanas le comentaba que me preocupaba una posible recesión en Estados Unidos. No parece que eso vaya a ocurrir, porque aunque la industria está por los suelos, las demás variables relevantes (ventas, ingreso, empleo) aunque están creciendo menos, siguen en terreno positivo. En México los indicadores cíclicos parecen ya apuntar claramente a una recesión, pero cuando los ve uno con detalle, resulta que se trata del mismo fenómeno que vemos en Estados Unidos: caen importaciones, cae industria, y en nuestro caso, el peso se deprecia. Pero lo demás, aunque crece menos, sigue en terreno positivo, incluso muy positivo, como las ventas y el empleo.

Todo esto, para ponerle contexto al alza en tasa de interés del
Banco de México. Mañana.

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