Wednesday, June 15, 2016

¿Quién le ha hecho más bien a la humanidad, Bill Gates o la Madre Teresa?

“A los hombres les han enseñado que la mayor virtud no es crear, sino dar. Pero no se puede dar lo que no ha sido creado”. — Ayn Rand
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¿Quién le ha hecho un mayor bien a la humanidad, Bill Gates o la Madre Teresa? Si pudieses decidir, ¿en qué sociedad preferirías vivir, en una sociedad de Bill Gateses o en una de Madres Teresas? ¿Cómo imaginas que sería tu vida en cada caso?
Piensa. ¿Qué necesitas tú para vivir? ¿Cuáles son los requirimientos básicos de tu supervivencia?
[Todas las citas son de Ayn Rand]
“Nada nos es dado en la Tierra. Todo lo que necesitamos debe ser producido. Y aquí el ser humano afronta su alternativa básica, la de que puede sobrevivir en sólo una de dos formas: por el trabajo autónomo de su propia mente, o como un parásito alimentado por las mentes de los demás. El creador es original. El parásito es dependiente. El creador enfrenta la naturaleza a solas. El parásito enfrenta la naturaleza a través de un intermediario.”


¿Sería tu vida más rica, más larga, más feliz, si estuvieras rodeado de personas creativas, inteligentes, productivas… o si vivieras en un mundo de parásitos que lo único que hacen es quitarle a quienes producen para darle a quienes no producen?
“El problema de la producción, te dicen, ha sido resuelto y no merece más estudio ni atención; el único problema que queda para que tus “reflejos” lo resuelvan es ahora el problema de la distribución. ¿Quién resolvió el problema de la producción? La humanidad, responden. ¿Cuál fue la solución? Los bienes están aquí. ¿Cómo llegaron hasta aquí? De alguna forma. ¿Qué lo causó? Nada tiene causas.”
¿Qué sería de ti sin individuos como Bill Gates, sin los hombres de la mente, sin productores?
“…colócate en cualquier terreno desierto en un paraje inexplorado por los hombres y pregúntate qué forma de supervivencia podrías lograr y cuánto tiempo durarías si te negaras a pensar, sin nadie a tu alrededor para enseñarte lo que hacer; o, si decidieras pensar, cuánto tu mente sería capaz de descubrir – pregúntate a cuántas conclusiones independientes has llegado en el transcurso de tu vida y cuánto tiempo has dedicado a realizar las acciones que aprendiste de otros – pregúntate si serías capaz de descubrir cómo arar la tierra y producir tu alimento, si serías capaz de inventar una rueda, una palanca, una bobina de inducción, un generador o un tubo electrónico – y entonces decide si los hombres competentes son explotadores que viven del fruto de tu trabajo y te roban la riqueza que tú produces, y si te atreves a creer que posees el poder de esclavizarlos. Que tus mujeres le echen un vistazo a una hembra en la jungla, de rostro arrugado y senos pendulantes, allí sentada machacando harina en un cuenco hora tras hora, siglo tras siglo – y entonces que se pregunten si su “instinto de hacer herramientas” les proporcionará frigoríficos, lavadoras y televisores, y si no, si les interesa destruir a quienes proporcionaron todo eso…”
¿Te has preguntado qué premisas has aceptado, y qué ideas son las que están destruyendo el mundo sin que te des cuenta?
“Ellos proclaman que cada hombre que nace tiene derecho a existir sin trabajar y, no importando que estén siendo contrariadas las leyes de la realidad, tiene derecho a recibir su “sustento mínimo” – su comida, su vestimenta, su techo – sin esfuerzo de su parte, como su derecho de nacimiento. ¿Recibirlo – de quién? Evasión. Cada hombre, anuncian, es dueño de una parte proporcional de los beneficios tecnológicos creados en el mundo. ¿Creados – por quién? Evasión.”
¿Qué moralidad ensalza a los parásitos, considerándolos héroes y bienhechores de la humanidad, mientras condena y esclaviza a los que realmente te mantienen vivo, llamándolos malvados y “egoístas”?
“Esa, la más vil de las criaturas – el doble parásito que vive de las llagas del pobre y de la sangre del rico – es lo que los hombres han llegado a considerar un ideal moral.”
Esa es la moralidad que muchos millonarios en el mundo han aceptado implícitamente. Hasta el propio Bill Gates, el arquetipo de self-made-man, el productor “par excellence”, está infectado por una moralidad que le hace sentirse culpable por producir, por crear puestos de trabajo, por hacer más eficientes a millones de personas. Todos ellos han aceptado una moralidad que predica que lo moral no es producir sino “dar”.
“A los hombres les han enseñado que la mayor virtud no es crear, sino dar. Pero no se puede dar lo que no ha sido creado”.

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